domingo, 15 de agosto de 2010

Iglesia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real



La iglesia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, es otro edificio religioso donde se venera un cuadro en vez de una imagen o talla. Una Virgen que en realidad es la Virgen de la Soledad, pero que descubriremos porqué ha llegado hasta nosotros como Virgen de la Paloma. Un edificio neomudéjar con elementos góticos, y con influencias árabes en su interior, que se encuentra en la calle que le dio nombre y que paso a detallaros.

En esta calle se encontraban unos corrales que pertenecían a las monjas de San Juan de la Penitencia, de Alcalá de Henares, y en ellos se crió la famosa paloma que volaba sobre la imagen de la Virgen de las Maravillas, cuando la llevaron al convento de la calle de la Palma y que derribaron para hacer la Plaza del Dos de Mayo. Esa paloma que nunca volvió, dio nombre a dichos corrales, que pasaron a llamarse los Corrales de la paloma, y que por tradición, también se lo dieron a la calle que se trazó sobre ellos. Bien, pues en dichos corrales, se hallaba una pintura de la Virgen de la Soledad, que estaba puesta en unos bastidores viejos, entre la leña destinada para encender el horno. El lienzo se lo entregó el trabajador del horno a unos niños para que jugasen con él, momento en que Isabel Tintero, vecina del lugar, les compró el lienzo a los muchachos por tres cuartos. Isabel lo limpió y lo puso en un retablillo en el portal de su casa, donde comenzó a recibir la veneración de los vecinos. Pronto se hizo famoso el cuadro que estaba en el portal de Isabel Tintero, al que se le atribuyeron varios milagros, de tal forma, que pronto se expandió el culto, llegando a la realeza. La misma Maria Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, se hizo devota de la misma, más tarde, sería Isabel II la que venerara también el cuadro.





Muy pronto el portal quedó pequeño para toda la gente que acudía a venerar el lienzo, por lo que Isabel Tintero, acomodó una habitación de su casa para tal faena, pero aún así cada vez acudía más gente y se pensó en levantar una capilla. Fue un discípulo de Ventura Rodríguez, Francisco Sánchez, el que hizo el proyecto, quedando levantada en 1795. La Capilla de Nuestra Señora de la Virgen de la Soledad, se construyó con el apoyo de la Casa Real y a partir de ese momento, fue popularmente conocida como "de la paloma", por su ubicación.
En la invasión francesa, fue la propia Isabel Tintero, la que esconde el cuadro y las joyas de nuevo. Isabel muere en 1813 sin cumplirse su último deseo: ser enterrada en la Capilla de la Virgen de la Paloma, junto al cuadro que salvó y que con tanto amor guardó y conservó. Mientras, el culto fue creciendo y creciendo, que volvió a quedarse pequeña para dar cabida a tanta gente, mientras que en 1891, la parroquia de San Pedro el Real, pasa a esta otra, y aunque pasó a llamarse así, nunca hubo problema en distinguirlas, ya que la de San Pedro el Real antigua, se la conocía como San Pedro el Viejo, y la nueva como la Virgen de la Paloma. Y de nuevo se vuelve a iniciar un proyecto para la construcción de otro edificio que cumpliera las nuevas espectativas.
En 1896, según el proyecto de Lorenzo Álvarez Capra, se levanta el nuevo edificio, inaugurándose el 23 de Marzo de 1912, con la asistencia del rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia de Battenberg.
El cuadro de la Virgen de la Soledad, pronto fue conocido popularmente, por la calle donde se encontraba, y pasó a llamarse la Virgen de la paloma
Es curioso, que al igual que la Virgen de las Maravillas, esta Virgen, dio nombre al barrio entero, perdurando con el tiempo dicho nombre. Sin ser la patrona de Madrid, lugar que ocupa la Almudena, la Paloma ha llegado a ser tan venerada por los madrileños, que se ha convertido en otro de los símbolos de nuestra ciudad.

cuadro de la Virgen de la Paloma en el retablo de la iglesia del mismo nombre




El edificio es de estilo neomudéjar con elementos góticos y con influencias árabes en el interior.
La fachada del edificio consta de un cuerpo central con pórtico, flanqueado por dos torres gemelas. El material para su construcción es el ladrillo rojo y la piedra. Por encima del pórtico, tres vanos con arco de medio punto coronados por cuadrifolios, que contienen vidrieras, y por encima de estos, un óculo, remata el cuerpo central una cruz sobre un afrontonado acabado.

fachada de la iglesia, con el pórtico de entrada y las dos torres



una de las torres: con arco polilobulado en el segundo cuerpo y arco de medio punto en el tercero




El interior de esta iglesia es muy peculiar y un tanto raro. Esto obedece a que el interior del templo se adaptó a las nuevas ideas del Concilio Vaticano II, de modo que los bancos de los feligreses se dispongan en torno a la mesa de la Eucaristía. Esto hace que viendo el interior de la iglesia, pensemos que en vez de misa, haya debates o tal vez, un combate de boxeo. También hay un baptisterio octogonal, diseñado según el modelo de las iglesias paleocristianas para el rito del bautismo por inmersión. Lo que no tengo ni idea es si se usa y en caso de usarse, como se hace...
Tal vez el cura se quita los zapatos y mete los pies en el agua?, tal vez haya que sentarse en la escalera?, la verdad es que no tengo ni idea...





interior de la iglesia



















baptisterio bautismal




El retablo cobija el cuadro de la Virgen de la Paloma, que es bajada cada año, el 15 de Agosto, tras una misa solemne, por los bomberos de Madrid para sacarla a procesión, (por ser la patrona de ellos) y los mismos bomberos, que son guardia de honor en la procesión, volverán el cuadro a su lugar una vez acabada.

retablo con el cuadro de la Virgen de la Paloma, patrona de los bomberos de Madrid













vistal del coro con las vidrieras que están en los arcos ojivales de la fachada








Arco árabe en la nave








detalle de las figuras escultóricas en el retablo












viernes, 13 de agosto de 2010

Iglesia de San José



La iglesia de San José está situada donde antes se encontraba el convento de San Hermenegildo y allí fue ordenado sacerdote Lope de Vega. El templo que se mandó construir en 1586 por fray Nicolás de Jesús y María, fue concluido en 1605, aunque fue demolido en el siglo XVIII.

Iglesia de San José antes de que existiera la Gran Vía.



Manifestación en la calle Alcalá, donde se puede ver el Teatro Apolo, San José y la casa del cura



El templo actual es rococó con portada barroca y fue un encargo que se hizo a Pedro de Ribera en 1730. En 1742 estaba concluido el convento y la iglesia por José de Arredondo y Fausto Manso. El convento fue de nuevo demolido en 1836, levantándose en su lugar el famoso teatro Apolo, templo donde se estrenaron las zarzuelas más famosas y llamado "la catedral del género chico" (del que hablaremos más adelante en este blog).

El desaparecido Teatro Apolo, lugar donde se encontraba el convento de San José



Más tarde en 1873, sería derruido el teatro también, para dejar paso a un banco que es el que sigue actualmente en su lugar. En 1910, la casa colindante a la iglesia por el lado contrario al teatro, la del cura, fue demolida en la nueva aventura de la construcción de la Gran Vía, pero la iglesia escapó milagrosamente de la piqueta y ha llegado hasta nuestros días.

Fachada ya con los laterales aumentados en altura por Juan Moya e Idígoras. Fijaos en el primer grabado de este artículo, lo bonita que era la fachada sin esta ampliación de altura. Con tal de igualar al resto de los edificios, se cargaron la bella imagen que tenía la fachada, por esta otra que lo que parece es que forma parte de los edificios de al lado.



En 1912 el arquitecto Juan Moya e Idígoras destrozó literalmente el frontal de la fachada, ampliando los laterales en altura para igualar con las casas de la zona. En la casa del cura que existía al lado de la iglesia, fue donde Alfonso XIII clavó la piqueta en 1910, comenzando aquí la nueva Gran Vía madrileña. Como hemos dicho, la iglesia tuvo suerte y Madrid, pudo conservar un templo barroco que estuvo a punto de desaparecer como tantos otros, aunque sí lo hizo el convento de las carmelitas de San Hermenegildo por dos veces consecutivas.


La fachada consta de un gran cuerpo central, que se remata por un frontón triangular, decorado con jarrones y que se curva en la parte interior. En la zona baja de la fachada se encuentran las tres puertas de acceso, con bellas rejas forjadas por Juan Gil en el siglo XVII. Los arcos de las puertas son de medio punto, rematada la central por un pequeño óculo con el escudo del Carmelo, mientras que en los laterales hay alfices quebrados. Entre las tres puertas hay ventanas enrejadas, decoradas en su parte superior por óculos.

Portada de Pedro de Ribera en la fachada de San josé



Sobre la puerta central se encuentra una gran hornacina, en cuyo centro hay una soberbia escultura de la Virgen del Carmen, obra de Roberto Michel, del siglo XVIII. Sobre ella un frontón curvo, decorado con florones. A los lados y en su parte inferior, dos roleos, sobre los cuales, en otro tiempo, se encontraban hornacinas con esculturas en yeso de San José y San Hermenegildo. Hoy estas esculturas se encuentran en el atrio del templo. Sobre la hornacina central, se dispone una ventana que ilumina la nave, rematada por un alfiz quebrado y una gran venera, sobre la que hay una especie de florero. Los cuerpos laterales, fruto de la restauración de 1912, son bastante simples, constituidos por ventanas sin elementos decorativos de importancia.

Hornacina en la portada que cobija la imagen de Nuestra Sra. del Carmen de Roberto Michel



vista lateral de las dos cúpulas del templo, la del crucero y la de la capilla de Santa Teresa



vista trasera desde la calle Infantas, donde se puede comprobar la solera del edificio



En el interior un montón de obras de arte enriquecen el templo, con obras de Alonso de Mena, Sánchez Barba, Luis Salvador Carmona, Robert Michel, Manuel Pereira, Juan Pascual de Mena y Ricardo Bellver.




Interior del templo








El interior es de planta de cruz latina, formada por tres naves, más ancha la central que las laterales. Se sostiene por grandes pilares de orden toscano, con arcos de medio punto. La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, mientras que las laterales son rebajadas. Sobre el crucero se levanta la cúpula sobre pechinas.









Retablo de 1832, donde unas columnas corintias, sujetan un entablamento, de estilo neoclásico, contiene en el centro una escultura del siglo XVIII de la Virgen del Carmen, realizada por Roberto Michel. En la parte superior, encima del entablamento del retablo, el Apoteosis de San Hermenegildo, antiguo titular del templo, del siglo XVIII. Los lienzos de las paredes, son La Adoración de los Reyes Magos y la Disputa del Niño en el Templo, obra de Jacobus Pavía en 1748. Todo el recinto contiene unas preciosas lámparas de bronce colgando.





Las pechinas representan a Pedro el Ermitaño, San Pedro Tomás, San Andrés Corsini y el Venerable Domingo de Jesús María. Todos los religiosos en las pinturas de las pechinas van a caballo, en un claro sentido bélico. La cúpula está adornada con algunos ángeles y otros elementos decorativos. Todas las pinturas de las bóvedas, cúpula y pechinas, fueron realizadas por Luis González Velázquez.

Cúpula y linterna de la iglesia



Altar Mayor con Nuestra Señora del Carmen, imagen realizada por Robert Michel









Capilla de Santa Teresa


La Capilla de Santa Teresa es como un pequeño templo realizado y añadido a la iglesia en el siglo XVIII, siguiendo los modelos del Hermano Bautista. Tiene una planta de cruz griega, con los tres brazos superiores en forma de ábsides curvos, mientras que el crucero tiene una hermosa cúpula sostenida por pechinas. Está dedicada a Santa Teresa, con unas magníficas pinturas murales de Luis González Velázquez.


Capilla de Santa Teresa al fondo




Capilla de Santa Teresa con las pinturas murales de Luis González Velázquez, mientras que la imagen titular de la capilla es obra de Luis Salvador Carmona



En el altar mayor de esta capilla, en una hornacina flanqueada por dos columnas corintias en el centro del retablo neoclásico, la escultura de Santa Teresa, obra de Luis Salvador Carmona. A los lados dos esculturas de San Elías y San Elíseo, míticos fundadores del Carmelo, ambas obras madrileñas del siglo XVIII. A los lados del altar hay dos pinturas con Santa Teresa como doctora y la Transverberación de la Santa, obras de Pedro Rodríguez de Miranda.





Dentro de un retablo neoclásico del siglo XVIII, una magnífica escultura de San Eloy, obra de Juan Pascual de Mena. Esta escultura procede de la desaparecida iglesia del Salvador.



San Juan de la Cruz, obra que algunos atribuyen a Juan Pascual de Mena y otros a los modelos de Gregorio Fernández.




Altar de la Inmaculada Concepción, obra del siglo XVIII que procede del Colegio Imperial de Madrid.







Un Ángel sirve a Elías el agua y el pan, obra de Rodríguez de Miranda




La preciosa cúpula decorada con elementos arquitectónicos y decorativos sobre pechinas de la capilla de Santa Teresa, obra de Luis González Velázquez




Detalle de la nave de la iglesia








Órgano






Imagen de San José, obra de Luis Salvador Carmona




La preciosa imagen de San José, obra de Luis Salvador Carmona




Cristo del Desamparo, del siglo XVII, obra de Alonso de Mena, una de sus mejores obras que data de 1631. Esta escultura quedó sin policromar por la muerte de su autor



En la urna delante del Cristo, La Virgen del Traspaso, obra de los talleres granadinos en cera policromada del siglo XVIII





Un precioso Cristo crucificado en la Capilla del Santísimo, de la escuela madrileña del siglo XVIII





Cristo yacente atribuido a Sánchez Barba, del siglo XVIII. Vemos un gran parecido a la que se encuentra en la iglesia del Carmen del mismo autor.





Sobre un friso de azulejería, la escultura de Nuestra Señora del Rosario, de Ricardo Bellver, autor del Ángel Caído del Retiro. Esta talla fue retirada de la iglesia.





Nuestra Señora del Rosario, obra de Ricardo Bellver




Cristo Crucificado en la sacristía.




Sacristía




Imagen de Jesús Nazareno del siglo XIX



Detalle de la cúpula y su linterna



En esta iglesia hace muchos años, me acercaba los domingos por la mañana para oír como un organista ensayaba tocando el órgano del templo. Un templo oscuro, por el que entraba un rayo de luz desde la linterna de la cúpula, creando una atmósfera única, que sumado a las notas que salían de los tubos de su órgano, me hacían estremecer mientras oía las cantatas de Bach.
La iglesia necesita una restauración urgente, ya que se encuentra decorada con numerosas pinturas en sus muros y techos, algunas de difícil lectura por su oscurecimiento y desconchones que se pueden apreciar sobre todo en la zona del crucero.


El bello atrio de la iglesia, que contiene las estatuas que estuvieron en la fachada




Atrio con las rejas forjadas de Juan Gil en el siglo XVII. Las pinturas de los techos recuerdan mucho a los modelos de Teodoro Ardemans.




Vista de la iglesia desde la calle Alcalá