jueves, 2 de septiembre de 2010

Iglesia del convento de Las Góngoras



El convento de Nuestra Señora de la Concepción, de religiosas mercedarias descalzas, se conoce como el convento de Las Góngoras desde su fundación y se encuentra en el barrio de Chueca.




Fue Felipe IV el que quiso hacer un convento dedicado a la Inmaculada Concepción, para conmemorar el nacimiento de su hijo Carlos II y sabiendo que las mercedarias descalzas se encontraban sin casa por haberse inundado el beatario donde se ubicaban, decidió encomendarles el futuro convento de la Inmaculada Concepción de Mercedarias descalzas, que fue fundado el 21 de enero de 1663 por don Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla, Caballero de la Orden de Alcántara. Gobernador de la Real Hacienda y Contaduría Mayor, en representación del rey. Motivo por el que se conoce al convento como "Las Góngoras".
Juan de Góngora encargó las obras al arquitecto y fraile agustino, Manuel de San Juan Bautista y Villarreal en los terrenos de la casa de don Jerónimo de Atayda, marqués de Colares. Al cese y la posterior muerte de Juan de Góngora, se paralizaron las obras hasta que el Marqués de Quintana le sucedió, encargando la obra al arquitecto Manuel del Olmo, quien dotó al edificio del aspecto barroco del interior, levantando la cúpula y añadiendo elementos ornamentales de gran riqueza. En el siglo XIX, la plaza que daba al convento, donde se ofrecía una bella vista del edificio, fue destruida y se cambió la fachada por una neoclásica de Manuel de la Ballina en 1785.









Interior del templo






La iglesia ha llegado a nosotros en un perfecto estado de conservación. En el interior podemos observar el bellísimo retablo del altar mayor, obra de Diego Martínez de Arce, con cuatro grandes columnas jónicas con capiteles dorados y rematado por un frontón partido. Es de madera policromada imitando mármoles de colores y se adapta perfectamente con el presbiterio. En el centro se halla una hornacina donde se ubica una escultura de la Inmaculada Concepción, que algunos dudan de la autoría de Juan Pascual de Mena por tratarse de una policromía distinta y atribuyéndolo al antiguo retablo desaparecido y a otro autor distinto. Por la parte inferior un nicho donde se aloja el tabernáculo, un templete con cúpula y ocho columnillas compuestas.



Retablo barroco, obra de Diego Martínez de Arce



En el retablo se encuentran tres esculturas, obras de Juan Pascual de Mena. Son las imágenes de Santa María de Cervelló y Beata Mariana de Jesús, dos mercedarias. En el centro del retablo, en una hornacina, la imagen de la Inmaculada, también obra de Mena, tallada en madera policromada (aunque ya hemos comentado que muchos dudan de esta autoría). El ático está coronado con El Padre Eterno rodeado por ángeles y es la figura más dinámica de todo el conjunto.


Retablo con la imagen de la Inmaculada en el centro en una hornacina y las mercedarias Santa María de Cervelló y Beata Mariana de Jesús, obras de Juan Pascual de Mena



Las pechinas están pintadas por Andrés Fernández y Baltasar de Castejón en 1688. Las pinturas murales que se encuentran en la bóveda del presbiterio y en los lunetos, encima del retablo, son obra de A.J. Garrido en 1911. Destacar un cuadro de Pedro Anastasio Bocanegra, que representa San Pedro Mártir de Verona y Santa Catalina de Siena.


Interior de la cúpula, obra de Manuel del Olmo



Pechinas con el escudo de Carlos II, pintadas por Andrés Fernández y Baltasar de Castejón. Las pinturas murales de la bóveda encima del presbiterio son de J.A. Garrido




Lienzo que representa a San Pedro Mártir de Verona y Santa Catalina de Siena, obra de Pedro Anastasio Bocanegra, en uno de los retablos de la nave






















Para terminar, diremos que algún inepto en 1961, puso de nombre a la calle donde se encuentra el convento, "Luis de Góngora", el dramaturgo español, que nada tiene que ver con el que fuera Consejero de la Cámara del rey Felipe IV, Juan de Góngora, y que como hemos dicho, es de donde viene el sobrenombre con el que se conoce al convento.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Templo de Debod



Salvado de las aguas de la Presa de Asuán, el Templo de Debod se encuentra en la montaña del Príncipe Pío, en lo que fue el solar del Cuartel de la Montaña. Es uno de los poquitos templos egipcios completos que se pueden admirar fuera de Egipto y desde luego, único en España.
Cuando se trasladó a España, se situó de manera que conservase la misma orientación que en su lugar de origen, de este a oeste. Fue desmontado en Egipto y montado de nuevo en Madrid, piedra a piedra, en un trabajo dificilísimo, donde se aprovechó para reconstruir algunas zonas con piedra blanca traída de Salamanca y que era de distinto color a la original del Nilo, esto se hizo así para poder distinguir la parte antigua, de la parte reconstruida.





El Templo de Debod fue un regalo que Egipto hizo a España en el año 1968, en compensación por la ayuda española, tras el llamamiento internacional realizado por la UNESCO para salvar los templos de Nubia, principalmente el de Abu Simbel, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa de Asuán. Egipto donó cuatro de los templos salvados a distintas naciones colaboradoras: Dendur a los Estados Unidos (se encuentra actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York), Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España.
Algunos templos se quedaron sepultados para siempre bajo las aguas. En la antigua y primera presa, antes de que se construyera la gran Presa de Asuán, el Templo de Debod estuvo durante nueve meses entre las aguas, pero no bajo ellas, motivo por el que perdió las policromías y relieves, pero antes de la construcción de la gran Presa, nuestro Templo fue salvado y mandado a Madrid desde el puerto de Alejandría.





Se construyó en el siglo IV antes de Cristo y tiene una antigüedad de unos 2200 años por el rey nubio Adijalamani de Meroe hacia 200-180 a. C., dedicado a Amón de Debod. Posee importantes añadidos de época ptolemaica y romano-imperial, por los Césares Augusto y Tiberio, época en que se dedicó a la adoración de Isis.
Actualmente podemos ver dos portales de los tres que tuvo, que marcan el eje monumental de la entrada al templo y que era la vía procesional desde el embarcadero al templo. Como aquí no tiene el río al pié de sus portales donde poner el embarcadero, se construyó un estanque poco profundo, para intentar dotar al Templo de la belleza que le daba el Nilo.























domingo, 29 de agosto de 2010

Iglesia de Montserrat



La Iglesia de Santa María la Real de Montserrat podía haber sido uno de los mayores y más espectaculares templos de Madrid si no hubiera quedado inacabado su proyecto. Pero hagamos un poco de historia.


Proyecto de la iglesia de Monserrat con dos torres y cúpula




En 1640 fueron expulsados de Cataluña los monjes Benedictinos de Montserrat y a su llegada a Madrid, Felipe IV ordena construir un Monasterio para ellos que se llamaría de Montserrat. El templo comenzó a construirse en 1668 por el arquitecto Sebastian Herrera Barnuevo, que moriría tres años después, haciéndose cargo del proyecto Gaspar de la Peña, que dejó el templo a medias de su construcción. Estaba la nave central hasta el crucero, el cual nunca se llegaría a levantar, por lo que ni se construirían los transeptos, ni la girola o cabecera y mucho menos la gran cúpula que coronaría el edificio. El templo quedó interrumpido en 1716, estando a la mitad de su proceso constructivo. En 1720, Pedro de Ribera retomaría el proyecto.


Imaginad como hubiera sido esa cúpula



Pedro de Ribera respetó fielmente el proyecto de Herrera, pero eso sí... dotó al edificio de su peculiar estilo riberiano. Enmarcó las puertas y ventanas con sus característicos ornamentos barrocos, dotando al templo de una bella portada barroca y la magnífica y hermosa torre, sellando el edificio con su inequívoco estilo.

Portada barroca a la entrada de la iglesia. Proyectada por Ribera y realizada por Francisco Carretero.
Encima de la portada, un escudo, obra de Jacobo Vázquez y encima del escudo, una hornacina con la imagen de San Benito, fundador de la Orden, obra del siglo XVIII



Ornamentación típica de Ribera en sus portadas barrocas. El precioso escudo de Jacobo Vázquez




Detalle de las ventanas



Su gran aportación al templo fue, la maravillosa y distinta torre de todas las que existen en Madrid. Hasta este momento existía un sencillo campanario donde todas las noches al atardecer, replicaban sus campanas en honor del rey que les construyó el templo, por ser la hora en que comunicaron a los monjes la muerte de su benefactor, ese campanario popularmente se le llamaba "montserrático".

Torre barroca de Pedro de Ribera




Detalle de los ornamentos barrocos en la torre




Vista de la torre de Montserrat desde la calle de Quiñones




Podemos ver la diferencia del sencillo proyecto de Herrera, mirando la única ventana que Ribera no decoró, justo en la fachada, encima de la puerta por debajo de frontispicio y luego mirando las demás. Ribera empezó a construir las dos torres, construyendo primero la base de la torre sur y después la base de la torre norte, siguió la torre completa sur y sin embargo la norte, se quedó en el primer cuerpo. No tengo más datos del motivo, aunque se especula siempre con el más fácil, que fuera por falta de dinero, pero podría haber sido también porque al estar el templo en una calle con una pendiente tan pronunciada, la fachada con dos torres hubiera quedado visualmente muy desproporcionada, optando así solo por una torre. Pero como el templo tampoco se acabó y se quedó a menos de la mitad, seguramente el motivo real por el que no se finalizara el templo entero, fuera el económico (pensando eso, nunca nos equivocaremos).
La torre, toda decorada con ornamentos típicos de Ribera, por encima de la base tiene cuatro ventanas con arco de medio punto, una por cada lado y franqueada por estípetes, como era normal en Ribera. La cima es de pizarra con chapitel en forma de bulbo de estilo oriental, coronado por la bola del mundo y una cruz.


Vista de la torre desde la calle San Bernardo




Lo único que podemos contemplar en la actualidad es la nave central con sus capillas hasta donde estaría el crucero. Lo que no podemos contemplar como hemos comentado antes, es la cabecera y parte de las naves que tendrían cuatro capillas laterales más y la inmensa cúpula encima del crucero.

Veamos en una imagen del google earth como falta la mayor parte de lo que tuvo que ser la iglesia y podemos observar también, la capilla mayor que se construyó en su última restauración hace pocos años, aprovechando los enormes pilares de piedra que ya estaban construidos para alojar la gran cúpula. En su lugar, se construyó un patio o jardín. Ribera cerró y tabicó la nave provisionalmente para que pudiera tener culto la iglesia y así ha permanecido hasta nuestros días (yo siempre digo que lo provisional es sinónimo de para siempre).


Vista aérea de la iglesia inacabada de Montserrat. Falta una torre, la nave del crucero, la cabecera y la grandísima cúpula encima del crucero. En su lugar un jardín.








En 1842, con la expulsión de los religiosos, el edificio se convertiría en cárcel de mujeres, la que se llamó "Casa Galera" o "La Galera". A principios del siglo XX, la iglesia fue devuelta a los monjes Benedictinos y se estableció un priorato dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos en 1923. En la guerra de 1936 la iglesia se convirtió en salón de baile, otra de las atrocidades que ha soportado este templo, y tras la guerra, una vez que se trasladó la cárcel de mujeres y de que lo ocuparan unas monjas, el monasterio completo volvió a manos de los monjes que seguirían dependiendo de Silos. La iglesia estuvo a punto de ser demolida, pero gracias a la torre de Pedro de Ribera, se encargó un informe a Bellas Artes de San Fernando y fue declarada Monumento Nacional en 1914. Incluso hubo proyectos en los años veinte para acabar su construcción original, pero otra vez por falta de dinero, no se hizo, pero se autorizó a su restauración.


Vista de la fachada del convento en la calle de Quiñones. Fue la "Galera", cárcel de mujeres




El interior de la iglesia está totalmente restaurado y dentro del templo, si miras alrededor, todo queda desproporcinado, los espacios no tienen sentido. Los arcos de la nave son monumentales, muy altos, pensemos que el templo original hubiera sido monumental, pero al estar inacabado, la sensación es rara al ver que la nave se corta en seco, sin continuación de crucero y cabecera. Pero si le echamos imaginación, es fácil de vislumbrar la grandiosidad de este templo si se hubiera completado según el proyecto original.


Interior de la iglesia



Pintura de San Benito entregando la regla a la Virgen, en presencia de los Santos Mauro y Plácido, una pieza italiana del siglo XVIII. A ambos lados, las rejas del coro del convento






Vista de los frescos de la bóveda



Las rejas de los balcones son de Francisco Fernández, del siglo XVIII, y las pinturas de la bóveda de la escuela madrileña del siglo XVII




El altar mayor lo preside una imagen de la Virgen de Montserrat, obra de Pereira y en la actualidad se ha puesto una sillería de coro de nogal, obra del siglo XVII, procedente de la localidad palentina de San Salvador del Moral.

En el altar mayor, la imagen de la Virgen de Montserrat, obra de Manuel Pereira. Sillería del Coro del siglo XVII, procedente de la localidad palentina de San Salvador del Moral








capilla de Santo Domingo de Silos, con la lápida del comendador de la Orden de Calatrava, don Luis de Salazar, que falleció en 1734



La redención de cautivos, de la escuela madrileña del siglo XVII (muy restaurado)



nave del Evangelio con un gran lienzo del Apoteósis de San José, obra de Luis de San Martín



nave de la Epístola, con el gran lienzo del Tránsito de San Benito, obra de Luis de San Martín de 1942




imagen de San José, obra de Roberto Font de 1929




talla del Cristo de Burgos con los típicos huevos de avestruz debajo, muy venerado por lo benedictinos, del siglo XVIII, obra de los Talleres populares burgaleses






El otro día cuando estuve haciendo las fotos para este artículo, estaban dando misa y los monjes cantando gregoriano.


Vista de la torre de Montserrat desde la Plaza de las Comendadoras.



Haced un ejercicio mental e imaginaros esta vista con la otra torre y la inmensa cúpula sobresaliendo por entre las torres. Verdad que sería impresionante?