miércoles, 22 de septiembre de 2010

Iglesia de San Antón



La Real Iglesia de las Escuelas Pías de San Antón fue proyectada en 1735 por el arquitecto madrileño Pedro de Ribera. Se construyó como la iglesia del antiguo Hospital de leprosos, que más tarde sería el Colegio de los Escolapios y que nos dedicaremos más profundamente en un futuro artículo de este blog, el día que se acabe de construir el nuevo edificio del Colegio de arquitectos de Madrid.
Se le ha considerado como una de las obras más movidas, en la que se ve la influencia de Guarino Guarini, en trabajos de este último, como la Santa Síndone o San Lorenzo de Turín. Aunque otros autores han afirmado que en el período en que Ribera hizo el proyecto, 1730-1742, era uno de los mas conservadores de su producción. Su esquema sigue, aunque con algunas innovaciones, la tipología que había utilizado otras veces, como por ejemplo en San Hermenegildo, hoy en día San José, en Madrid. Aquí realizó para los Antonianos una combinación entre dos tipos de espacios: longitudinales y centralizados, a partir de una planta de cruz latina. Tenía proyectado en el centro una gran cúpula. A los lados irían unas superficies de aspecto trebolado que servirían de transepto. Las naves se cubrirían por medio de bóvedas de arista. A los lados estarían capillas elipsoidales.
Durante el reinado de José I la iglesia y el colegio fueron encautados, llegando a sellarse los edificios. En 1814 se reabre el templo y se establece en él la Parroquia de San Ildefonso.
Pero el diseño de Ribera nunca llegaría a materializarse del todo, estando en la actualidad muy alterado. La construcción de la iglesia debió de ser lenta, durante la regencia de los Antonianos, es posible que por cuestiones económicas. Del proyecto original de Pedro de Ribera, sólo se hizo parte de la planta, como por ejemplo uno de los dos tramos de las naves ideados. La zona del crucero quedó sin cúpula, sólo cubierta por una bóveda rebajada con linterna en su centro. Pero si quedó la idea primigenia del movimiento de todo el conjunto, con la disposición de las pilastras oblicuas a la línea de la nave. El templo fue rehecho totalmente cuando entraron los Escolapios a principios del siglo XIX, siendo entonces el arquitecto Francisco Rivas en 1802, durando los trabajos hasta 1832, quién imprimió el edificio de un carácter neoclásico, especialmente en la fachada y el altar mayor, aparte de eliminar gran parte de la decoración con la que Rivera ornaba sus edificios.
Aunque el conjunto sigue siendo una importante muestra del barroco madrileño, especialmente en el interior. Allí se puede apreciar una planta rectangular o tímidamente una cruz latina, con capillas semicirculares y crucero. Las bóvedas se cubren con aristas con lunetos, en donde se abren ventanas, excepto en el presbiterio en que el embovedado es de cañón. Hay que resaltar el gran movimiento de los paramentos laterales, cuyas pilastras rematadas por capiteles compuestos sujetan el entablamento, con una cornisa muy acentuada.
Todas estas formas quedan realzadas por el tramo de la nave y la zona del crucero, sólo teniendo una zona más sosegada en la parte del presbiterio. Todo el interior llama la atención por el juego de líneas, peculiar en la arquitectura castiza de Pedro de Ribera.








La arquitectura clasicista de principios del siglo XIX, momento en que se rehizo la fachada, fue la que eliminó los elementos decorativos que utilizara Pedro de Ribera. Es de sillería y ladrillo, revocada a gusto de la época, está constituida por tres cuerpos divididos entre sí por sencillas pilastras. En la parte inferior se abren tres puertas, siendo la central más ancha que las laterales y están adornadas por guirnaldas, en cuyo centro se disponen sendos escudos de las ordenes Antoniana y Escolapia. Sobre las puertas hay lápidas alusivas escritas en latín, la central a los monarcas que ayudaron a la construcción del templo y las laterales aluden a las labores que son propias de las ordenes religiosas que habitaron este templo:caridad y esperanza.






En el segundo cuerpo se encuentra una hornacina, donde se cobija una escultura del santo titular, San Antonio Abad, obra del siglo XIX, vestido con el hábito de la orden a él dedicada y acompañado por su animal emblemático, el cerdo. En el tercer cuerpo se enmarca la ventana que ilumina el coro y la iglesia. La fachada se remata por dos sencillas torres asimétricas, una de ellas con un reloj.








Interior de la iglesia





La capilla mayor está cubierta por una bóveda de cañón, en cuyo centro se encuentra una pintura de San José de Calasanz acompañando a unos escolares, de no demasiada calidad, realizada en el siglo XIX, y muy estropeada en la actualidad.





El retablo mayor es de estilo neoclásico, siendo realizado por Felipe Rivas y concluido en 1802. Sobre un gran pedestal se dispone el tabernáculo, en cuyo centro se cobija en la actualidad una efigie moderna del Divino Niño Jesús, imagen cristífera importada en los últimos años de la zona de Colombia, y que entre los habitantes de esas zonas americanas tiene una gran devoción, la cual va aumentando en España en los últimos años. A sus pies un relicario de San Antón, que es el que se da a besar el día del santo de los animales. En la hornacina central se encuentra una soberbia escultura de San Antonio Abad, titular del templo, realizada por Pablo Cerda en 1796. Como remate hay un entablamento y dos ángeles adorando un rompimiento de gloria con el Espíritu Santo. A los pies del retablo hay dos esculturas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, de mediados del siglo XX.



















En la primera capilla del lado de la epístola se encuentra una gran imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra moderna, que estaba en la escalera del desaparecido colegio escolapio y que milagrosamente escapó ilesa del incendio del 14 de noviembre de 1995. Junto a ella está el templete con la efigie del siglo XVIII de San Antón, cuya imagen es la que preside la bendición de los animales el día de su fiesta.










Retablo neoclásico, con dos columnas que sostienen el entablamento con una hermosa escultura de la Inmaculada Concepción, de la escuela madrileña de finales del XVIII.





En la siguiente capilla nos encontramos con la copia a igual tamaño del original y magistral cuadro de Francisco de Goya, con la Última Comunión de San José de Calasanz. El original se guarda en otro colegio madrileño de la orden escolapia. Se enmarca en un sencillo retablo neoclásico con dos columnas a los lados. El original fue pintado en 1819 y se encuentra firmado. Es un homenaje del pintor aragonés a su antiguo colegio, ya que había estudiado en los Escolapios de Zaragoza. En el cuadro vemos el gesto abatido de San José, cuando recibe la comunión de manos de un sacerdote, acompañado por otros religiosos y los niños acogidos en la institución. De esta obra se conserva el boceto en el Museo Bonnat de Bayona. Como detalle original hay que decir que el pintor, agradecido a los religiosos, devolvió parte de los 16.000 reales que se habían pagado por ella. Su motivo de inspiración hay que buscarlo en la Última Comunión de San Jerónimo, realizada por el Domenichino para el Vaticano, habiéndose adoptado una composición muy similar. Además se la puede considerar como la desmentidora de la tradicional leyenda sobre Goya que no siente el tema religioso, pues aquí demuestra lo contrario. A los lados de este cuadro hay dos esculturas. San Miguel, obra de la escuela andaluza del siglo XVIII y la original San Pablo Ermitaño, el compañero de penitencias de San Antón, de mediados del siglo XVIII. Sobre el altar, y dentro de una urna, las reliquias de San Valentín, patrón de los enamorados, aunque mucho me temo que la realidad es otra y que son del mártir San Valentín que nada tiene que ver con el famoso sacerdote.




copia de La Última Comunión de José de Calasanz, obra de Francisco de Goya











Retablo de finales del siglo XVIII con la escultura de San José, atribuido por algunos a Sebastián Herrera Barnuevo, de finales del XVII. Junto a él una Santa María Magdalena penitente, relacionada con la producción madrileña de Pedro de Mena y en el otro lado, San Antonio de Padua, efigie relacionada con la producción de Salvador Carmona, especialmente la figura del niño.










Grupo de la Virgen de las Escuelas Pías , en la cual María acoge a dos niños, sin señalar su condición social. Es una obra de Talleres Granda, de principios del XX.





Retablo neoclásico similar al de la Inmaculada, en el que se venera un gran Cristo Crucificado, llamado "de los Niños", buena talla barroca, relacionada con modelos castellanos y fechable a mediados del XVIII. A sus pies efigie de la Virgen de los Dolores de vestir, del XIX.





A los pies de la iglesia se encuentra el coro, con un buen órgano del siglo XIX, aunque rehecho posteriormente. También aquí hay una magnífica vidriera del XIX, en donde aparece San Antón predicando a los animales. A lo largo de todo el templo hay pequeñas tribunas que estaban destinadas para que desde allí los religiosos asistiesen a los divinos oficios.

















Todos los 17 de Enero se celebra la fiesta de San Antonio Abad, asistiendo los madrileños con todo tipo de animales al templo para que un sacerdote los bendiga.


martes, 21 de septiembre de 2010

Fuente de la Cibeles



La Fuente de la Cibeles, representa a la fecunda deidad, hija del cielo y de la tierra y hermana de Saturno. La diosa tiene una corona mural y está reclinada en el carro del que tiran dos leones. El diseño fue de Ventura Rodríguez, y es la primera de las tres fuentes monumentales que proyectó para el Salón del Prado, a instancias del rey Carlos III. Está construida con mármol de Montesclaros (Toledo) y piedra de Redueña (Madrid), por Francisco Gutiérrez, que hizo la estatua de la diosa, Roberto Michel, que labró los leones y Miguel Ximénez el que la adornó.
La Fuente estuvo en sus orígenes, situada junto al Palacio de Buenavista, y mirando a la de Neptuno y en aquéllos momentos, la Plaza donde está ubicada, se llamó "Plaza de Madrid".


La Fuente de Cibeles en su ubicación original al lado del Palacio de Buenavista



En aquellos momentos la Fuente estaba a un lado de la Plaza y mirando hacia Neptuno



Habría que esperar hasta 1900, para que el nombre se cambiara a "Plaza de Castelar". Lo curioso de esta Plaza, que muchos no conocen, es que de los cuatro edificios que la forman, cada uno pertenece a un barrio distinto.

El proyecto se realizó entre 1777 y 1782, y la Fuente estaba destinada para los jardines del Palacio de la Granja de San Ildefonso en Segovia, pero una vez que se empezó a remodelar el Salón del Prado, la Fuente fue colocada en la Plaza, aunque no empezó a funcionar hasta 1792. Durante más de 100 años, la Cibeles estuvo ubicada junto al Palacio de Buenavista y mirando a Neptuno, hasta que en 1895, en medio de una gran polémica entre el Ayuntamiento y las Bellas Artes de San Fernando, la Fuente fue trasladada al centro de la Plaza.

La Fuente en su ubicación definitiva, mirando hacia Alcalá y en el centro de la Plaza








Pero pasemos a describir un poco la Fuente:



La diosa está sentada en un carro sobre unas rocas, que se elevan en medio de un pilón redondo. Lleva en sus manos un cetro y una llave y en el pedestal hay un mascarón que eleva agua por encima de los leones, hasta llegar al pilón. También hay una rana y una culebra que muy pocos conocen. Los dos leones que tiran del carro, representan a personajes mitológicos: Hipómenes y Atalanta, convertidos en leones de piedra por Zeus, que les pilló haciendo el amor en uno de sus templos, y por eso, Cibeles los puso a tirar de su carro para mantenerlos siempre juntos. Otra leyenda cuenta que fue la propia Cibeles quién les convirtió en leones de piedra por haber hecho el amor en uno de los templos sagrados de la diosa.




La Fuente de Cibeles, la conocemos hoy como un monumento artístico, pero en sus comienzos, fue de utilidad para los madrileños, ya que tenía dos caños de los que se podía coger agua hasta 1862. En uno de ellos, los aguadores oficiales y del otro, todo el público. Del pilón bebían los caballos. Además, hemos de comentar, que eran de muy difícil acceso para recoger el agua, ya que los caños se encontraban donde hoy en día están los surtidores y por eso el Ayuntamiento decidió cambiar los caños, por dos figuras simbólicas que representaban un oso y un lagarto mitológico (grifo), que además se colocaron mucho más accesibles para el público.
En 1895, cuando se la situó en el centro de la Plaza, se le puso una verja alrededor para evitar el acceso a la fuente, subiéndola de altura. La verja duró poco tiempo y se volvió a quitar. En aquél momento, la mayoría de la gente ya tenía agua potable en sus casas y la función que daba la Fuente, no tenía utilidad, con lo cual se aprovechó para quitar el oso y el grifo. Fue el momento en que se le añadieron los famosos "Amorcillos" en la trasera de la Fuente, por los escultores Miguel Ángel Trilles y Antonio Parera. Uno sujeta una ánfora que echa agua y el otro una caracola.





A mediados del siglo XX, la fuente fue remodelada de nuevo, momento en que se la añadieron nuevos surtidores, cascadas y la iluminación nocturna.






El 18 de Junio de 1986, Emilio Butragueño, jugador del Real Madrid, marcó cuatro goles en la Copa Mundial de Fútbol de 1986 en México, cuando jugaba contra Dinamarca en la eliminatoria de octavos de final. Decenas de personas se concentraron a los pies de la diosa Cibeles, y estando muy cerca las elecciones generales que se celebrarían ese año, se oyeron los gritos de "oa, oa, oa... Butragueño a la Moncloa". Fue el comienzo de la tradición de que el Real Madrid, celebrara sus victorias y sus títulos en la diosa Cibeles, que ya va para 24 años. Al principio todo el mundo se encaramaba a la Fuente, pero hace ya algunos años, que solamente el capitán del equipo, subirá a poner la bufanda a la diosa, mediante una pasarela. Esto está firmado en un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Real Madrid.
También hemos de comentar, que la diosa ha sido víctima de la barbarie callejera, y en dos ocasiones, le mutilaron y robaron una mano. La primera vez apareció, pero la segunda, hubo que construir una nueva que ya no es la original.

La Diosa Cibeles sigue ahí, en mitad de la Plaza que lleva su nombre desde después de la guerra, y mirando hacia Sol, donde empiezan todos los caminos de Madrid. Rodeada de cuatro magníficos edificios representativos de la ciudad, como son, el Palacio de Buenavista (cuartel General del Ejército), el Banco de España, el Palacio de Linares (Casa de América) y el Palacio de Correos y Comunicaciones (Ayuntamiento de Madrid), (edificios que iremos viendo uno a uno en otros artículos en este blog) y muy cerca de sus colegas Apolo y Neptuno. La Cibeles ha sido, es y será... uno de los grandes símbolos de Madrid.




La Fuente resguardada durante la guerra, para su protección








Fuente de las fotos antiguas: VIEJO-MADRID Y URBANITY

lunes, 20 de septiembre de 2010

Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro



El Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un edificio de estilo neo-gótico, que se encuentra en lo que fueron los campos del Tío Mereje, esta iglesia y convento de los Padres Redentoristas, se construyó entre 1892 y 1898. Los planos son del redentorista belga, Gustave Knockaert y el proyecto de Juan Bautista Lázaro, pero tuvo que abandonarse el proyecto por falta de fondos. Un año más tarde, se retomarían las obras por el arquitecto Manuel Sallaberry.
En esta ocasión, veremos que la imagen que se venera en la iglesia, es un cuadro, al igual que sucede en la iglesia de la Paloma, o en las Carboneras. Pero dejemos estas otras iglesias para próximos artículos y centrémonos en el Santuario que hoy nos ocupa.

La fachada, como el interior del templo, es neo-gótico y en su primer cuerpo tiene tres arcos adintelados de entrada, rematadas con frontones triangulares y arcos apuntados descansando sobre columnas.

Portada de entrada al templo



En el tímpano, el relieve de la Virgen del Perpetuo Socorro, obra de Carrascosa y sobre esta, la estatua del fundador de los Misioneros Redentoristas, el obispo San Alfonso María de Ligorio.




Destaca un gran rosetón enmarcado por un arco ojival, que enmarca una vidriera con escenas de la Virgen




La fachada está enmarcada por dos torres y todo está construido con piedra roja y blanca. El edificio tiene forma de cruz latina con tres naves, rematada en sus extremos por dos rosetones, enmarcados en piedra blanca y ladrillo. El resto del edificio contiene grandes ventanales neogóticos que se distribuyen a lo largo de sus fachadas.




vista desde la calle Manuel Silvela, donde se encuentra la iglesia



otra vista desde la calle Luchana



En el interior del templo, hay poco que destacar, ya que está muy falta de imágenes y altares, pero hablemos de lo más interesante:




interior de la iglesia




Nada más entrar, en el lado del Evangelio, nos encontraremos con la talla del Santo Cristo del Perdón, obra del granadino Torres Rada. Realizado en madera policromada, fue un regalo de la familia Yanguas Mesía. Tengo que decir que la primera vez que vi esta talla, en el letrero que hay a los pies del Cristo, leí Cristo del Pardo, en vez del Perdón, por lo que todos estos años, siempre pensé que el Cristo del Pardo se veneraba en esta iglesia. Menos mal que en esta ocasión, se me ocurrió leerlo de nuevo.

dos imágenes del Santo Cristo del Perdón







En la Capilla a la derecha del presbiterio, una escultura de San Alfonso, de los Talleres Senent. A su lado, las esculturas de San Gerardo María Mayela y San Clemente María Hofbauer, obras de los Talleres de Arte Granda.





El retablo mide 17 metro de altura y está hecho en cedro rojo. El basamento del retablo y el de la mesa del altar, están elaborados con mármoles con incrustaciones de bronce, todo obra de Miguel Rosado y fue un regalo del Vizconde de Torre-Altamira, hijo de marqués de Casa Jiménez, quien también regaló el púlpito y las campanas. El retablo lo preside el Icono de la Virgen del Perpetuo Socorro.






preside el retablo, el Icono de la Virgen del Perpetuo Socorro, obra de Encarnación González




lápida con los datos del retablo



La Virgen del Perpetuo Socorro, es un Icono bizantino procedente de Creta y venerada en Roma en la iglesia de San Alfonso, fundador de los redentoristas. El Icono no se sabe bien de cuando data, posiblemente sea entre los siglos X y XI, aunque algunos le sitúan a principios del siglo XV.
En el Santuario que tratamos, hay una reproducción de la artista granadina, Encarnación González. El Icono está pintado sobre una lámina de hierro galvanizado de 126 x 24 cm. y el trono de ángeles que rodea el Icono en madera policromada, es obra de los Talleres Granda.





en un pequeño altar debajo del coro, otro Icono más moderno




De todos es sabido mi afición por la música clásica, así que lo siguiente en comentar, es sin duda, lo que más destaco de este templo. Así que vayamos ahora con algo que contiene el Santuario que a mí me tiene loco...


El órgano



El órgano fue construido en París en 1902 por la Casa Merklin y fue instalado en Madrid al año siguiente como donación del barón Montevillena, en el santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La pieza responde a la estética romántica francesa de finales del siglo XIX.
Se trata de uno de los órganos más interesantes de España, por su tamaño, sonoridad y la elegancia de su mueble. La calidad de construcción de su tubería confiere a este instrumento una categoría a la altura de los mejores órganos románticos de Europa. Entre sus cualidades destaca el haber sido concebido como un órgano destinado a concierto, al disponer de tres teclados manuales y un teclado de pedales.




Contribuye a su importancia el hecho de que conserve toda su tubería original. Su sonoridad se ve realzada, tanto en el plano puramente musical como en el plano estético por estar emplazado en el interior de un edificio neogótico. Desde su instalación, el órgano ha tenido, en sus más de cien años de vida, una gran actividad musical como instrumento litúrgico y de divulgación cultural, utilizándose para autos sacramentales y montajes escénicos.

La caja del órgano es un mueble de estilo neogótico tallado en madera de roble macizo. Musicalmente es un instrumento de grandes recursos técnicos. Entre sus características destaca la sonoridad de los juegos, unidos a la redondez de la trompetería francesa.





El órgano obtuvo el premio "Grand-Prix" en la Exposición Universal de París de 1900.




Algunos de los conciertos que se han dado con este órgano son: El Requiem de Mozart, El Mesías de Handel, La Pasión según San Juan de Bach, las siete últimas palabras de Cristo en la cruz de Haydn o la Misa en sol mayor de Schubert. Estos conciertos han hecho posible la recuperación del Santuario, como centro de música sacra, aprovechando las condiciones acústicas del templo.





Fuente de los datos del órgano: Gabinete de prensa. Vicepresidencia, Consejería de cultura y deporte de la Comunidad de Madrid


La Capilla adosada es obra de José María Ledesma y Alfredo Ramón Laca, y data de 1960, donde se aprovechó un patio interior. El estilo es neo-románico muy moderno, o como diría yo en estos casos, "mu dejao y estilo remordimiento". Las vidrieras, al igual que las del templo, son de la Casa Maumejean.
vidrieras de la Capilla anexa, son de la Casa Maumejean


rosetón en el crucero







vidrieras de la nave







Por cierto, en esta Capilla, es donde habitualmente dan las misas, porque siempre que he ido a fotografiar el edificio, la iglesia está en penumbra y las misas en la Capilla.


Capilla anexa que se construyó en un patio interior que separaba la iglesia de la residencia. En el centro del presbiterio, una vidriera que representa la coronación de María por la Santísima Trinidad, inspirada en el cuadro de Velázquez en el Museo del Prado






sábado, 11 de septiembre de 2010

Monumento ecuestre a Felipe III



En 1847, gracias a la intervención de Mesonero Romanos, la Plaza Mayor se ornó en su centro con la estatua de Felipe III, obra del siglo XVII, de los escultores Juan de Bolonia y Pietro Tacca, antes instalada, desde 1616, en la entrada de la Casa de Campo. La estatua tiene la siguiente leyenda: "La reina doña Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta Plaza Mayor. Año de 1848".


Fue regalada al monarca por el gran duque de Florencia, Cosme de Médicis y traída a España desde Florencia por Antonio Guidi, cuñado de Tacca.



Estatua de Felipe III, obra del siglo XVII realizada por Juan de Bolonia y Pietro Tacca