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jueves, 23 de septiembre de 2010

Plaza del Dos de Mayo: piscina por pelotas



En la Noche en Blanco de Madrid, uno de los espectáculos que pudimos observar fue ver convertida la Plaza del Dos de Mayo, en piscina de pelotas.

















Artículos relacionados con la Plaza del Dos de Mayo

Plaza del Dos de Mayo I: el antes

Plaza del Dos de Mayo II: el después

Plaza del Dos de Mayo III: Monumento a Daoíz y Velarde

martes, 21 de septiembre de 2010

Fuente de la Cibeles



La Fuente de la Cibeles, representa a la fecunda deidad, hija del cielo y de la tierra y hermana de Saturno. La diosa tiene una corona mural y está reclinada en el carro del que tiran dos leones. El diseño fue de Ventura Rodríguez, y es la primera de las tres fuentes monumentales que proyectó para el Salón del Prado, a instancias del rey Carlos III. Está construida con mármol de Montesclaros (Toledo) y piedra de Redueña (Madrid), por Francisco Gutiérrez, que hizo la estatua de la diosa, Roberto Michel, que labró los leones y Miguel Ximénez el que la adornó.
La Fuente estuvo en sus orígenes, situada junto al Palacio de Buenavista, y mirando a la de Neptuno y en aquéllos momentos, la Plaza donde está ubicada, se llamó "Plaza de Madrid".


La Fuente de Cibeles en su ubicación original al lado del Palacio de Buenavista



En aquellos momentos la Fuente estaba a un lado de la Plaza y mirando hacia Neptuno



Habría que esperar hasta 1900, para que el nombre se cambiara a "Plaza de Castelar". Lo curioso de esta Plaza, que muchos no conocen, es que de los cuatro edificios que la forman, cada uno pertenece a un barrio distinto.

El proyecto se realizó entre 1777 y 1782, y la Fuente estaba destinada para los jardines del Palacio de la Granja de San Ildefonso en Segovia, pero una vez que se empezó a remodelar el Salón del Prado, la Fuente fue colocada en la Plaza, aunque no empezó a funcionar hasta 1792. Durante más de 100 años, la Cibeles estuvo ubicada junto al Palacio de Buenavista y mirando a Neptuno, hasta que en 1895, en medio de una gran polémica entre el Ayuntamiento y las Bellas Artes de San Fernando, la Fuente fue trasladada al centro de la Plaza.

La Fuente en su ubicación definitiva, mirando hacia Alcalá y en el centro de la Plaza








Pero pasemos a describir un poco la Fuente:



La diosa está sentada en un carro sobre unas rocas, que se elevan en medio de un pilón redondo. Lleva en sus manos un cetro y una llave y en el pedestal hay un mascarón que eleva agua por encima de los leones, hasta llegar al pilón. También hay una rana y una culebra que muy pocos conocen. Los dos leones que tiran del carro, representan a personajes mitológicos: Hipómenes y Atalanta, convertidos en leones de piedra por Zeus, que les pilló haciendo el amor en uno de sus templos, y por eso, Cibeles los puso a tirar de su carro para mantenerlos siempre juntos. Otra leyenda cuenta que fue la propia Cibeles quién les convirtió en leones de piedra por haber hecho el amor en uno de los templos sagrados de la diosa.




La Fuente de Cibeles, la conocemos hoy como un monumento artístico, pero en sus comienzos, fue de utilidad para los madrileños, ya que tenía dos caños de los que se podía coger agua hasta 1862. En uno de ellos, los aguadores oficiales y del otro, todo el público. Del pilón bebían los caballos. Además, hemos de comentar, que eran de muy difícil acceso para recoger el agua, ya que los caños se encontraban donde hoy en día están los surtidores y por eso el Ayuntamiento decidió cambiar los caños, por dos figuras simbólicas que representaban un oso y un lagarto mitológico (grifo), que además se colocaron mucho más accesibles para el público.
En 1895, cuando se la situó en el centro de la Plaza, se le puso una verja alrededor para evitar el acceso a la fuente, subiéndola de altura. La verja duró poco tiempo y se volvió a quitar. En aquél momento, la mayoría de la gente ya tenía agua potable en sus casas y la función que daba la Fuente, no tenía utilidad, con lo cual se aprovechó para quitar el oso y el grifo. Fue el momento en que se le añadieron los famosos "Amorcillos" en la trasera de la Fuente, por los escultores Miguel Ángel Trilles y Antonio Parera. Uno sujeta una ánfora que echa agua y el otro una caracola.





A mediados del siglo XX, la fuente fue remodelada de nuevo, momento en que se la añadieron nuevos surtidores, cascadas y la iluminación nocturna.






El 18 de Junio de 1986, Emilio Butragueño, jugador del Real Madrid, marcó cuatro goles en la Copa Mundial de Fútbol de 1986 en México, cuando jugaba contra Dinamarca en la eliminatoria de octavos de final. Decenas de personas se concentraron a los pies de la diosa Cibeles, y estando muy cerca las elecciones generales que se celebrarían ese año, se oyeron los gritos de "oa, oa, oa... Butragueño a la Moncloa". Fue el comienzo de la tradición de que el Real Madrid, celebrara sus victorias y sus títulos en la diosa Cibeles, que ya va para 24 años. Al principio todo el mundo se encaramaba a la Fuente, pero hace ya algunos años, que solamente el capitán del equipo, subirá a poner la bufanda a la diosa, mediante una pasarela. Esto está firmado en un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Real Madrid.
También hemos de comentar, que la diosa ha sido víctima de la barbarie callejera, y en dos ocasiones, le mutilaron y robaron una mano. La primera vez apareció, pero la segunda, hubo que construir una nueva que ya no es la original.

La Diosa Cibeles sigue ahí, en mitad de la Plaza que lleva su nombre desde después de la guerra, y mirando hacia Sol, donde empiezan todos los caminos de Madrid. Rodeada de cuatro magníficos edificios representativos de la ciudad, como son, el Palacio de Buenavista (cuartel General del Ejército), el Banco de España, el Palacio de Linares (Casa de América) y el Palacio de Correos y Comunicaciones (Ayuntamiento de Madrid), (edificios que iremos viendo uno a uno en otros artículos en este blog) y muy cerca de sus colegas Apolo y Neptuno. La Cibeles ha sido, es y será... uno de los grandes símbolos de Madrid.




La Fuente resguardada durante la guerra, para su protección








Fuente de las fotos antiguas: VIEJO-MADRID Y URBANITY

sábado, 11 de septiembre de 2010

Monumento ecuestre a Felipe III



En 1847, gracias a la intervención de Mesonero Romanos, la Plaza Mayor se ornó en su centro con la estatua de Felipe III, obra del siglo XVII, de los escultores Juan de Bolonia y Pietro Tacca, antes instalada, desde 1616, en la entrada de la Casa de Campo. La estatua tiene la siguiente leyenda: "La reina doña Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta Plaza Mayor. Año de 1848".


Fue regalada al monarca por el gran duque de Florencia, Cosme de Médicis y traída a España desde Florencia por Antonio Guidi, cuñado de Tacca.



Estatua de Felipe III, obra del siglo XVII realizada por Juan de Bolonia y Pietro Tacca

sábado, 21 de agosto de 2010

Obelisco a los héroes del dos de mayo



Estamos ante uno de los monumentos más olvidados y desconocidos de Madrid. Es curioso que este mismo monumento levantado en cualquier otra ciudad europea, sería centro de atención por parte de los turistas y vecinos, pero en la nuestra, además de desconocido, por si fuera poco, lo tenemos escondido dentro de un pequeño jardín entre unos frondosos árboles que no le dejan lucirse, (el mismo problema que tiene el Museo del Prado, que manía en esta ciudad de poner árboles delante de monumentos y donde tiene que haberlos, los quitan) una reja lo circunda, con lo cual, la única forma de verlo es rodeando la verja, para llegar al punto de partida, que ni siquiera desde la verja es posible contemplarlo en todo su esplendor.
En este mismo lugar, que hoy es la Plaza de la Lealtad, el general encargado de las tropas francesas, Joachim Murat, mandó fusilar a 48 madrileños. Fueron días muy difíciles para nuestra ciudad. Durante el 2 y el 3 de mayo, las tropas francesas se cebaron con el pueblo que se había levantado contra el ejército francés.
El monumento consta de una base, donde alberga una urna de piedra, donde reposan las cenizas de los madrileños fusilados, entre los que se encuentran Daoíz y Velarde, héroes de aquel levantamiento, por haber defendido el Cuartel de Monteleón, del que hablaremos cuando lleguemos al artículo de Malasaña.





Sobre el cuerpo de la base y a continuación de un medallón con las efigies de los mencionados Daoíz y Velarde, se encuentra otro cuerpo con esculturas que modeló el escultor Esteban de Ágreda y que representan la Constancia (Francisco Elías), el Valor (José Tomás), la Virtud (Sabino Medina) y el Patriotismo (Francisco Pérez).




y encima de todo ello, nos encontramos con el obelisco del cual no os puedo dar su altura, ya que según he leído en varios sitios, unos dicen que mide 29 metros, algunos que 34 y otros que 46, así que mientras no me coja un metro y vaya un día a medirlo, lo único que os puedo decir, es que está construido de granito común azulado de las canteras de Alpedrete, granito de color teja de Hoyo del Manzanares y piedra blanca de las canteras de Colmenar y que fue un proyecto con concurso público y suscripción popular, donde incluso trabajaron madrileños de calle anónimos, y que ganó el arquitecto Isidro González Velázquez, el cual presentó dos proyectos fuera de plazo, y que el primero se trataba de una pirámide y el segundo, este que ganó, con un obelisco.





En 1821 se colocó la primera piedra, pero por la vuelta de absolutismo a Madrid, se paró hasta que en 1836 se reemplende, inaugurado como no podía ser de otra forma, el 2 de mayo de 1840. En 1985, tras su restauración, el Rey Juan Carlos I reinauguró de nuevo el monumento y pasó a llamarse "Monumento a los caídos por España", colocándose una llama de gas que no se apaga nunca (salvo a principio de la década de los 90, cuando un corte de suministro al Ministerio de Defensa que estaba con déficit presupuestario, dejó sin combustible el monumento) y que así se equiparaba a otros monumentos en el mundo, donde se refleja la tumba al soldado desconocido. Comentaros también, que junto a este monumento, se encuentra el madroño más grande de la ciudad, del que hablaremos en otro artículo cuando nos refiramos a los madroños de Madrid.

martes, 3 de agosto de 2010

El Oso y el Madroño



La estatua es obra del escultor Antonio Navarro Santafé (1906-1983) y se inauguró en 1967. Fue promovida por la sección de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que quiso representar monumentalmente los principales símbolos heráldicos de la ciudad.

La primera aparición de un oso rampante y de un madroño frutado en el escudo de la villa se sitúa en el siglo XIII. Con anterioridad, las armas incorporaban únicamente a un oso en actitud pasante, sustituido a partir del citado siglo por las dos actuales figuras.
Con este cambio se quiso simbolizar la resolución adoptada por el municipio y el Cabildo de Curas y Beneficiarios, tras un largo litigio por el control de los pastos y árboles de las tierras madrileñas. Según este acuerdo, los primeros pasaron a ser propiedad del Cabildo y los segundos del concejo. De ahí que se modificasen las armas, con la inclusión de un madroño y de una nueva postura para el oso, erguiéndose sobre el árbol.
La escultura siempre ha estado en la Puerta del Sol, aunque con dos ubicaciones diferentes dentro de la plaza. Hasta 1986 estuvo situada en el lado occidental de la misma, en las inmediaciones del edificio que se levanta entre la calle de Alcalá y la Carrera de san Jerónimo. En ese año fue trasladada al inicio de la calle del Carmen, en el contexto de las obras de reforma y remodelación de la plaza impulsadas por el alcalde Enrique Tierno Galván. En septiembre de 2009, con la renovación integral de la plaza promovida por Alberto Ruiz-Gallardón, ha vuelto a su emplazamiento original. Ahora será un lío cuando la gente quede en él, ya que el oso y el madroño ha servido como sitio donde citarse a generaciones enteras.

La estatua del oso y del madroño está realizada en piedra y bronce. Pesa aproximadamente 20 toneladas y mide 4 m de altura. Descansa sobre un pedestal cúbico escalonado, hecho en granito.

Representa de forma realista las armas heráldicas de Madrid, con el madroño superando en altura al oso y éste apoyando sus manos sobre el tronco y dirigiendo sus fauces hacia uno de los frutos.

Textos: wikipedia
Fotos: Bélok


El Oso y el Madroño en la Puerta del Sol, al comienzo de la calle de Alcalá, su nueva ubicación

martes, 6 de julio de 2010

Casa Gallardo



La Casa Gallardo situado también en la plaza de España, esquina con Ferraz, se levantó en el solar que proyectara Carrasco para Gran Hotel. Surgió este bellísimo edificio modernista debido al arquitecto italiano Daverio, quien tuvo que ocultar su verdadero nombre, ya que legalmente no podía trabajar en España. En 1915, las propietarias Asunción y Esperanza Gallardo aspiraron al premio que otorgaba el Ayuntamiento para la casa mejor construida, y en los planos que acompañaban a la instancia figuraba el nombre de otro arquitecto: Federico Arias. El premio le fue concedido.






El edificio se levantó entre 1909 y 1914, en el solar que había sido propiedad de los marqueses de Albaida. La construcción es una clara inspiración próxima al modernismo francés.




Sus tonos claros de la fachada, contrastan con el negro de las pizarras de su tejado, teniendo una cúpula central, en la que se encuentra la letra "G", de Gallardo. Una serie de miradores con unas preciosas herraduras en el último piso, le dan una belleza única a este edificio.


viernes, 2 de julio de 2010

Torre de Madrid



La Torre de Madrid se encuentra en la plaza de España y fue proyectada en 1954 e inaugurada en el 57, fue realizada también por los hermanos Otamendi y poseía a su vez diversas funciones: hoteleras, administrativas, comerciales, así como en las recreativas incluye un pequeño teatro, que fue después teatro Valle Inclán, después cine Torre de Madrid y luego pasaría a ser local discotequero, albergando varios nombres que hizo famosas las noches de Madrid. Su lenguaje, desvinculado del anterior Edificio España, pretende reflejar la nueva situación de despegue económico al asociarse, al menos aparentemente, con los modelos funcionales coetáneos en Europa, reduciendo su composición al esqueleto estructural, sin adornos decorativos accesorios, salvo los balconcillos que crean un ritmo ascendente, reforzándose con las molduras que lo recorren de arriba abajo.









Se realizó íntegramente en hormigón, llegando a ser en este material la más alta del mundo en su día. Utilizó además, los ascensores más rápidos en aquellos años con una velocidad de tres metros y medio por segundo, y acondicionado integral, hecho que constituyó una primicia en España.

La Torre de Madrid mide 142 metros del altura y hoy día alberga apartamentos de viviendas y oficinas.



















Fuente: Madrid, Espasa-Calpe
Fotografías: Como siempre, de Bélok, viendomadrid.com

Edificio España



El edificio España se encuentra situado en la Plaza de España y empezó su construcción en marzo de 1948 por parte de la Compañía Inmobiliaria Metropolitana, que casi al mismo tiempo construía otro edificio en la Gran Vía, el edificio Lope de Vega. Tiene 117 metros de altura y presenta una silueta escalonada en cuatro alturas. Este edificio albergó además del hotel Crowne Plaza, apartamentos, viviendas (un amigo mío vivía allí) y oficinas, además de una famosa discoteca con piscina en sus terrazas más altas. Hoy en día, el edificio permanece vacío en su interior, después de su descombrado y vaciado, a la espera de un nuevo hotel que todavía no sabemos el nombre que llevará, y de apartamentos de lujo que muy pocos podrán pagar. Además contará con un centro comercial en sus bajos.








Edificio símbolo, edificio resumen del significado de la época autárquica, y no por tanto, como se cree, por su lenguaje nacional-herreriano en sus remates de pirámides con bolas, en su neoclásico alternar el ladrillo y la piedra caliza de Colmenar, en su tratamiento de una seudofachada barroca madrileña, todo ello combinado con decoraciones en el interior de un claro sabor clásico-fascista: grecas en dorado, mármoles rojos y grises veteados, acanaladuras de fustes dóricos y gran relieve en el buró de entrada de nítido corte "natural-alegórico", ni tampoco por su gigantismo, a todas luces desproporcionado con el material constructivo empleado. Sino que más bien, este carácter simbólico de la autarquía, analizado en profundidad como señala Terán, surge de sus propias contradicciones internas al emblematizar el pacto con el capital privado que el falangista Bizador tuvo que realizar para poder llevar a cabo su política de planeamiento urbano a finales de los años cuarenta. Sólo sobre esta construcción puede analizarse la propia utilización propagandística realizada por el régimen "El edificio más alto de la Nación y de Europa" titulaban los periódicos en el momento histórico del boicot internacional.


Pijama con el que ha estado cubierto hasta hace un mes. Los andamiajes estaba previsto quitarlos en el primer semestre del 2010 para su inauguración. Sin embargo una vez retirada la malla que cubría la fachada y todos los andamios, las obras continúan sin empezar. Solo se ha limpiando la fachada, pero habrá que seguir esperando para ver este gigante en su esplendor, aunque mientras, es un edificio fantasma y abandonado.






Fue concebido por los hermanos Julián y Jose María Otamendi Machimbarrena, siguiendo modos americanos como pequeña ciudadela, donde se realizaran diversas funciones, sin necesidad de salir de ella: comerciales, administrativas, rentista, recreativas y hoteleras. Estas funciones estarían interconectadas entre sí por medio de multitud de pasillos, además de por 32 ascensores; y con la ciudad, por medio de diversas puertas de acceso, así como por el metro y suburbano sin necesidad de salir a la calle. Disponiendo de suministro de agua en caso de emergencia, con 400 toneladas en lo alto del edificio, y de energía propia con una central de dos grupos electrógenos, 96 motores y un tanque de carburante líquido. Todo ello hizo elevar el coste de construcción a un volumen de doscientos millones de las antiguas pesetas, en la época de las grandes restricciones económicas.

fachada a la plaza de España, con 105 metros de longitud y de estilo neobarroca








La rentabilidad de esta operación fue segura, ya que durante el segundo semestre de 1951, la Compañía había aumentado su capital social en proporciones crecidas, ofreciendo a sus accionistas en suscripción 48 millones de pesetas, emitiendo 96.000 acciones de 500 pesetas a un interés fijo del 5% mientras se terminara el edificio. La compañía siguió en alza, y coincidiendo con la época señalada por Tamames como de recuperación económica y amortiguamiento de las tendencias autárquicas, llevará a cabo su segunda obra en la plaza, la Torre de Madrid.

Otras vistas del Edificio España




















Fuente: Madrid, Espasa-Calpe
Fotografías: Como siempre, fotografías de Bélok, viendomadrid.com

domingo, 27 de junio de 2010

Plaza de España



La plaza de España se proyectó en diciembre de 1911, pero vamos a trasladarnos unos cuantos siglos antes, cuando el terreno que ocupa nuestra plaza, era un campo de cultivo al que atravesaba un arroyo, que más tarde se llamaría de Leganitos y en cuya pradera se perdían las parejas para amarse en las oscuras noches de verano.


El solar de la plaza de España en el siglo XVII, según el plano de Teixeira, ya está incluido en la cerca levantada por Felipe II. Podemos ver el antiguo puente de Leganitos.




El terreno se encuentra entre las dos colinas más altas de Madrid, la del Alcázar y la del Príncipe Pío, que contribuyen a darle un cierto aspecto de gran mirador, que aún hoy conserva. Por eso quizás este sitio era perfecto estratégicamente, ya que cuando se comenzaron los inicios de las obras de sustentación del monumento a Cervantes, se encontraron algunos restos arqueológicos romanos.

Leganitos, viene del árabe y significa huerta, y efectivamente huertas hubo allí. El arroyo nacía de la antigua fuente de los Caños que, en el siglo XVII, se llamará de Leganitos, situada a la altura de la calle del mismo nombre, en nuestra plaza. Inmediato a su nacimiento atravesaba un puente con el mismo nombre y discurrían entre huertas, las de Leganitos y las Minillas. En 1769, desapareció el puente y se tiraron las tapias que limitaban el entorno, convirtiéndose toda la zona en la plazuela de Leganitos.

Carlos III compró los terrenos al duque de Osuna y a Isabel María Pío de Saboya, herederos de la casi totalidad de los terrenos que desde el siglo XVII pertenecieron a grandes familias, para construir el convento de Gilitos, para los frailes de San Gil que estaban en Madrid.
El proyecto fue de Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez, que había sustituido a su tío en el cargo de arquitecto mayor de la Corte. El convento estaría advocado a San Pedro de Alcántara, pero los frailes no llegarían nunca a habitar el edificio y José Bonaparte ordenó que se destinara el convento a cuartel, dedicado primeramente a guardia de las Corps. Demolidas las cuadras de las Reales Caballerizas durante la dominación, se dispuso en 1819 que se alojaran éstas en la parte del cuartel de San Gil. Realizado el acondicionamiento, su destino como cuartel de Caballería durará hasta la mitad del siglo, habilitándose a su vez, una parte del edificio como alojamiento para particulares, dependientes de la Real Cabelleriza, que hasta el 1835 disfrutaron de habitaciones gratuitamente.

En el siglo XIX, la imponente presencia del cuartel de San Gil, tal y como puede apreciarse en la maqueta de León Gil de Palacio




La antigua fuente de Leganitos fue renovada, en hierro fundido, con caños para aguadores y doble pilón para abrevadero.

Fuente de Leganitos y detrás parte del cuartel de San Gil, en una fotografía poco antes de demolerlos


Por fin, en 1860, se había aprobado el Ensanche de Castro. Con este motivo, se aprobó, en el mismo año, la alineación de nuestro sector, y dos años más tarde un proyecto que, si bien se arrinconará de momento..., tendrá un éxito en el futuro: la conexión de la plaza de San Marcial con la calle de Preciados, por medio de una gran vía. He aquí el nacimiento de nuestra Gran Vía madrileña.

Dejaremos para otros artículos todos los acontecimientos políticos y militares que sucedieron en el cuartel de San Gil y nos dedicaremos a lo que nos trae en este artículo, la futura plaza de España.

En 1896 se promulga la Ley del Suelo, cuyo primer artículo permitía al Ministerio de la Guerra la demolición del cuartel de San Gil y la venta de su solar, que pensaban dividirlo en manzanas. Sin embargo, la falta de locales adecuados para albergar a las tropas impidió que se llevara a cabo la Ley, aprobada por Real Decreto en 1903. Por fin, se comienza a derribar en 1908.

Pero veamos que más había aparecido en estos años por nuestra futura plaza: Enfrente del cuartel, existía un café-teatro, llamado de San Marcial, cuya popularidad mayor fue debida a una canción de la zarzuela La Diva, en el que aparecía el nombre de aquel establecimiento.
La Royal Compagnie Asturienne de Minnes, de nacionalidad belga, construía en los terrenos de la manzana 552 un edificio de gusto ecléctico. Esta entidad fue creada en 1853 a expensas de la anterior Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón que, desde 1833, explotaba los yacimientos de hulla próximos a Avilés. El magnífico edificio ha llegado hasta nosotros en perfecto estado y sigue estando en pie y formando parte del actual perfil de la plaza. Hablaremos sobre este edificio en un próximo artículo.





Contiguo a este edificio, estuvo entre 1893 y 1898, el que había sido teatro Maravillas, en Fuencarral, y más tarde Tívoli en Felipe IV. Durante su postrera y breve permanencia en la plaza de San Marcial, apenas si funcionó como teatro, y parecía más bien almacenado allí al ser de madera. Coincidiendo con el derribo del cuartel de San Gil, un empresario teatral, Manuel Salvi, apostando por la mejora y embellecimiento de la zona, levantó en el lugar del teatro de madera, un local de espectáculos que recibió consecutivamente los nombres de Salón, Teatro Regio y Teatro A.B.C. Primero estuvo dedicado al teatro, después al vodevil del gusto belle époque, luego fue sala de proyecciones cinematográficas y al final pasó a ser una cochera.
Una vez concluido el derribo del cuartel un año después, varios concejales pedían que el espacio resultante no se destinara a manzanas de casas, sino que fuera ampliación de la plaza de San Marcial. Entre tanto, el arquitecto municipal Jesús Carrasco presentaba un anteproyecto que consistía en un núcleo político, al concentrar en ella edificios oficiales y de servicios, un gran hotel y una gran estación del metropolitano del Norte. También partirían, de un lado la avenida Reina Victoria y en otro lado la Gran Vía, aprobada ya entonces. En medio de la plaza iría el monumento a Cervantes, un templete para Banda Municipal, un gran auditorio, un palacio del Ayuntamiento para servicios municipales del distrito y un gran salón de fiesta y exposiciones que pudiera servir también para reuniones públicas de todas clases y tendencias. Este proyecto se llamaba "Proyecto de la Plaza de España" y fue aprobado en diciembre de 1911, incluyendo además el nuevo Ministerio de Marina.






Pero la plaza permaneció sin ordenar por varios años todavía, hasta que el Estado se decidió a ceder su propiedad al Ayuntamiento. Mientras tanto, aquel descampado se utilizó algún que otro año, para situar en él la verbena de Santiago, que anteriormente se celebraba en la plaza de Oriente y fue escenario de enfrentamientos entre los guardias municipales y de Orden Público contra los vendedores ambulantes que querían situar sus tenderetes.

Se construyó en estos años de espera, la modernista y original casa esquina a Ferraz, cuyo solar había sido propiedad de los marqueses de Albaida. Este terreno era justamente el que estaba pensado para el Gran Hotel que nunca llegó a levantar. Enfrente, al otro lado de Bailén, se construyó la iglesia de Santa Teresa y San José.


Preciosa fotografía de la plaza de España antes de inaugurarse el monumento a Cervantes. Podemos observar el Cuartel de la Montaña, las Reales Caballerizas donde más tarde estarán los jardines de Sabatini.
Aquí todavía ni existían los rascacielos, ni siquiera la Gran Vía.




vistas de la plaza de España




La plaza de España jugaría un papel importante como escenario de los enfrentamientos entre los dos bandos, disparándose los cañonazos desde la plaza de España y el cuartel de la Montaña. Acabada la guerra, nuestra plaza tuvo nuevas reordenaciones a lo largo de los años, entre derribos y reformas de calles y edificios.





En marzo de 1948 comienza la construcción del edificio que marcaría el futuro perfil de la plaza de España, el edificio España. Unos años más tarde, en 1954, se proyecta la Torre de Madrid. Se fueron construyendo otros edificios y en 1969 se realizan las reformas de las fuentes y jardines y se plantaron olivos sobre caminos de piedra blanca que creaban un efecto espantoso. También se construyó un gran aparcamiento subterráneo y dos scaléctric que salvaron los fuertes desniveles en su lado oeste.

vista de la plaza a finales de los 60, después de la reforma de los jardines y las fuentes




En futuros artículos, nos dedicaremos a los edificios que se encuentran en la plaza. La Real Compañía Asturiana de Minas, la casa Gallardo, la Torre de Madrid, el Edificio España, etc.

La Plaza de España juega hoy un papel importante en el horizonte de Madrid, pero hay algo que se me escapa y no se que puede ser. A pesar de ser muy cosmopolitan a la altura de Gran Vía, con sus poderosos rascacielos, fuentes y monumentos, ir y venir de gentes, una vez que paseas de noche del monumento a Cervantes hacia Bailén, es como si de repente estuvieras en un barrio de tercera. El paraje es sombrío, solitario y hasta parece peligroso al paseante. No se como explicarlo, pero nunca me gustó esa parte de la plaza. Sin embargo de día, es un sitio magnífico para admirar las vistas del palacio real (si los árboles no te lo impiden), un lugar al que no puede faltar ningún turista que se precie y hacerse unas fotos al lado del Quijote. Pero sigo pensando que a esa parte de la plaza le falta algo, o quizás yo, como el hidalgo, veo monstruos donde no los hay?.