viernes, 12 de noviembre de 2010

El Palacio Real (o de Oriente)



Habría que trasladarnos a la España musulmana para contemplar el castillo que se levantaba en el mismo lugar que ocupa hoy el palacio, hasta la llegada de los Reyes de Castilla, quienes transformaron la fortaleza en el antiguo Alcázar. El Emperador Carlos I, a pesar de que no vivió en el Alcázar mandó su ampliación y mejora. Felipe II continuó las obras , mejorando y engrandeciéndole, eran los tiempos en que se instaló la Corte en Madrid y en la que el pintor Velázquez tenía un estudio dentro de dicho Alcázar, donde pintaba y trabajaba y el que podemos ver en el cuadro de Las Meninas.

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En la nochebuena de 1734, reinando ya los Borbones, el Alcázar fue pasto de las llamas en un espectacular incendio que lo destruyó por completo. Con el antiguo Alcázar, se quemaron cuadros de Durero, Tiziano, Velázquez, Rubens y Van Dyck. Felipe V, primer Borbón de la Dinastía, ordena construir un nuevo Palacio (detestaba el Alcázar y vivía en la Granja de San Ildefonso) al arquitecto italiano Filippo Juvara. El proyecto era de 476 mts de fachada por cada lado, 28 mts de altura, 34 puertas de acceso, 23 patios, 3000 ventanas, que hacía que el Palacio se tuviera que construir en otro lugar debido a sus proporciones, pero el monarca quería que estuviera en el mismo lugar que el incendiado. Así que otro arquitecto, Juan Bautista Sachetti, discípulo del anterior, presenta otro proyecto de reducidas proporciones pero utilizando parte de los planos de Juvera, ahora serán 131 mts en vez de los 476 iniciales. Felipe V muere mientras duran las obras y el siguiente Borbón, Fernando VI le da un gran impulso a las obras, al igual que siguiente monarca, Carlos III.


Entrada principal del Palacio (fachada sur)



Carlos III, llega a Madrid de Nápoles, donde reinaba. Había nacido en Madrid y admiraba profundamente la ciudad, de tal modo, que llegó a cambiarla y transformarla por completo. Acabaría las obras del nuevo Palacio, reformando, ampliando y decorando, el arquitecto Francesco Sabatini. Carlos III es el primer monarca que ocupa el Palacio, aunque su esposa Maria Amalia de Sajonia muere cuatro años antes y de ahí la famosa frase que dijo Carlos, "es el primer disgusto que me ha dado en nuestro matrimonio". Desde ese momento, fueron muchos reyes los que siguieron habitando el Palacio, hasta llegar al último monarca inquilino, Alfonso XIII.
También vivió durante un tiempo efímero el Presidente de la Segunda República Manuel Azaña, el cual se convirtió en el último personaje que habitó el Palacio y que durante ese tiempo se pasó a llamar "Palacio Nacional". Hubo incluso un rey intruso que habitó el Palacio, fue José Bonaparte, hermano de Napoleón, que durante la invasión de los franceses en la guerra de la Independencia, fue nombrado rey de España. Apodado como "Pepe Botella" por su afición a la botella, aunque hoy en día se está demostrando que no era cierto, también le llamaban "Pepe Plazuelas" los madrileños, por estar continuamente derribando casas para hacer plazas. Entre ellas, la más famosa es la Plaza de Oriente.


Fachada a la Plaza de Oriente






Pepe Botella quería que desde la puerta del Sol, se viera el Palacio y así mandó derribar todas las casas, iglesias y conventos que estuvieran de por medio. También tenía un plan para derribar todo ante el Palacio y San Francisco el Grande, y un túnel que conectara el Palacio con la casa de campo. Este si se construyó y de hecho, sigue existiendo la salida del túnel actualmente a pesar de todas las obras de enterramiento de la M-30, eso sí... ni sombra de lo que fue. Pues sigamos hablando de los derribos que Pepe hacía y centrémonos en los que derribó queriendo ver la puerta del sol. A la llegada a Madrid de Fernando VII, se encuentra con un amplísimo solar delante del Palacio a causa de los derribos y que no pudo acabar Pepe, por tener que irse de España, es el terreno de la actual Plaza de Oriente. Ese mismo año se dispone la construcción del Teatro Real en parte del solar que incluso tendría una galería circular que lo uniría con Palacio, pero a pesar de que se comenzó la edificación, el proyecto se abandonaría más tarde. Será a la muerte del monarca, cuando su sucesora al trono, Isabel II, tome la iniciativa de hacer una gran plaza ante el Palacio. Es el tutor de la reina, Agustín Argüelles y del intendente de la Casa Real, Martín de los Heros, los que le darán a Isabel la idea. Será la Plaza que dará nombre desde entonces al Palacio.




En el centro de la plaza, nos encontramos ante una de las más bellas estatuas ecuestres del mundo, la estatua de Felipe IV, del escultor Pedro Tacca, el mismo autor de la estatua de Felipe III que se encuentra en la Plaza Mayor. Velázquez pintó un cuadro de Felipe IV que se envió al escultor para la construcción de la obra, pero el encargo del monarca, exigía algo difícil y excepcional, quería que el caballo tuviera las dos patas delanteras levantadas, un difícil problema de equilibrio, pero fue Galileo Galilei el que ofreció la solución: hacer maciza la parte posterior del caballo y en hueco la parte delantera.


Estatua ecuestre de Felipe IV






Rodeando la plaza se encuentran parte de las estatuas que coronaban el Palacio y que por motivos de seguridad por el peligro del peso que representaba para el edificio, y parte por estética, Carlos III mandó que se bajaran. Las estatuas representan a reyes y reinas de España y están repartidas por varios sitios en Madrid.









La otra parte de la Plaza está dominada por otro edificio singular de Madrid, el Teatro Real






Las otras caras del Palacio, son: La Plaza de la Armería, donde se encuentra la catedral de la Almudena, los jardines del Campo del Moro (llamados así porque allí acamparon las tropas del caudillo musulmán Alí Be Yusuf, que en el año 1109 intentó reconquistar Madrid que estaba en manos de los cristianos), y por último, los Jardines de Sabatini (en honor al arquitecto que acabó la construcción del Palacio y por encontrarse en el lugar donde Sabatini construyó las Reales Caballerizas).


Jardines del Campo del Moro
















El Palacio es una verdadera belleza, su interior, con sus salas, comedor, salón de columnas, salón del trono y habitaciones privadas de los monarcas que lo habitaron, sus escaleras, su plaza de la armería, su capilla real, hacen de este Palacio que sea uno de los más bellos del mundo.























Vista del Palacio desde el interior de la catedral



Plaza de la Armería

jueves, 11 de noviembre de 2010

Palacio de Adanero



El palacio de los condes de Adanero es un opulento palacio levantado a primeros de siglo en las cercanías de lo que fue la puerta de Santa Bárbara en lo que hoy es la glorieta de Alonso Martínez. Su fachada se encuentra en la calle de Santa Engracia y ocupó el terreno de la antigua Fábrica de Tapices que fundó Felipe V en 1720 sobre un caserón que se conocía como la Casa del Abreviador que había sido un almacén de pólvora.

Fue después del derribo de la Fábrica de Tapices cuando se construyó este palacete nobiliario de primeros del siglo XX entre 1911 y 1913 por el arquitecto Mariano Carderera sobre un proyecto de Joaquín Saldaña.




La colección de pinturas de los Adanero, fue una de las colecciones privadas más importantes, resultante de la herencia recibida por Gonzalo de Ulloa y Calderón, conde de Adanero, que dejó todo tras su muerte por la caída de un caballo, a su viuda Doña Josefa y sus cuatro hijos, incluyendo unas preciosas y excepcionales lámparas de cristal de La Granja y de Bohemia.

Este palacio fue durante la Guerra Civil, almacén de objetos valiosos requisados. En este edificio dicen que instaló su despacho, Dolores Ibárruri.




Tras un arrendamiento que firmó la condesa viuda de Adanero con el Sindicato Nacional del Metal en 1940, la condesa vendió el palacio al Instituto Nacional de Administración Pública, que en 1959 derribó su pabellón trasero, las caballerizas y las cocheras, levantando un nuevo edificio anexo destinado a la Administración. Actualmente el palacio es la sede del Ministerio de Política Territorial.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Catedral de La Almudena



Almudena viene de la palabra almudayna, una aldea visigótica fuerte y poderosa con Muhammad I al frente. La ciudad de Madrid en ese momento estaba diferenciada por una parte poderosa pegada a la fortaleza y otra pegada a ella, donde vivían los servidores del gobernador o alcaide de la ciudad. En ese recinto había una mezquita para el servicio religioso. A la conquista de Alfonso VI, la mezquita se convertiría en iglesia dedicada a la Virgen, que por su emplazamiento recibiría el nombre de Virgen de la Almudena. Con el tiempo se perdió la mezquita y la imagen de la Virgen para siempre. La imagen que conocemos hoy, data el siglo XVI y la parroquia que conocemos por grabados, nada tiene que ver con la que debió de ser. La primera imagen que tenemos de esta parroquia es la que se puede ver en el plano de Texeira (hablaremos de este plano en muchas ocasiones durante el recorrido de este blog), y estaba situada al lado del Palacio del duque de Lerma, hoy sede de la Capitanía general. Una iglesia de modestas pretensiones, como todas las parroquias del viejo Madrid, pero que se distinguía de las demás por sus títulos de nobleza y no por su monumentalidad. Debía ser un modesto edificio que sobresalía por su esbelta torre del campanario. También podemos ver el templo en la maqueta hecha de la Villa de Madrid del coronel León Gil del Palacio, en 1830 (también hablaremos de esta maqueta en varias ocasiones) y por una maqueta del mismo. Esta iglesia era en donde entraron por primera vez los monarcas de España y de donde salían las procesiones de la Villa y donde se hacían todos los oficios religiosos importantes de Madrid. Contenía esta iglesia un cuadro de Jordán en una capilla en frente de la sacristía. Encima del altar mayor, un cuadro de Alonso Cano representando el milagro del pozo de San Isidro (cuadro que se rescató de la guerra en el convento del Sacramento) y hoy en día en el Museo del Prado.

Catedral de la Almudena en fase de construcción



En 1782, Ventura Rodríguez revistió su interior con casetones y dio a su exterior un aire neoclásico. Era la iglesia más antigua de la ciudad y la primera que existió, con lo que tenía el rango de iglesia mayor. La época de la fundación sigue siendo muy dudosa, ya que hay quien afirma que fue la primera iglesia donde se predicaba el evangelio en tiempo de los romanos, pero nada se puede demostrar sobre este hecho, mientras que lo que sí está demostrado es que sirvió de mezquita en la dominación de los árabes, hasta que fue consagrada después de la restauración por el rey Alfonso el VI. Luego intentarían hacerla colegiata los reyes Felipe III y IV y hacer un nuevo edificio del que hasta se llegó a poner la primera piedra, pero todo quedó en reparar la existente. Mesonero Romanos dijo que "El edificio es pequeño y de mezquina arquitectura, y en él hay poco recomendable en materia de bellas artes, pero se venera la sagrada imagen de Nuestra Señora de la Almudena, patrona de Madrid".
Una teoría sobre el nombre de la Almudena, parece venir de haberla hallado al lado de una alhóndiga, a que los moros en su lengua llamaban almudén. Hay muchas otras teorías del origen del nombre y de la Virgen, pero ninguna se basa en pruebas que puedan avalar la verdadera historia. Hoy en día se están acometiendo obras entre la catedral y la calle Segovia, donde se podría sacar mucha información de su verdadero origen, ya que desde que se derribó el Palacio de Baviera, se encontraron lienzos mucho más importantes de los obtenidos anteriormente, que nos pueden situar en la puerta de Alvega y que sus estudios nos pueden dar nuevas informaciones al respecto. Sachetti cuando hizo el proyecto del Palacio Real, ya soñaba con hacer una catedral a continuación de la Plaza de la Armería, con una gigantesca cúpula (aquí vemos que la situación de la catedral ya era un viejo propósito).




Con el tiempo llegó el plan de alineaciones aprobado por Real Orden, que consistía en una nueva reestructuración de la calle Mayor y la prolongación de Bailén y en 1870 los reformadores hicieron lo que ya se amenazaba y sin remordimiento alguno derribaron la primera parroquia que existió en Madrid. Muy pronto después, bajo la protección de Alfonso XII y de la reina Mercedes, se obtuvo el solar frontera a la plaza de la Armería y contiguo al cubo de muralla, donde, según la tradición, se había ocultado la imagen durante la invasión musulmana. Por Real Orden de 10 de septiembre de 1879, se remitió para su estudio al alcalde presidente y al ministerio de Hacienda el plano de la nueva iglesia de Nuestra Señora de la Almudena, trazado por Francisco de Cubas y González Montes, marqués de Cubas, y que preveía una gran iglesia colocada en el eje norte-sur de Palacio. Debido al impulso de la corona, se abandonaron los proyectos más modestos y se dio paso al más grandioso proyecto que en aquél entonces podía concebirse. El derribo de la parroquia de Santa María provocó la construcción de la nueva catedral, pero ya venía de antiguo la aspiración de que Madrid contara con un templo digno de su grandeza. Santa María no correspondía a la dignidad de su rango ni a la grandeza que había adquirido Madrid y mucho menos a la veneración que inspiraba la Virgen de la Almudena. Ya reinando Carlos V se pensó en elevarla a catedral o por lo menos a colegiata, pero el cardenal arzobispo Guillermo de Croy se opuso terminantemente. También lo intentó Felipe III, pero en esta ocasión fue el arzobispo Sandoval y Rojas el que se opuso. La última en intentarlo fue la reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, que señaló una dotación para la futura catedral de 60.666 ducados en su última voluntad, ducados que se sumaron a otros 150.000, ofrecidos por la Villa de Madrid y que el rey aceptó e incluso el Ayuntamiento determinó también algunos terrenos en unos antiguos solares que se hallaban emplazados al lado de la Plaza de la Armería, el mismo lugar donde Sachetti había imaginado una gran catedral, el mismo sitio donde más tarde se construiría la catedral del Marqués de Cubas. Una larga tradición avala el emplazamiento elegido y no se debe a un capricho de nuestros días.

Fachada frente a la plaza de la Armería




Vista desde el templo de Debod





Cubas trazó dos proyectos, uno cuando no se pensaba que el nuevo templo sería catedral, en la línea de la arquitectura gótica del siglo XV español con un monumento funerario de la reina Mercedes por haber impulsado mucho la idea de este templo y Alfonso XII quiso enterrarla allí al no poder ocupar un puesto en el panteón de la Reyes del Escorial por no haber tenido descendencia reinante. El segundo proyecto una vez que se sabía que iba a ser catedral es todavía más ambicioso dentro del lenguaje gótico, siguiendo de cerca a los modelos franceses.

Maqueta del proyecto original hecha por el Marqués de Cubas, fijaos en las dos torres pequeñas que están adosadas al pórtico, porque seguramente sean los mismos pilares donde están las dos únicas torres actuales





Las obras se empezaron por la cripta de la catedral. El marqués de Cubas falleció en 1899, sucediéndole el arquitecto Miguel Olavarría, colaborador suyo y en 1904 a su muerte, le sucedió Enrique María Repullés y Vargas. En 1911 se abrió al culto la gran cripta, definitivamente terminada. Repullés murió y le sucedió Juan Moya, hasta que las obras se suspendieron durante la guerra de 1936-39 y que solo fueron reanudadas, pero con excasísimos recursos una vez acabada la guerra.

vista desde la Huerta de la Partida



Cuando el Marqués de Cubas realizó su proyecto, el gótico ecléctico estaba en pleno auge, pero en 1940, habían variado mucho los criterios estéticos y no se concebía una catedral gótica moderna al lado de la gran mole del Palacio real, con cuyas líneas tanto iba a desentonar. Con esta preocupación, el marqués de Lozoya, entonces director general de Bellas Artes, promovió el año 1944, un concurso para dar una solución arquitectónica a la catedral de la Almudena. El proyecto que obtuvo el premio fue el de los arquitectos Carlos Sidro y Fernando Chueca Goitia.






La catedral de Santa María La Real de La Almudena de Madrid, es la única catedral española consagrada por un Papa (Juan Pablo II en su visita a España en 1993) y es una mezcla de estilos arquitectónicos. La cripta es neorrománica, el exterior neoclásico, la cúpula barroca y el interior neogótico.


La cúpula vista desde el parque de Atenas. Gótica vista desde el interior, pero claramente barroca al exterior. Está recubierta con pizarra, y presenta un tambor octogonal en el que se abren cuatro grandes huecos termales y una pequeña linterna como remate.





Puerta adintelada, realizada por Luis A. Sanguino en 1999, representando a la Santísima Trinidad iluminando a la nueva catedral.






exterior de la cúpula




Fachada neoclásica. Vista de la planta superior de inspiración jónico y rematada por una hornacina barroca con la imagen de la Virgen en su interior, acompañada por cuatro estatuas más de las que una es de San Isidro, otra de su mujer Santa María de la Cabeza, otra de Santa Teresa de Jesús y la última de San Fernando Rey. Las torres son rematadas con chapitel, una bola del mundo y cruz.








Al contrario que las demás catedrales, su orientación norte-sur es por su situación e integración al Palacio, en vez de este-oeste como suele ser el resto de las catedrales y tomó el relevo como catedral de la Colegiata de San Isidro que había permanecido como catedral provisional desde 1885.



Interior de la Catedral









Talla actual de la Virgen de la Almudena




El Altar Mayor se asienta sobre mármol verde de Macael (Almería). En su parte delantera se encuentra la mesa del altar, realizada en mármol verde de Granada.






Altar con el Retablo gótico del siglo XV, pintado por Juan de Borgoña, al que se puede acceder por dos escaleras laterales con barandilla de bronce, donde se encuentra la tumba de la Reina María de las Mercedes y en la parte superior, la talla del siglo XV de la Virgen de la Almudena.

Escalera diseñada por Chueca Goitia, imitando el modelo de la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos



Tumba de la Reina María de las Mercedes de Orleans. Fue enterrada en una capilla del Monasterio del Escorial y luego trasladados sus restos a la Catedral de la Almudena por ser la impulsora de su construcción.







En el Altar Mayor, una de las joyas de la catedral. Santísimo Cristo de la Buena Muerte, tallado por el escultor cordobés del barroco, Juan de Mesa, para la Casa Profesa de los Jesuitas en Madrid, actualmente la Colegiata de San Isidro el Real. Esta imagen sufrió la mutilación de la piernas en la Guerra Civil y fueron rehechas por el escultor Lapayesse. La nueva cruz de la que pende el Cristo en la Almudena fue realizada por el tallista sevillano Manuel Guzmán Bejarano.


Santísimo Cristo de la Buena Muerte, obra de Juan de Mesa




Interior de la Catedral neogótica




interior de la cúpula



Nave lateral con los arcos y nervios neogóticos




vista del altar mayor. Aquí echamos en falta un retablo donde presidiera la titular de la Catedral




bóveda de la nave lateral de la catedral con nervaturas neogóticas




Sede Episcopal, sitial que se encuentra a la derecha del altar mayor, realizado en 1885 por el ebanista Ramón Fenollosa y en cuyo respaldo aparece pintada la escena de la Conversación de Santa María Magdalena, mientras que es adoctrinada por Cristo.

sitial realizado en 1885 por Ramón Fenollosa





Frescos y vidrieras de encima del altar mayor realizados por Kiko Argüello en el 2003, con una clara influencia neobizantina y que tanta polémica levantaron. Desde luego que cualquier entendido en la materia, estará de acuerdo en que estos frescos no son de la categoría del privilegio del sitio donde se encuentran. Estoy seguro que tarde o temprano serán sustituidos.




Sin comentarios de esas pinturas




El primer arca original donde estuvo el cuerpo de San Isidro. Después se le hizo un arca de plata que es en el que está su cuerpo actualmente en la Colegiata de San Isidro. En una capilla de la Catedral.




El Órgano

El maravilloso órgano de la catedral, siendo la tubería del artista alemán, Gerhard Grenzing, mientras que el armazón y la caja de madera que lo contiene están talladas por los Hermanos Tudanca. una pieza excepcional, una de las joyas del templo, sin duda.




vista de la nave y el coro con el órgano




Coro con el órgano




vista de la nave central con las puertas abiertas




A mí en particular, no me gusta nada esta catedral. Como amante del gótico que soy, hubiera preferido mil veces el proyecto del Marqués de Cubas y me da muchísima pena no poder contemplar ese proyecto monumental que tendría que haber sido. Dicen que desentonaría con el Palacio, y???...
Las grandes catedrales góticas del mundo sobresalen de una manera espectacular de los edificios que tienen al lado y queda perfectamente encajadas donde están (véase el ejemplo en Praga, donde su catedral gótica está integrada perfectamente con el Palacio al igual que hubiera ocurrido aquí). Es un arte tan distinto y tan atrayente, que en el caso de Madrid, hubiera sido maravilloso tener una catedral inmensa y arquitectónicamente bella, cosa que no le encuentro a la actual. Si os fijáis bien, está totalmente desproporcionada. Las torres son bajas y delgadas comparadas con el resto de la edificación, hasta rozar lo ridículo. Miremos por un momento la maqueta del Marqués de Cubas... Si miramos la entrada de la cripta podemos observar que es exactamente como la diseñó y está en la maqueta, incluso los primero pilares que asientan sobre la cripta, también son idénticos. Las torres actuales, mirando la maqueta, tienen toda la pinta de que están asentadas en los pilares de las dos pequeñas torres pegadas al pórtico gótico de la maqueta y vemos que luego al lado hay varias torres más altas, y en el centro de la construcción proyectada, una torre mucho más alta todavía que coronaba la catedral, es de imaginar la grandiosidad que hubiera sido verla construida. En fin, muchos están en contra y otros están a favor de la que existe. Pero no deja de ser un proyecto que nada tiene que ver con el original y que por numerosas razones no llegó nunca a construirse. El Marqués de Cubas que tuvo una vida llena de éxitos y fortuna, fracasó sin embargo en su obra magna y murió sin poder ver su más ambicioso proyecto convertido en realidad. Aunque no obstante... hoy en día podemos admirar después de sus 110 años de construcción, la catedral de Madrid: Santa María La Real de La Almudena.










Imagen de la catedral iluminada



Vista nocturna desde la calle Mayor