miércoles, 10 de noviembre de 2010

Catedral de La Almudena



Almudena viene de la palabra almudayna, una aldea visigótica fuerte y poderosa con Muhammad I al frente. La ciudad de Madrid en ese momento estaba diferenciada por una parte poderosa pegada a la fortaleza y otra pegada a ella, donde vivían los servidores del gobernador o alcaide de la ciudad. En ese recinto había una mezquita para el servicio religioso. A la conquista de Alfonso VI, la mezquita se convertiría en iglesia dedicada a la Virgen, que por su emplazamiento recibiría el nombre de Virgen de la Almudena. Con el tiempo se perdió la mezquita y la imagen de la Virgen para siempre. La imagen que conocemos hoy, data el siglo XVI y la parroquia que conocemos por grabados, nada tiene que ver con la que debió de ser. La primera imagen que tenemos de esta parroquia es la que se puede ver en el plano de Texeira (hablaremos de este plano en muchas ocasiones durante el recorrido de este blog), y estaba situada al lado del Palacio del duque de Lerma, hoy sede de la Capitanía general. Una iglesia de modestas pretensiones, como todas las parroquias del viejo Madrid, pero que se distinguía de las demás por sus títulos de nobleza y no por su monumentalidad. Debía ser un modesto edificio que sobresalía por su esbelta torre del campanario. También podemos ver el templo en la maqueta hecha de la Villa de Madrid del coronel León Gil del Palacio, en 1830 (también hablaremos de esta maqueta en varias ocasiones) y por una maqueta del mismo. Esta iglesia era en donde entraron por primera vez los monarcas de España y de donde salían las procesiones de la Villa y donde se hacían todos los oficios religiosos importantes de Madrid. Contenía esta iglesia un cuadro de Jordán en una capilla en frente de la sacristía. Encima del altar mayor, un cuadro de Alonso Cano representando el milagro del pozo de San Isidro (cuadro que se rescató de la guerra en el convento del Sacramento) y hoy en día en el Museo del Prado.

Catedral de la Almudena en fase de construcción



En 1782, Ventura Rodríguez revistió su interior con casetones y dio a su exterior un aire neoclásico. Era la iglesia más antigua de la ciudad y la primera que existió, con lo que tenía el rango de iglesia mayor. La época de la fundación sigue siendo muy dudosa, ya que hay quien afirma que fue la primera iglesia donde se predicaba el evangelio en tiempo de los romanos, pero nada se puede demostrar sobre este hecho, mientras que lo que sí está demostrado es que sirvió de mezquita en la dominación de los árabes, hasta que fue consagrada después de la restauración por el rey Alfonso el VI. Luego intentarían hacerla colegiata los reyes Felipe III y IV y hacer un nuevo edificio del que hasta se llegó a poner la primera piedra, pero todo quedó en reparar la existente. Mesonero Romanos dijo que "El edificio es pequeño y de mezquina arquitectura, y en él hay poco recomendable en materia de bellas artes, pero se venera la sagrada imagen de Nuestra Señora de la Almudena, patrona de Madrid".
Una teoría sobre el nombre de la Almudena, parece venir de haberla hallado al lado de una alhóndiga, a que los moros en su lengua llamaban almudén. Hay muchas otras teorías del origen del nombre y de la Virgen, pero ninguna se basa en pruebas que puedan avalar la verdadera historia. Hoy en día se están acometiendo obras entre la catedral y la calle Segovia, donde se podría sacar mucha información de su verdadero origen, ya que desde que se derribó el Palacio de Baviera, se encontraron lienzos mucho más importantes de los obtenidos anteriormente, que nos pueden situar en la puerta de Alvega y que sus estudios nos pueden dar nuevas informaciones al respecto. Sachetti cuando hizo el proyecto del Palacio Real, ya soñaba con hacer una catedral a continuación de la Plaza de la Armería, con una gigantesca cúpula (aquí vemos que la situación de la catedral ya era un viejo propósito).




Con el tiempo llegó el plan de alineaciones aprobado por Real Orden, que consistía en una nueva reestructuración de la calle Mayor y la prolongación de Bailén y en 1870 los reformadores hicieron lo que ya se amenazaba y sin remordimiento alguno derribaron la primera parroquia que existió en Madrid. Muy pronto después, bajo la protección de Alfonso XII y de la reina Mercedes, se obtuvo el solar frontera a la plaza de la Armería y contiguo al cubo de muralla, donde, según la tradición, se había ocultado la imagen durante la invasión musulmana. Por Real Orden de 10 de septiembre de 1879, se remitió para su estudio al alcalde presidente y al ministerio de Hacienda el plano de la nueva iglesia de Nuestra Señora de la Almudena, trazado por Francisco de Cubas y González Montes, marqués de Cubas, y que preveía una gran iglesia colocada en el eje norte-sur de Palacio. Debido al impulso de la corona, se abandonaron los proyectos más modestos y se dio paso al más grandioso proyecto que en aquél entonces podía concebirse. El derribo de la parroquia de Santa María provocó la construcción de la nueva catedral, pero ya venía de antiguo la aspiración de que Madrid contara con un templo digno de su grandeza. Santa María no correspondía a la dignidad de su rango ni a la grandeza que había adquirido Madrid y mucho menos a la veneración que inspiraba la Virgen de la Almudena. Ya reinando Carlos V se pensó en elevarla a catedral o por lo menos a colegiata, pero el cardenal arzobispo Guillermo de Croy se opuso terminantemente. También lo intentó Felipe III, pero en esta ocasión fue el arzobispo Sandoval y Rojas el que se opuso. La última en intentarlo fue la reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, que señaló una dotación para la futura catedral de 60.666 ducados en su última voluntad, ducados que se sumaron a otros 150.000, ofrecidos por la Villa de Madrid y que el rey aceptó e incluso el Ayuntamiento determinó también algunos terrenos en unos antiguos solares que se hallaban emplazados al lado de la Plaza de la Armería, el mismo lugar donde Sachetti había imaginado una gran catedral, el mismo sitio donde más tarde se construiría la catedral del Marqués de Cubas. Una larga tradición avala el emplazamiento elegido y no se debe a un capricho de nuestros días.

Fachada frente a la plaza de la Armería




Vista desde el templo de Debod





Cubas trazó dos proyectos, uno cuando no se pensaba que el nuevo templo sería catedral, en la línea de la arquitectura gótica del siglo XV español con un monumento funerario de la reina Mercedes por haber impulsado mucho la idea de este templo y Alfonso XII quiso enterrarla allí al no poder ocupar un puesto en el panteón de la Reyes del Escorial por no haber tenido descendencia reinante. El segundo proyecto una vez que se sabía que iba a ser catedral es todavía más ambicioso dentro del lenguaje gótico, siguiendo de cerca a los modelos franceses.

Maqueta del proyecto original hecha por el Marqués de Cubas, fijaos en las dos torres pequeñas que están adosadas al pórtico, porque seguramente sean los mismos pilares donde están las dos únicas torres actuales





Las obras se empezaron por la cripta de la catedral. El marqués de Cubas falleció en 1899, sucediéndole el arquitecto Miguel Olavarría, colaborador suyo y en 1904 a su muerte, le sucedió Enrique María Repullés y Vargas. En 1911 se abrió al culto la gran cripta, definitivamente terminada. Repullés murió y le sucedió Juan Moya, hasta que las obras se suspendieron durante la guerra de 1936-39 y que solo fueron reanudadas, pero con excasísimos recursos una vez acabada la guerra.

vista desde la Huerta de la Partida



Cuando el Marqués de Cubas realizó su proyecto, el gótico ecléctico estaba en pleno auge, pero en 1940, habían variado mucho los criterios estéticos y no se concebía una catedral gótica moderna al lado de la gran mole del Palacio real, con cuyas líneas tanto iba a desentonar. Con esta preocupación, el marqués de Lozoya, entonces director general de Bellas Artes, promovió el año 1944, un concurso para dar una solución arquitectónica a la catedral de la Almudena. El proyecto que obtuvo el premio fue el de los arquitectos Carlos Sidro y Fernando Chueca Goitia.






La catedral de Santa María La Real de La Almudena de Madrid, es la única catedral española consagrada por un Papa (Juan Pablo II en su visita a España en 1993) y es una mezcla de estilos arquitectónicos. La cripta es neorrománica, el exterior neoclásico, la cúpula barroca y el interior neogótico.


La cúpula vista desde el parque de Atenas. Gótica vista desde el interior, pero claramente barroca al exterior. Está recubierta con pizarra, y presenta un tambor octogonal en el que se abren cuatro grandes huecos termales y una pequeña linterna como remate.





Puerta adintelada, realizada por Luis A. Sanguino en 1999, representando a la Santísima Trinidad iluminando a la nueva catedral.






exterior de la cúpula




Fachada neoclásica. Vista de la planta superior de inspiración jónico y rematada por una hornacina barroca con la imagen de la Virgen en su interior, acompañada por cuatro estatuas más de las que una es de San Isidro, otra de su mujer Santa María de la Cabeza, otra de Santa Teresa de Jesús y la última de San Fernando Rey. Las torres son rematadas con chapitel, una bola del mundo y cruz.








Al contrario que las demás catedrales, su orientación norte-sur es por su situación e integración al Palacio, en vez de este-oeste como suele ser el resto de las catedrales y tomó el relevo como catedral de la Colegiata de San Isidro que había permanecido como catedral provisional desde 1885.



Interior de la Catedral









Talla actual de la Virgen de la Almudena




El Altar Mayor se asienta sobre mármol verde de Macael (Almería). En su parte delantera se encuentra la mesa del altar, realizada en mármol verde de Granada.






Altar con el Retablo gótico del siglo XV, pintado por Juan de Borgoña, al que se puede acceder por dos escaleras laterales con barandilla de bronce, donde se encuentra la tumba de la Reina María de las Mercedes y en la parte superior, la talla del siglo XV de la Virgen de la Almudena.

Escalera diseñada por Chueca Goitia, imitando el modelo de la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos



Tumba de la Reina María de las Mercedes de Orleans. Fue enterrada en una capilla del Monasterio del Escorial y luego trasladados sus restos a la Catedral de la Almudena por ser la impulsora de su construcción.







En el Altar Mayor, una de las joyas de la catedral. Santísimo Cristo de la Buena Muerte, tallado por el escultor cordobés del barroco, Juan de Mesa, para la Casa Profesa de los Jesuitas en Madrid, actualmente la Colegiata de San Isidro el Real. Esta imagen sufrió la mutilación de la piernas en la Guerra Civil y fueron rehechas por el escultor Lapayesse. La nueva cruz de la que pende el Cristo en la Almudena fue realizada por el tallista sevillano Manuel Guzmán Bejarano.


Santísimo Cristo de la Buena Muerte, obra de Juan de Mesa




Interior de la Catedral neogótica




interior de la cúpula



Nave lateral con los arcos y nervios neogóticos




vista del altar mayor. Aquí echamos en falta un retablo donde presidiera la titular de la Catedral




bóveda de la nave lateral de la catedral con nervaturas neogóticas




Sede Episcopal, sitial que se encuentra a la derecha del altar mayor, realizado en 1885 por el ebanista Ramón Fenollosa y en cuyo respaldo aparece pintada la escena de la Conversación de Santa María Magdalena, mientras que es adoctrinada por Cristo.

sitial realizado en 1885 por Ramón Fenollosa





Frescos y vidrieras de encima del altar mayor realizados por Kiko Argüello en el 2003, con una clara influencia neobizantina y que tanta polémica levantaron. Desde luego que cualquier entendido en la materia, estará de acuerdo en que estos frescos no son de la categoría del privilegio del sitio donde se encuentran. Estoy seguro que tarde o temprano serán sustituidos.




Sin comentarios de esas pinturas




El primer arca original donde estuvo el cuerpo de San Isidro. Después se le hizo un arca de plata que es en el que está su cuerpo actualmente en la Colegiata de San Isidro. En una capilla de la Catedral.




El Órgano

El maravilloso órgano de la catedral, siendo la tubería del artista alemán, Gerhard Grenzing, mientras que el armazón y la caja de madera que lo contiene están talladas por los Hermanos Tudanca. una pieza excepcional, una de las joyas del templo, sin duda.




vista de la nave y el coro con el órgano




Coro con el órgano




vista de la nave central con las puertas abiertas




A mí en particular, no me gusta nada esta catedral. Como amante del gótico que soy, hubiera preferido mil veces el proyecto del Marqués de Cubas y me da muchísima pena no poder contemplar ese proyecto monumental que tendría que haber sido. Dicen que desentonaría con el Palacio, y???...
Las grandes catedrales góticas del mundo sobresalen de una manera espectacular de los edificios que tienen al lado y queda perfectamente encajadas donde están (véase el ejemplo en Praga, donde su catedral gótica está integrada perfectamente con el Palacio al igual que hubiera ocurrido aquí). Es un arte tan distinto y tan atrayente, que en el caso de Madrid, hubiera sido maravilloso tener una catedral inmensa y arquitectónicamente bella, cosa que no le encuentro a la actual. Si os fijáis bien, está totalmente desproporcionada. Las torres son bajas y delgadas comparadas con el resto de la edificación, hasta rozar lo ridículo. Miremos por un momento la maqueta del Marqués de Cubas... Si miramos la entrada de la cripta podemos observar que es exactamente como la diseñó y está en la maqueta, incluso los primero pilares que asientan sobre la cripta, también son idénticos. Las torres actuales, mirando la maqueta, tienen toda la pinta de que están asentadas en los pilares de las dos pequeñas torres pegadas al pórtico gótico de la maqueta y vemos que luego al lado hay varias torres más altas, y en el centro de la construcción proyectada, una torre mucho más alta todavía que coronaba la catedral, es de imaginar la grandiosidad que hubiera sido verla construida. En fin, muchos están en contra y otros están a favor de la que existe. Pero no deja de ser un proyecto que nada tiene que ver con el original y que por numerosas razones no llegó nunca a construirse. El Marqués de Cubas que tuvo una vida llena de éxitos y fortuna, fracasó sin embargo en su obra magna y murió sin poder ver su más ambicioso proyecto convertido en realidad. Aunque no obstante... hoy en día podemos admirar después de sus 110 años de construcción, la catedral de Madrid: Santa María La Real de La Almudena.










Imagen de la catedral iluminada



Vista nocturna desde la calle Mayor




martes, 9 de noviembre de 2010

La Virgen de la Almudena, patrona de Madrid



La imagen de la Virgen de la Almudena, es la patrona de Madrid y se encuentra en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, en un retablo del siglo XV pintado por Juan de Borgoña, que compone un altar gótico, en el que en la parte inferior se encuentra la tumba de la Reina doña María de las Mercedes de Orleans, y en la parte superior se encuentra la talla del siglo XVI de la Virgen. El Altar de la Almudena se encuentra en un lateral del crucero de la catedral, al cual se accede por dos escaleras con barandilla de bronce.





Cuenta la leyenda que la trajo a España el Apóstol Santiago y por ser la única imagen que tenían en Madrid de la Madre de Dios, se veneró desde entonces como la patrona de la ciudad, llamándose "la Virgen de la Villa". Más tarde se levantó una pequeña iglesia en la Vega, cerca de la Cuesta de la Vega y de la fortaleza de almudayna, donde se siguió venerando esa imagen, conociéndose desde entonces como "Santa María de la Vega" y también como "Concepción Admirable". En el año 712, los madrileños escondieron la imagen dentro de un nicho en el muro de la muralla árabe ante la invasión que se aproximaba de los musulmanes. Años más tardes, en el 916, la iglesia de Santa María se convertiría en mezquita por los árabes. En 1083, Alfonso VI conquista Magerit y tras enterarse que los habitantes de la ciudad estaban buscando la imagen desaparecida, jura buscar la imagen de la Virgen escondida a su regreso, si conseguía conquistar Toledo. Mientras, ordena pintar una imagen para que se pudiera venerar en la iglesia de Santa María, la antigua mezquita que convirtió al cristianismo, en ausencia de la patrona, este cuadro que se pintó es el de la Virgen de la Flor de Lis, del siglo XIII y que se encuentra actualmente en la Cripta de la Catedral. Efectivamente, a su regreso de la conquista de Toledo, Alfonso VI estaba dispuesto a cumplir su promesa, pero por más empeño que puso y más recursos que gastó, no fue posible encontrar la imagen. Fue entonces cuando recurrió a la plegaria y convocó una gran procesión que junto al arzobispo de Toledo, él mismo encabezó. Acudió toda la nobleza, el clero, el mismísimo Cid Campeador, el ejército y el pueblo.


talla de la Virgen de la Almudena, del siglo XVI




Es 9 de Noviembre de 1085 y la procesión transcurre por la almudayna, el recinto amurallado de la fortaleza de Madrid, y al pasar por el nicho donde estaba escondida la imagen de la Virgen, cayeron unas piedras, apareciendo entonces la imagen de la Virgen con los dos cirios encendidos con los que fue tapiada hacía tantos siglos. La Virgen fue llevada a la cristianizada iglesia de Santa María y puesta en el Altar Mayor. Pero desde ese momento los madrileños la bautizaron con el nombre del sitio donde se descubrió de nuevo a la Virgen, la almudayna. Alfonso VI añade el título de realeza y desde ese momento hasta nuestros días, la iglesia sería Santa María la Real de la Almudena, donde se venerará a la patrona de Madrid. El mismo nombre que tiene hoy en día la actual.
Pero la imagen que se encontró escondida en el muro de la muralla, no es la que conocemos en la actualidad. La auténtica imagen que había traído el Apóstol Santiago, se quemó en algún momento del reinado de Enrique IV y se repuso con otra imagen en el siglo XVI, que es la que conocemos actualmente.

Hoy en día, se encuentra una imagen en piedra que recuerda el sitio donde apareció la Virgen de la Almudena escondida en la muralla, aunque ahora mismo, por las obras que se acometen para la construcción del Museo de las Colecciones Reales, la imagen está temporalmente entre unas rejas a uno de los lados de la entrada a la Cripta.






Aparte de la réplica exacta que se encuentra en el Altar Mayor de la Cripta, hay otras réplicas con otros tamaños en dos capillas de la Cripta y varias imágenes que se utilizan para ofrendas en la Plaza de la Catedral y para la procesión del día 9 de Noviembre, ya que la auténtica talla de la imagen no se saca en dicha procesión, para mantenerla a salvo. También es conocida como "La Morenita" por el tono oscuro que tiene la imagen por tratarse de madera de pino de Soria, color avellana, oscurecido por el tiempo.

Réplica de la Virgen que preside el altar mayor de la Cripta, obra de 1948



Realmente no sabemos nada de la verdadera historia de la talla, ya que el fervor cristiano, se las ingenia para que siempre las imágenes de las Vírgenes sean encontradas en cuevas, grutas y otros sitios. Pero lo que sabemos con exactitud después de los análisis científicos que ha tenido la imagen, es que data del siglo XVI y que anteriormente existió otra imagen que nunca más volvió a ver nadie y que según algunos, se quemó hace algunos siglos. También hay otras leyendas que implican el descubrimiento de la Virgen en la muralla con el Cid Campeador, que viniendo de Toledo con varios Caballeros, se encontró con un leproso que había caído en una zanja. Al ayudarle a salir de la zanja, el leproso se convirtió en una figura femenina que le comunicó que tomaría Madrid y que ganaría batallas hasta después de muerto. La mujer le dijo por donde tenía que entrar a Madrid para su conquista y luego desapareció. El Cid se dispuso a ir al sitio que le dijo la Virgen en su aparición, y allí fue donde después de caerse un trozo de muro en las viejas murallas, apareció la imagen de la Virgen y desde allí entraron a la ciudad, donde tomaron Magerit por sorpresa. Quién sabe, quizás algún día caigan unas piedras de algún muro y aparezca la verdadera imagen de la Almudena.

Más información en el artículo sobre la Cripta de la Catedral de la Almudena

sábado, 6 de noviembre de 2010

La música vuelve al palacio



Que inmensa alegría ver que no será una tienda de ropa, ni un banco, ni nada por el estilo. El Palacio de la Música volverá a albergar "Música". Este blog será testigo en su momento de tan grande acontecimiento. Sabré esperar...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Iglesia de San Antonio de los Alemanes

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El precioso retablo mayor, obra de Miguel Fernández, con esculturas de Francisco Gutiérrez y en el centro la escultura de San Antonio, obra de Manuel Pereira

San Antonio de los Alemanes fue fundado por Felipe III en 1607 como Real Hospital para enfermos portugueses que vivían en Madrid, cuando Portugal era nuestro. El Hospital se conoció desde entonces como San Antonio de los Portugueses, ya que su capilla se encomendó a San Antonio de Padua.
En 1624 se inició la construcción del templo, bajo la dirección del maestro de obras Francisco Seseña, que siguió fielmente los planos del arquitecto jesuita, Pedro Sánchez, el mismo que proyectó la Colegiata de San Isidro y como ayudante, Juan Gómez de Mora, quedando terminado en 1633. Tras la independencia de Portugal de la Corona Española, el templo quedó abandonado, hasta que en 1689, la reina Regente Mariana de Austria, mirando hacia los suyos, lo cedió a los alemanes católicos que vivían en Madrid, cambiando su denominación (como es lógico) a San Antonio de los Alemanes. Pero de nuevo en 1702, Felipe V, concede la administración del edificio a la Hermandad del Refugio, que se ocupaba de recoger pobres, darles cobijo y comida. Aquí es cuando se me escapa el tema, porque hablamos de 1702 y actualmente sigue regentando el edifico esa misma Hermandad, pero sin embargo no se le conoce como el Refugio y sigue siendo San Antonio de los Alemanes el nombre con el que conocemos el templo, a pesar de que solo fue así durante 13 años, mientras que a pesar de haber pasado más de trescientos años como Refugio, ese nombre pasa inadvertido para mucha gente.






La fachada del edifico se la debemos a Juan Gómez de Mora. Una fachada sencilla y austera de ladrillo visto sobre zócalos de granito. En una restauración en 1886, el arquitecto Antonio Ruíz de Salces añadió unas molduras neogóticas en las ventanas y subió de altura el campanario.

Fachada de la iglesia con la escultura de San Antonio, obra de Pereira



Campanario con balcones enrejados



La portada es barroca, conteniendo encima del dintel de la puerta, en una hornacina, una escultura de San Antonio, atribuida a Manuel Pereira. La sencillez del exterior no nos prepara para lo que nos encontramos en el interior, un templo de una sola nave elíptica, carente de columnas y pilastras, siendo toda diáfana y está coronada por una bóveda con lunetos, que descansa sobre una cornisa y que ocupa todo el perímetro del templo.

Portada barroca con la escultura de San Antonio, obra de Manuel Pereira





Una vez que estamos dentro del templo, nuestra mirada se quedará perpleja con lo que vamos a observar. Todo el muro que rodea el templo, está pintado con frescos, es decir... toda la pared del edificio es una pintura gigante. La sensación es como si nos hubiéramos colado dentro de un cuadro o estuviéramos en un salón de algún palacio italiano por la magnitud de sus pinturas. Aquí ya estamos como siempre y nadie se pone de acuerdo con la autoría de los frescos. Unos dicen que los frescos de todo el mural es de Lucas Jordán y las pinturas de la bóveda de Franciso Ricci y Juan Carreño, modificados y restaurados después por Jordán. Otros dicen que fueron Ricci y Carreño los autores, modificados por Jordán más tarde y que la cúpula la empezó Colonna, un boloñés fresquista italiano traído a España por Velázquez. Pero lo que está claro es que tanto como Jordán, Ricci y Carreño, se repartieron el pastel.



Interior del templo








El retablo mayor fue realizado por Manuél Fernández en la reforma del siglo XVIII. Es de estilo neoclásico y se constituye por medio de unas grandes columnas corintias que enmarcan el titular, todo ello rematado por ángeles, obra del escultor Francisco Gutiérrez. La escultura que preside el retablo es una soberbia obra del escultor Manuél Pereira y está considerado de sus mejores trabajos. Hay que decir que este retablo sustituyó a otro del siglo XVII de Miguel Tomás y Juan Garrido y dorado por Francisco de Pineda y que llevaba pinturas de Vicente Carducho, de las que algunas se conservan todavía en la sacristía.

Imagen de San Antonio de Padua, obra maestra de Manuel Pereira




Altar dedicado a Santa Engracia, princesa zaragozana, obra de Eugenio Cajés del siglo XVII. Sobre ella ovalo con el busto del rey Felipe IV, obra de Francisco Ruiz de la Iglesia. A su lado altar de Santa Ana y San Joaquín con la Virgen Niña, soberbia obra de Lucas Jordán, fechada en 1694. En la parte superior, el busto de la reina María Luisa Gabriela de Saboya, esposa de Felipe V, también de Ruiz de la Iglesia.





Altar dedicado al Calvario, también de Lucas Jordán y fecha similar. En la parte superior, ovalo con Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II, del mismo autor que los óvalos anteriores. La imagen de delante es la Vigen de los Dolores, imagen de vestir de siglo XIX

El Calvario, obra de Lucas Jordán




Pasando al lado del Evangelio, el primer altar es el dedicado a la Santísima Trinidad, atribuido a Ruiz de la Iglesia, el ovalo superior con Felipe V del mismo autor. Al lado altar dedicado a San Carlos Borromeo curando a lo enfermos, obra de Lucas Jordán de finales del XVII. En la parte superior ovalo con el busto de Carlos II, del mismo autor que el resto de los bustos.






Contar aquí lo que representa cada fresco del templo, nos llevaría horas, así que cualquiera que esté interesado no tiene más que investigar un poco por internet para documentarse al respecto. Las pinturas representan a Reyes Medievales de España, Francia, Hungría, Alemania y Bohemia, Santos Portugueses, la Gloria, la Virgen y el Niño y como no... a San Antonio, pintados en su mayoría por Lucas Jordán, junto a las pinturas anteriores a la bóveda, que son obra de Carreño de Miranda y Francisco de Rizi. Por último, la escena de la Aparición de la Virgen y el Niño a San Antonio de Padua, es el conjunto efectista que cubre la bóveda, obra de Carreño de Miranda y retocado por Lucas Jordán.


En la cúpula podemos ver una maravilla de pinturas que asemejan columnas, ventanas, pilastras, frontones, molduras, jarrones y figuras humanas, todo ellos con ornamentos barrocos. Todo está perfectamente pintado, dando la sensación que vemos realmente esos relieves como si fueran de mármol pintado. Las columnas pintadas inicialmente eran lisas y Lucas Jordán las cambió por columnas retorcidas, más cercanas al barroco.

Vista de la bóveda y sus frescos. Observad como los frontones y columnas de los frescos, parecen realmente de piedra




Vista completa de la bóveda, frescos de Carreño de Miranda retocados después por Lucas Jordán.




Otra vista de la bóveda




Talla de Cristo crucificado del siglo XVIII










En lo que no hay duda, es en que es una de las iglesias más bellas de Madrid. El templo fue declarado en 1972 Monumento Nacional.

De la Hermandad del Refugio, salía "La Ronda de pan y huevo", que estaba integrada por un sacerdote, dos seglares ayudantes y numeroso criados con camillas y sillas de mano. Iba por las calles, portando cada seglar un farol y haciendo sonar continuamente campanillas, buscaban a mendigos enfermos por los portales, esquinas y escondrijos, dando a los necesitados un pan y dos huevos duros. A los enfermos los llevaban hasta el Hospital, a los moribundos les preparaban para su viaje al otro mundo y a los que se encontraban muertos, les daban cristiana sepultura en una fosa común. También podían ir a dormir por unos cuantos céntimos a la hospedería. Fueron famosos los malos olores y pestilentes que salía del Refugio.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Iglesia de San Martín



La Iglesia de San Martín de Tours es otra de esas antiguas parroquias con solera de Madrid. Estaba situada enfrente del Monasterio de las Descalzas Reales y fue fundado en el siglo XII como monasterio benedictino, estando allí durante siete siglos hasta entrado el XIX y la llegada de nuestro abreplazas particular. José Bonaparte "Pepe Plazuelas" en este caso y "Pepe Botella" en otros, en su afán de tirarlo todo para hacer grandes espacios (yo creo que este hombre aparte de darle a la botella, debía de ser un poco claustrofóbico, es la única explicación de que quisiera tanto espacio abierto), demolió el convento para abrir la Plaza de las Descalzas. La parroquia de San Martín se trasladó al edificio que había ocupado el convento de Porta-Coeli de Clérigos Menores, que se había fundado en 1648 y donde hacía poco, también se había fusionado el convento del Espíritu Santo, cuando también se demolió para construir el actual Palacio de las Cortes.

Es increíble que de algunas iglesias tengamos tanta documentación de su construcción, sus tallas, retablos, pinturas, esculturas y todo lo referente a su historia, y sin embargo de otros, como nos ocurre en este caso, ni siquiera sepamos quien lo construyó. Algunos se lo atribuyen a José de Valdemoro, a Churriguera o a Pedro de Ribera pero mirando bien el edificio, la verdad es que no nos convence ninguno de los nombres dados, así que lo más acertado es dejarlo en anónimo, que al fin y al cabo, es lo único que tenemos claro. Sin embargo, otros apuntan, a que un discípulo de Fray Lorenzo de San Nicolás, Juan de Corpa, es el que ideó el proyecto con el que se construyó el templo en el siglo XVII, aunque en 1719 se reedificó de nuevo el templo siguiendo los planos de Eugenio Valenciano, un importante arquitecto del siglo XVIII. Fue entonces cuando se dotó a este edificio de su estilo barroco madrileño y de su cúpula sobre pechinas en el crucero. Lo dicho, distintas versiones de su construcción, pero ninguno documentado en condiciones.

La fachada es una cosa rara... yo la definiría como estilo mega-tardío "mudejao" y el resto si la vemos de perfil, es estilo "remordimiento". El lugar donde se encuentra, se llama Plaza de Soledad Torres Acosta, donde se juntan la calle de la Luna con la calle Desengaño, pero todo el mundo la conoce como Plaza de la Luna. Como dato curioso os diré que la iglesia es muy céntrica y sin embargo muy desconocida, a pesar de verse perfectamente desde la Gran Vía madrileña. Una de las dos iglesias donde está expuesto el Santísimo siempre.

fachada de la iglesia



La fachada es toda de ladrillo y sillería, y consiste en un gran cuerpo central rematado en un frontón flanqueado por dos torres gemelas formadas por tres cuerpos, siendo el último el que alberga las campanas con ventanas enrejadas.
Diremos que la bella portada barroca que enmarca la puerta, yo descartaría al cien por cien que sea de Ribera, casi lo afirmaría... pero sin embargo, sí apostaría por Alberto Churriguera (el famoso José Benito, tenía dos hermanos y un padre que trabajaban todos en equipo), del que estoy seguro que podría ser el autor, el mismo que hizo la Plaza Mayor de Salamanca o la Catedral de Valladolid, pero como ya hemos comentado antes, la construcción de esta iglesia se nos escapa literalmente, aunque para mí esté muy clara la autoría. Los chapiteles que se encuentran encima de las dos pilastras y dos columnas, sujetan un ornamento con una hornacina que contiene una escultura de Juan Agustín Adorno, fundador de los Clérigos Menores, orando ante la Virgen de Nuestra Señora de Porta-Coeli. El grupo escultórico algunos lo atribuyen al círculo de Juan Alonso de Villabrille y Ron, autor del grupo escultórico de la portada de Pedro de Ribera del antiguo Hospicio.

Escultura en la hornacina barroca que representa a Juan Agustín Adorno, fundador de los Clérigos Menores, orando ante la Virgen de Nuestra Señora de Porta-Coeli.



Conjunto de la portada barroca






Interior del templo








El interior del templo se nos muestra en el más puro barroco. Una planta de cruz latina, con amplias naves y capillas con tribuna alta, cúpula con tambor y linterna, pechinas pintadas, ménsulas en la cornisa de base a la cúpula y todo el entablamento de la iglesia que sujetan las pilastras. Las pinturas de las pechinas representan a los Cuatro Evangelistas, aunque las primitivas de Pedro de Calabria del siglo XVII se perdieron y actualmente se encuentran pintadas por A. Garín.


Interior del crucero, con cúpula con tambor sobre pechinas y entablamentos adornados con ménsulas





Nave central de la iglesia con las esculturas de San Martín a caballo de Mariano Bellver, a los lados las esculturas modernas de los Sagrados Corazones de Jesús y María



El retablo mayor es obra del siglo XIX con un marcado corte clasicista y sobrio. En el cuerpo central se encuentra el grupo escultórico de San Martín partiendo la capa con el mendigo, obra de Mariano Bellver. A los lados, y enmarcados por pilastras, se encuentran esculturas modernas de los Sagrados Corazones de Jesús y María. En la parte superior del retablo hay un arco de medio punto. En su centro se dispone un relieve con dos ángeles adorando la cruz. A su alrededor hay medallones con las figuras en relieves de diferentes santos relacionados con la orden benedictina. A ambos lados del altar, en hornacinas en las paredes laterales del presbiterio, se encuentran dos esculturas modernas de San José y Santa Soledad Torres Acosta, la cual fue bautizada en este templo. En la parte inferior se encuentra el Sagrario con el expositor formado por un templete con columnas, rematado por una cúpula y cruz.


San Martín partiendo la capa con el mendigo, obra de Mariano Bellver





El lado de la epístola está totalmente despojada de altares, fruto de la última restauración. En el crucero de este lado, un retablo de madera del siglo XIX, con Nuestra Señora de las Tres Avemarías. En el Sagrario pintura moderna de Cristo eucarístico, imitando la composición de Juan de Juanes.




En el lado del Evangelio, retablo idéntico al anterior, aunque dicen que del siglo XVIII, con columnas salomónicas, en cuyo centro se aloja una escultura contemporánea de Nuestra Señora del Carmen.





Retablo neoclásico con columnas corintias con aparente construcción de hace diez minutos, con el grupo escultórico de San Rafaél con el joven Tobías, obra del escultor de cámara de Isabel II, Francisco Pérez del Valle, de las esculturas más bonitas del templo.




Retablo con columnas salomónicas del siglo XVIII. Aloja la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, obra del escultor del siglo XIX, Salvador Páramo. Esta imagen fue de las primeras que se hicieron en España de esta advocación mariana.




Por fin una talla de valor que queda en la iglesia, ya que como de costumbre, este templo fue saqueado en la Guerra Civil del 36. El Santo Cristo del Milagro, obra castellana del siglo XVII, muy relacionada con la producción de los Leoni, aunque la obra ha sido rehecha posteriormente.

Santo Cristo del Milagro, obra castellana del siglo XVII, obra relacionada con los Leoni




Cuadro del siglo XVII, con la Educación de la Virgen por parte de San Joaquín y Santa Ana, copia del cuadro que se expone en el Museo del Prado de Carreño de Miranda. A sus pies, la urna con los restos de la niña Alexia González-Barros y González, que se encuentra en proceso de beatificación y que se hizo muy famosa recientemente por la película Camino, de Javier Fesser.





Yo creo que a esta iglesia le falta un retablo mayor barroco que fuera a juego con la planta barroca del templo. Con un buen retablo cambiaría toda la vista del presbiterio. Al igual que altares en lugar de confesionarios en el lado de la epístola. Todas las obras que dicen que se encontraban en el templo, obras de Pedro de Mena, Gregorio Fernández o Pedro Alonso de los Ríos, han desaparecido de la vista, aunque es posible que en la cripta del templo a la que no he podido acceder, se encuentre el Cristo yacente de Gregorio Fernández y la Magdalena de Alonso de los Ríos.

Vista del crucero, la nave central con bóveda de cañón y lunetos y las tribunas encima de las arcadas que dividen las tres naves del templo.




Vista lateral de la iglesia desde la calle Desengaño. Observad la torre con detenimiento y a ver si sois capaces de calcular los ladrillos que se emplearon para todo el edificio...




Detalle de uno de los campanarios enrejados. Esta iglesia le da aires de pueblo a Madrid.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Boccherini: Música clásica en Madrid



1768 fue un año en el que la corte iba de un lado para otro. En invierno se instaló en El Pardo, en primavera, en el Palacio de Aranjuez, en otoño viajó hasta el Escorial y en el invierno siguiente volvió la corte a Madrid. Esos desplazamiento suponían un despliegue enorme de gente de aquí para allá. La servidumbre, políticos, ayudantes de cámara y auxiliares, músicos con sus orquestas, vamos, una nutrida masa humana de un sitio para otro. Fue justo en primavera cuando Luigi Boccherini debutó como solista al violín en Aranjuéz, con la ópera "L'Almeria". Carlos III era el rey de España y el futuro príncipe heredero, Carlos IV.
Inmediatamente después, Boccherini escribió el Concierto, Op 7, para ser interpretado en el Teatro de los Caños del Peral, actual Teatro Real.
Luigi Boccherini nació en Lucca (Italia), al igual que Puccini. Pero en 1769 se instaló en Madrid y llegó a ser violonchelista y compositor de la capilla de música del Infante de España Luis Antonio de Borbón y Farnesio, que era el hermano de Carlos III. Se trasladó al Palacio del Infante en Boadilla del Monte, donde vivió durante años. Un día el Infante le llevó en presencia del Príncipe Carlos IV para que interpretara ante él, sus nuevos quintetos. El primer solista al violín era el propio Príncipe, el que tenía en su parte de partitura para interpretar una melodía sencilla y monótona, "do, si, do, si", vamos, un acompañamiento sencillito. El Príncipe se levantó gritando !Ésto es detestable!, a lo que Boccherini contestó que oyera el resto de instrumentos como se iban mezclando formando un diálogo. El Príncipe insistió que era música de principiante, a lo que el músico le increpó diciendo que para poder decir lo que estaba diciendo, primero debía entender de música. Carlos IV echó al músico del Palacio y Boccherini no volvió a pisar nunca más el Palacio Real.



Luego vivió un periodo corto de tiempo en Cadarso de los Vidrios de donde echaron a pedradas los habitantes del pueblo al Infante por lo mal que los trataron y de allí se fueron a Arenas de San Pedro. Allí compondría muchas de sus mejores y famosas obras, entre ellas, la Ritirata notturna di Madrid y conocería a Goya cuando trabajó como pintor de cámara para el Infante.

L. Berio
4 versiones de la Ritirata notturna di Madrid de Boccherini

Teatro Monumental de Madrid (Concierto voces para la paz 2005)
Jesús López Cobos







En 1785 muere el Infante y nuestro músico acude a Carlos III para pedir ayuda. El Rey le concede una pensión de 12.000 reales que cobraría puntualmente hasta el día de su muerte. También escribe al Príncipe Federico Guillermo de Prusia para ofrecerle sus servicios. El príncipe le contesta nombrándole compositor de cámara con la obligación de mandarle un determinado número de obras al año. En 1786 Boccherini es nombrado director de la orquesta de Maria Josefa de la Soledad, condesa de Benavente y duquesa de Osuna, la que ya había acogido también a Goya. La condesa vivía en el Palacio de El Capricho en la Alameda de Osuna. La rivalidad entre duquesa de Osuna y la duquesa de Alba, hizo que el director de la orquesta de la duquesa de Alba y Boccherini estuvieran enfrentados continuamente. Boccherini compone la ópera "La Clementina" y la condesa contrata para el libreto al poeta Ramón de la Cruz. La representación tuvo tal éxito en la Corte de Madrid, que el estatus de la condesa quedó muy por encima del de su prima la duquesa de Alba, y la fama de Boccherini y Ramón de la Cruz corrió por todo Madrid. Estaba en la cúspide de su fama, que se extendió por todo Europa, de tal forma que muchos instrumentistas vinieron a Madrid para conocer y oír al músico.
Boccherini se trasladó a un piso en la calle de la Madera Alta, número 18. Luego vendrían tiempos peores, en los que se trasladó a la calle Prado. Murió el príncipe de Prusia y se quedó solo con la pensión de Carlos III y siguieron llegando los problemas hasta casi vivir en la indigencia. Ya estando muy enfermo, y después de haberse trasladado de nuevo a la calle Jesús y María, en donde vivirían en una habitación, también moriría su hija y después su esposa. Más tarde, el 28 de mayo de 1805, después de una complicación pulmonar, moría Boccherini.


Casa donde vivió Luidi Boccherini










Fue enterrado en la Iglesia de San Justo (hoy en día Basílica Pontificia de San Miguel), pero aunque los descendientes siguen viviendo en Madrid, Mussolini llevó los restos en 1927 a Lucca para ser enterrado en la Iglesia de San Francisco, en el panteón de hombres ilustres de la ciudad.

Sinfonia Op. 10/4 in D minor La casa del diavolo



La obra más famosa de Boccherini
Quinteto Op.11 No.5, Minueto