domingo, 26 de septiembre de 2010

Iglesia de San Pedro el viejo



La iglesia de San Pedro el Real siempre llamó la atención por su pobreza, a pesar de su antigüedad y el mérito. Incluso tiene su leyenda, la cual dice que existía una gran campana que por su tamaño y peso no se podía subir y una mañana amaneció puesta y desde entonces tenía poderes para alejar tempestades y tormentas, ante tal punto que cuando era utilizada decían "huyamos, que tocan la campana de San Pedro". A mediados del siglo XIV fue construida su torre mudéjar que junto con la que ya mencionamos de San Nicolás, son las dos únicas torres mudéjares en Madrid.






El templo se reconstruyó a principios del siglo XVII por el arzobispo de Brindis, Lorenzo Reinoso, siendo maestro de obras, Francisco Sanz, que concluyó todo el trabajo en 1661. Es otra de las iglesias nombradas en el Fuero de Madrid de 1202 como de las más antiguas de Madrid. Es posible que se construyera encima de lo que fue la mezquita del arrabal morisco de la Morería.
En la guerra de la Independencia, el templo fue asaltado por los franceses, llevándose todo lo que encontraron. El edificio quedó en un estado lamentable, que salvó de la ruina absoluta el Arzobispado de Toledo con la ayuda de las cofradías, pudiendo realizarse su reconstrucción. El edificio volvió a amenazar ruina en 1886, motivo por el que se pensó en derribar el templo y levantar uno nuevo en la calle Carretas. Pero la idea no llegó a realizarse y lo que se hizo fue en 1891, llevar la parroquia a la de la Virgen de la Paloma, momento en que pasó a llamarse San Pedro el Real al nuevo templo de la Paloma. Nuestro templo se empezó a llamar San Pedro "el viejo".
En la guerra civil, el templo vuelve a ser asaltado, donde perdió grandes obras de arte, pero algunas se salvaron, como el caso del cuadro del altar mayor. El templo se ha restaurado varias veces desde entonces, quedando bien en su interior, pero el exterior ha llevado peor suerte, siendo una mezcla rara de estilos por definir.

El edificio tiene planta basilical, con pequeñas naves laterales, y la cabecera presenta una orientación distinta de las naves, que podría deberse al emplazamiento de la antigua mezquita sobre la que se construyó o a que se siguió la línea de la calle. Por eso la nave se debió de remeter para no ocupar parte de la plazuela de San Pedro. El templo se cubre por bóvedas de cañón en la nave central, con lunetos y ventanas, mientras que las naves laterales se cubren por medio de bóvedas de arista. Sobre la capilla mayor, remata una cúpula elíptica sobre pechinas, diseñada por Lorenzo Hernández de Medina, mientras que la bola y la cruz del remate son de Juan Calero, doradas por Clemente de Ávila en 1768.





Su verdadero nombre era San Pedro el Real, pero en 1891 fueron trasladadas las funciones de la parroquia a la iglesia de la Paloma, que pasó a llamarse así y para distinguirlas popularmente se empezó a llamar a nuestra iglesia como San Pedro el Viejo, sin embargo esa confusión no existe actualmente, ya que a San Pedro el Real se la conoce normalmente como La Paloma, con lo cual hablar de San Pedro en Madrid, es hablar de San Pedro el Viejo.

La torre de San Pedro desde la calle Príncipe de Anglona




El edificio ha tenido tantas modificaciones y restauraciones, que es una mezcla de cosas raras, que hacen de la iglesia un laberinto de edificaciones sin concretar. Lo único que ha perdurado hasta nosotros ha sido la torre mudéjar, que aún así tiene el campanario retocado en estilo herreriano. Al lado de la torre hay una sencilla puerta renacentista que da a la fachada principal de los pies, a la que se le quitaron las escaleras que accedían a la iglesia y está cegada. La otra fachada que da a la plaza de San Pedro, es la que se usa para entrar, en el lado de la Epístola. Esta fachada tiene una portada de 1794 en sillería, con una reja anterior, de 1776, obra de Pedro Celestino Bartolomé. Sobre la portada, una hornacina fruto de las últimas restauraciones. Aunque hay pruebas de que ésta existió para ubicar una estatua de piedra de San Pedro. A los lados, escudos reales de la época de Carlos I.


interior de la iglesia





El retablo mayor es barroco, obra de Sebastián de Benavente en 1671 y dorado por Francisco Sánchez y ensamblado por Fernando de Benavente. Está formado por columnas salomónicas y rematado por un ático semicircular. En el centro se encuentra un camarín con la imagen de la Inmaculada Concepción, obra del siglo XIX. Hay que decir que la Cofradía de esta Virgen, tenía mucho poder en los siglos XVII y XVIII, consiguiendo que se le cediese este lugar a la Virgen, retirando el titular del templo, el cual ponían en este lugar de privilegio en sus fiestas patronales. A los lados pinturas de San Francisco de Asís y Santa Isabel de Hungría, obras del siglo XVII, de la escuela de Vicente Carducho. En el ático, el cuadro de Crucifixión de San Pedro, realizado por Juan Bautista Caturnio en 1771, siendo una copia exacta del que se encuentra en los museos de la Santa Sede y que se pintó para la Basílica Vaticana de Guido Reni. A los lados, escudos realizados por Manuel Pérez en 1709, el mismo autor de los ángeles de la parte superior.








Retablo realizado en 1722 y dorado por Vicente Fernández en 1774, para la Congregación de Nuestra Señora de la Soledad, que aquí tenía su sede. Hoy se encuentra en el retablo una imagen moderna de la Milagrosa. La capilla se cierra con una reja realizada en 1772 por Francisco González. Las esculturas laterales son Santa Lucía y San Nicolás de Bari, obras modernas





Altar de la Virgen del Pilar. Es interesante saber que en este altar se encontraba Santa Filomena, una santa con una curiosa historia y que ahora se encuentra prohibido su culto por la iglesia. La imagen de la titular es de factura moderna





Del edificio construido a finales del gótico, solo se conserva la torre mudéjar y una capilla con bóveda de crucería gótica, que fue propiedad de los Luján, una importante familia madrileña de la época. Actualmente está ocupada por la Cofradía del Perpetuo Socorro. El cuadro del retablo es obra de Mari Cruz Fernández Ballester





Puerta Renacentista cegada en la Costanilla de San Pedro




vista de la torre de San Pedro desde la calle Segovia con la de Cordón




Jesús el Pobre


En esta iglesia se aloja una de las imágenes más veneradas por los madrileños. Sobre un retablo reconstruido después del 36, utilizándose partes del antiguo, como fueron las columnas salomónicas. Se trata de la talla de Jesús el Pobre, llamado así para diferenciarle de Jesús de Medinacelli. Esta talla es anónima, aunque durante mucho tiempo se pensó que era la obra original del escultor Juan de Astorga, esculpida en Sevilla a finales del siglo XVIII y que en 1812 fue trasladada a Madrid desde Sevilla, regalo de la Duquesa de Santiesteban y Medinacelli, quien la guardaba en la Casa de Pilatos. Esta imagen sale los Jueves Santos en procesión, donde los costaleros tienen que sacarle de rodillas para no dañar la talla con en el dintel de la puerta.








Imagen de Jesús el Pobre




En un moderno retablo, se encuentra una imagen de vestir de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad, cotitular de la Cofradía de Jesús "el Pobre", obra de 1999 de la escultora sevillana Lourdes Hernández.









Cristo del Perdón, obra moderna de los talleres de Olot.





La iglesia de San Pedro es de esos edificios que realmente nos hace transportarnos siglos atrás al contemplarle. La bellísima y sobria torre mudéjar nos da rienda suelta a la imaginación para andar por Madrid y evocar tiempos pasados.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Arco de Cuchilleros



El Arco de Cuchilleros es una de las nueve puertas o entradas a la Plaza Mayor de Madrid y es fruto de salvar el gran desnivel que existía entre la plaza y la Cava de San Miguel. Todos los edificios circundantes a la plaza, tienen los cimientos abovedados.
Fue construido por el arquitecto Juan de Villanueva tras el incendio de la plaza en 1790, momento en que fue cerrada la plaza por un sistema de arcadas y rebajando la altura de las casas para igualarlas a las de la Casa de la Panadería que milagrosamente se salvó de las llamas en ese último incendio. Es decir, que los edificios que podemos ver en la calle Cuchilleros, que ya de por sí nos sorprenden por su altura, tenían todavía dos pisos más que en la actualidad, ya que de ocho, se rebajaron a seis en la reforma de Villanueva.
El nombre le viene porque en las casas adyacentes al Arco, estaba el gremio de cuchilleros y espaderos que suministraban sus productos a la Casa de la Carnicería que se ubica en la plaza.





El Arco, al igual que todos los edificios que rodean la plaza, tienen un gran zócalo de granito y las paredes de sus fachadas gruesos muros de ladrillos, con una pronunciada curvatura que sirve de contención de la Plaza Mayor.




En la zona del Arco, se fueron abriendo bares y mesones típicos del antiguo Madrid, que ha llegado a ser un obligado sitio de interés turístico, estando entre ellos, el restaurante más antiguo del mundo, del que hablaremos en otra ocasión.


viernes, 24 de septiembre de 2010

Iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel




La iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel, se encuentra en la glorieta de Joaquín Sorolla, pero es conocida por los madrileños con el nombre de la boca de metro que se encuentra en dicha glorieta, "Iglesia", nombre que da el templo del que hoy nos ocupamos.
El templo fue promovido por una asociación religiosa de vecinos que se fundó en 1839, que se llamaba Santa Teresa y Santa Isabel. Esta asociación querían contar con una parroquia en la nueva barriada de Chamberí, todo un arrabal en las afueras de Madrid en esos momentos.
Obra de José María Aguilar, se coloca la primera piedra en 1842 y se acaba en 1856 gracias a los donativos de feligreses, con el patronazgo del gobierno, ayudas del Arzobispado de Toledo, y hasta la propia reina Isabel II, cuestaciones en la puerta del sol y hasta fondos de obras de teatro y una corrida de toros. Incluso en su construcción siguieron colaborando los vecinos. Muchas industrias del nuevo barrio donaron los ladrillos, Ramón Bonaplata, vecino del barrio, donó los hierros y los bronces y hasta muchos de los obreros que trabajaron en sus obras, eran vecinos del barrio.
Una anécdota que siempre que se lee sobre la historia de esta iglesia, se cuenta; es que el cura Merino, que intentó asesinar a la reina Isabel II, cuando lo iban a ajusticiar, pasó la comitiva camino del cadalso por la iglesia, y Merino dijo "esta iglesia se hundirá después de que me maten a mí". Pues bien... así pasó, aunque lo que se cayó fue una de las torres. No pensemos que el cura Merino tendría poderes, lo que pasaba es que la torre estaba rajada, probablemente por algún defecto cometido por los albañiles en la construcción y desde fuera, no sería muy difícil ver que acabaría por caerse.

En 1936 el templo fue quemado y destruido (repetir esta frase ya es habitual en nuestros artículos, algún día investigaré cual es el número real de iglesias que se quemaron en la guerra), por lo que todas las riquezas que pudo tener, desaparecieron para siempre.
Su reconstrucción en los años 50, corrió a cargo de José María Garma Zubizarreta






El templo es de estilo neoclásico y la fachada es sosa con ganas, un cuerpo flanqueado por dos torres gemelas. En el cuerpo central, una puerta con una sencilla decoración de cenefa y por encima un óculo. Más arriba una hornacina que cobija la estatua de Santa Teresa y por encima de esta, un frontón triangular. En el cuerpo inferior de ambas torres, una puerta adintelada y en el cuerpo central, un óculo cada torre, la izquierda contiene un reloj.

"Iglesia", nombre que da el edificio a toda la zona, gracias a la boca de metro llamada así



En el cuerpo superior, ventanas de medio punto dan paso al espacio que aloja las campanas. Remata las torres el típico chapitel madrileño de pizarra.




Es de planta de cruz latina con crucero, cúpula ovalada y tres naves. Las naves laterales con bóvedas decoradas por medio de yeserías con ornamentación floral. El paso a la nave central, se realiza por arcos de medio punto. La nave central con bóveda de cañón, sustentada por arcos fajones, con lunetos en los laterales con ventanas.



Interior del templo








vista del crucero



La cúpula sobre el crucero está sobre pechinas, con los relieves de los cuatro evangelistas.





Tiene linterna y ventanas, que iluminan bien el recinto interior.



Hablemos ahora del interior de la iglesia. Un interior que nada tiene que ver con el previo vistazo del exterior. Dentro de la iglesia, encontraremos un neobarroco exuberante a cada paso que demos, empezando por la joya del templo, el retablo mayor.





El retablo es barroco de finales del siglo XVII, procedente de la iglesia de San Pelayo en Villaumbrales de Campos, en la provincia de Palencia. El retablo contiene columnas salomónicas doradas, cobijando en el centro, una escultura moderna de la Virgen del Carmen, patrona de Chamberí.

retablo barroco procedente de la iglesia de San Pelayo, en la localidad palentina de Villaumbrales de Campos




A la derecha y a la izquierda de la Virgen, se encuentran las esculturas de las dos titulares del templo, Santa Teresa y Santa Isabel. En el ático, un calvario de la misma época del retablo.




el retablo cobija en el centro la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de Chamberí




Comencemos el recorrido por las naves laterales viendo los retablos y altares:

nave lateral en el lado de la Epístola







Cristo crucificado, talla del siglo XX





San Ramón Nonato en un altar neobarroco con pilastras compuestas. A los lados le flanquean las esculturas de los santos obispos Blas y Nicolás. Por delante de las pilastras hay esculturas de los Cuatro Evangelistas. En el ático, un relieve con la Anunciación.





Retablo de San José, con una talla moderna. A los lados las esculturas de San Joaquín y Santa Ana. Debajo, los relieves de la Sagrada Familia y otro de San josé.





En el brazo del crucero, en el lado de la Epístola, una bella escultura de la Virgen. A sus lados, las esculturas de Santa Teresa y Santa Luisa de Marillac.





Retablo neobarroco dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Sujeta todo el conjunto dos columnas salomónicas





Retablo de la Inmaculada Concepción, con muchísima ornamentación neobarroca con muchos relieves. La imagen es una preciosa talla contemporánea. A los lados, las esculturas de San Antonio de Padua y Santa Lucía. En el ático un relieve de la Asunción de la Virgen. Completa el retablo unos relieves de la Visitación y los Desposorios de María. En la base del conjunto están San Pablo y San Juan Bautista.





Altar de San Miguel Arcángel. A sus lados, las esculturas de San Isidro y de Santa María de la Cabeza. Debajo de cada uno de estas esculturas, unos relieves con la escena de la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago. El ático contiene un relieve con la Trinidad.





Retablo de la Virgen del Pilar, inspirado en el mismo de la basílica de Zaragoza





Retablo de la Virgen de Fátima, también neobarroco con grandes columnas. En el centro se ubica la imagen de la titular y a los lados las esculturas de Santa Rita y San Miguel de los Santos. En el ático un relieve de la Aparición de la Virgen de Fátima a los tres pastorcillos.





Virgen de los Dolores, una preciosa talla moderna










jueves, 23 de septiembre de 2010

Plaza del Dos de Mayo: piscina por pelotas



En la Noche en Blanco de Madrid, uno de los espectáculos que pudimos observar fue ver convertida la Plaza del Dos de Mayo, en piscina de pelotas.

















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Plaza del Dos de Mayo I: el antes

Plaza del Dos de Mayo II: el después

Plaza del Dos de Mayo III: Monumento a Daoíz y Velarde