miércoles, 3 de noviembre de 2010

Boccherini: Música clásica en Madrid



1768 fue un año en el que la corte iba de un lado para otro. En invierno se instaló en El Pardo, en primavera, en el Palacio de Aranjuez, en otoño viajó hasta el Escorial y en el invierno siguiente volvió la corte a Madrid. Esos desplazamiento suponían un despliegue enorme de gente de aquí para allá. La servidumbre, políticos, ayudantes de cámara y auxiliares, músicos con sus orquestas, vamos, una nutrida masa humana de un sitio para otro. Fue justo en primavera cuando Luigi Boccherini debutó como solista al violín en Aranjuéz, con la ópera "L'Almeria". Carlos III era el rey de España y el futuro príncipe heredero, Carlos IV.
Inmediatamente después, Boccherini escribió el Concierto, Op 7, para ser interpretado en el Teatro de los Caños del Peral, actual Teatro Real.
Luigi Boccherini nació en Lucca (Italia), al igual que Puccini. Pero en 1769 se instaló en Madrid y llegó a ser violonchelista y compositor de la capilla de música del Infante de España Luis Antonio de Borbón y Farnesio, que era el hermano de Carlos III. Se trasladó al Palacio del Infante en Boadilla del Monte, donde vivió durante años. Un día el Infante le llevó en presencia del Príncipe Carlos IV para que interpretara ante él, sus nuevos quintetos. El primer solista al violín era el propio Príncipe, el que tenía en su parte de partitura para interpretar una melodía sencilla y monótona, "do, si, do, si", vamos, un acompañamiento sencillito. El Príncipe se levantó gritando !Ésto es detestable!, a lo que Boccherini contestó que oyera el resto de instrumentos como se iban mezclando formando un diálogo. El Príncipe insistió que era música de principiante, a lo que el músico le increpó diciendo que para poder decir lo que estaba diciendo, primero debía entender de música. Carlos IV echó al músico del Palacio y Boccherini no volvió a pisar nunca más el Palacio Real.



Luego vivió un periodo corto de tiempo en Cadarso de los Vidrios de donde echaron a pedradas los habitantes del pueblo al Infante por lo mal que los trataron y de allí se fueron a Arenas de San Pedro. Allí compondría muchas de sus mejores y famosas obras, entre ellas, la Ritirata notturna di Madrid y conocería a Goya cuando trabajó como pintor de cámara para el Infante.

L. Berio
4 versiones de la Ritirata notturna di Madrid de Boccherini

Teatro Monumental de Madrid (Concierto voces para la paz 2005)
Jesús López Cobos







En 1785 muere el Infante y nuestro músico acude a Carlos III para pedir ayuda. El Rey le concede una pensión de 12.000 reales que cobraría puntualmente hasta el día de su muerte. También escribe al Príncipe Federico Guillermo de Prusia para ofrecerle sus servicios. El príncipe le contesta nombrándole compositor de cámara con la obligación de mandarle un determinado número de obras al año. En 1786 Boccherini es nombrado director de la orquesta de Maria Josefa de la Soledad, condesa de Benavente y duquesa de Osuna, la que ya había acogido también a Goya. La condesa vivía en el Palacio de El Capricho en la Alameda de Osuna. La rivalidad entre duquesa de Osuna y la duquesa de Alba, hizo que el director de la orquesta de la duquesa de Alba y Boccherini estuvieran enfrentados continuamente. Boccherini compone la ópera "La Clementina" y la condesa contrata para el libreto al poeta Ramón de la Cruz. La representación tuvo tal éxito en la Corte de Madrid, que el estatus de la condesa quedó muy por encima del de su prima la duquesa de Alba, y la fama de Boccherini y Ramón de la Cruz corrió por todo Madrid. Estaba en la cúspide de su fama, que se extendió por todo Europa, de tal forma que muchos instrumentistas vinieron a Madrid para conocer y oír al músico.
Boccherini se trasladó a un piso en la calle de la Madera Alta, número 18. Luego vendrían tiempos peores, en los que se trasladó a la calle Prado. Murió el príncipe de Prusia y se quedó solo con la pensión de Carlos III y siguieron llegando los problemas hasta casi vivir en la indigencia. Ya estando muy enfermo, y después de haberse trasladado de nuevo a la calle Jesús y María, en donde vivirían en una habitación, también moriría su hija y después su esposa. Más tarde, el 28 de mayo de 1805, después de una complicación pulmonar, moría Boccherini.


Casa donde vivió Luidi Boccherini










Fue enterrado en la Iglesia de San Justo (hoy en día Basílica Pontificia de San Miguel), pero aunque los descendientes siguen viviendo en Madrid, Mussolini llevó los restos en 1927 a Lucca para ser enterrado en la Iglesia de San Francisco, en el panteón de hombres ilustres de la ciudad.

Sinfonia Op. 10/4 in D minor La casa del diavolo



La obra más famosa de Boccherini
Quinteto Op.11 No.5, Minueto

lunes, 1 de noviembre de 2010

Trivial Madrid 15




SOLUCIONADO





Efectivamente era la farola del Palacio de Buenavista en la Plaza de Cibeles. Este Palacio tiene mucha historia de la que hablaremos algún día en este blog. Fue mandado construir por la decimotercera duquesa de Alba (la de Goya), sobre otro palacete real que fue de Felipe II y en el que vivió María de Austria. Lo había comprado el duodécimo duque de Alba para hacer unos jardines de estilo francés que proyectó Ventura Rodríguez pero que nunca se llegaron a realizar. Casi llega a ser la pinacoteca de pintura de Madrid. Hoy en día es el Cuartel General del Ejército. En 1869 se construye la verja que rodea el Palacio, en donde podemos admirar esta farola, en concreto, la última de la calle Recoletos con Cibeles.


J.J. Guerra Esetena = 27
Samantha = 27
Antonioiraizoz = 8
Luisso = 5
Mercedes = 3

jueves, 28 de octubre de 2010

Oratorio del Santo Cristo del Olivar



El Oratorio del Santo Cristo del Olivar encierra dos verdaderas obras de arte que muchos madrileños desconocen. Se trata del Cristo del Olivar, obra de Manuel Pereira, y la Virgen del Rosario, obra de Luis Salvador Carmona.

El primitivo templo fue construido en 1647 por Don Manuel Aguiar, para que en él se estableciese y se creara la Real Congregación de los Indignos Esclavos del Santísimo Sacramento, fundada en 1608 en el convento de Trinitarios Descalzos. A esta congregación pertenecieron personajes ilustres como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca o Quevedo. Esta cofradía se creó por el hecho de que habiendo profanado unas Sagradas Formas unos herejes en un templo católico de Londres, se reunieron en Madrid en 1607 varias personas piadosas, con el propósito de formar una hermandad de desagravio, a la que el monarca Felipe III, puso bajo su protección y en la formación de la cual tuvo gran parte el Beato Simón de Rojas. En un principio se establecieron en la Trinidad Descalza, hasta que en 1615 pasaron al convento del Espíritu Santo y dos años después a la Magdalena, comprando más tarde el terreno que hoy ocupa en la calle de Cañizares.

La iglesia es de estilo barroco, realizada en la segunda mitad del siglo XVII, aunque se rehizo a principios del XX. La fachada es de piedra, ladrillo y revoco, en sus elementos decorativos, con enmarcamiento de vanos y líneas estructurales. De corte herreriano, imita la arquitectura religiosa madrileña del primer tercio del siglo XVII. Se estructura mediante un esbelto cuerpo central, entre dos más cortos laterales. El acceso se organiza a través de una gran portada compuesta de dos arcos superpuestos. El inferior, de ingreso, está culminado por un friso cuyas metopas se decoran con los símbolos de la esclavitud. Sobre éste luce una gran vidriera con el tema de Cristo Eucarístico, enmarcada por un gran arco con dos pilastras de orden compuesto a cada lado, rematadas en pináculos estilizados. Culmina este cuerpo por un frontón triangular, en cuyo vértice se erige una espadaña con un vano de inspiración clasicista, rematada por una cruz de forja. En los cuerpos laterales, se abren dos vanos que acceden al interior, en los que en su parte superior están dispuestos dos vanos de medio punto que alojan vidrieras sin representación figurativa. Estos cuerpos y las vertientes del frontón se culminan en pináculos de orden ecléctico.







Interior del templo









El interior del templo es de tres naves, separadas por pilares con capiteles de orden compuesto y que apean arcos de medio punto, crucero poco marcado y cúpula sobre pechinas que se ornan con cuatro escudos que aluden a la Real Congregación fundadora del Oratorio. En una pechina aparece una custodia, símbolo que conmemora la profanación sacrílega y que motivó la fundación de la Hermandad. La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos y las laterales con bóvedas de arista. El testero es plano con dos capillas laterales a los lados y en el crucero se eleva una cúpula sobre pechinas. El coro se eleva a los pies y el templo se ilumina con ventanas con forma de vanos termales.

El templo se cubre con una bóveda de cañón con lunetos



Vista de la nave central, crucero y presbiterio









Todas las obras de escultura y retablos de la iglesia, excepto las dos comentadas, son contemporáneas, por haber sido destruidas íntegramente todas las anteriores en la Guerra Civil de 1936 (más de lo mismo).

En el presbiterio destaca el gran retablo mayor, de madera, que aunque se halla sin policromar, no por ello deja de producir un ambiente cálido en el sagrado recinto. El retablo consta de dos cuerpos y ático. El primero se orna con una serie de molduras doradas.






En el segundo pende el Cristo en la cruz, Titular del Oratorio, entre dos columnas corintias que lo enmarcan y a las que flanquean sendas cruces dominicas. Sin duda la pieza más importante del conjunto es esta admirable escultura del Crucificado, que da nombre al templo y que realizó Manuel Pereira en 1647.


Cristo del Olivar, obra de Manuel Pereira de 1647




El nombre del Olivar le viene a esta imagen, porque en la zona en la que se encontraba en el siglo XVI había un olivar,que separaba el barrio de San Sebastián de la Judería del Avapiés, situada junto a la iglesia de San Lorenzo. En el centro del olivar había una pequeña ermita dedicada a un Cristo crucificado, llamado de la Oliva y que tuvo amplio culto por parte de la vecindad de la zona.
Esta veneración no agradaba a los judíos, que según la leyenda incendiaron la ermita y profanaron la talla del Cristo. Ante este hecho sacrílego, el rey Felipe II, en cuyo reinado aconteció el suceso, ordenó reconstruir la ermita y restaurar la sagrada imagen, después de castigar a los culpables de la profanación. En el año 1607 esta imagen fue entregada a la Orden de Predicadores, que la veneraron en su iglesia, sustituyéndola más tarde por la talla actual, que realizó el escultor portugués y que es similar a la del Cristo de Lozoya de la Catedral de Segovia. Pereira también ejecutó una Virgen y un San Juan, que componían con el Cristo un hermoso Calvario, pero ambas fueron destruidas en la guerra del 36.

La talla del Cristo del Olivar es una bella escultura, con un modelado perfecto y un excelente cuidado en el tratamiento y descripción de su anatomía. Durante mucho tiempo estuvo en un altar lateral, pero ahora se encuentra en el presbiterio, situación que le corresponde, pero que dificulta mucho su apreciación artística.


Junto al presbiterio, en el lado de la epístola, se abre una pequeña capilla con un altar compuesto de columnas corintias que sustentan un frontón curvo partido y que alojan una suntuosa hornacina, que se orla con 15 medallones en bronce dorado, en los cuales figuran las representaciones en relieve de los 15 Misterios del Rosario. En medio de ellos sobresale por su espectacular y serena belleza la escultura de Nuestra Señora del Rosario que, con la del Cristo del altar mayor, constituyen las dos joyas artísticas de la iglesia.

La imagen de esta Virgen procede del convento de Santo Tomás, que estaba situado en la calle de Atocha, donde hoy se encuentra la iglesia de Santa Cruz. Cuando se derribó el convento en 1889, los religiosos se trasladaron al Oratorio del Santo Cristo del Olivar, que son los que lo administran hasta la fecha.





El autor de la escultura es Luis Salvador Carmona y la realizó hacia 1760. Es una talla de madera policromada. La peana está compuesta por ángeles, serafines y nubes, formando un sólido bloque escultórico sobre el que se eleva María, sedente, en un trono de brazos curvos y amplio respaldo, imitando un sillón nobiliario del siglo XVIII. La Virgen sostiene al Niño en brazos y ambos portan un rosario, al igual que dos ángeles de la peana. La Virgen viste túnica roja, ceñida por un cinturón dorado y se envuelve en un manto azul, sujetado en el pecho por un gran broche de oro. Tanto la Virgen como el Niño, están coronados por una gran corona.



Virgen del Rosario, obra de Luis Salvador Carmona

lunes, 25 de octubre de 2010

Ruinas de San Isidoro: Románico en Madrid



Las ruinas de la ermita de San Isidoro se encuentran en el parque del Retiro de Madrid, y digo bien de Madrid, para que nadie se quede con la boca abierta, al ver románico puro en nuestra ciudad, porque haberlo... haylo.
Realmente se trata de la iglesia de San Pelayo, que se situaba a extramuros de la ciudad de Ávila, junto al río Adaja, donde se dividía el barrio judío y el moro.
Se trata de una iglesia románica, con una única nave cubierta con armadura de madera y con un ábside semicircular realizado en el siglo XI, aunque no se ha podido precisar la fecha exacta de su construcción. La construcción es de mampostería ordinaria mixta de piedra arenisca roja de Ávila.





En el año 1062, San Pelayo de Ávila, pasó a llamarse también, de San Isidoro, debido a que el cuerpo de este santo, descansó en ella cuando era trasladado desde Sevilla a León. Tras la desamortización de Mendizabal y ya en estado ruinoso, fueron adquiridas por don Emilio Rotondo de Nicolau, que las vendió al Estado español en 1884 (por un módico precio de 18.000 pesetas), y las trasladó, además, por su cuenta a los jardines del actual Museo Arqueológico hasta que, el 20 de Enero de 1896, las ruinas fueron cedidas al Ayuntamiento de Madrid, y el 9 de marzo de este mismo año, se emplazan en los jardines del Buen Retiro, después de desestimarse la ubicación en la Ciudad Universitaria. En 1999 se procedió a la restauración y consolidación de las ruinas, que forman parte del Patrimonio Histórico Artístico de Madrid.










Se componen de un paredón recto de mampostería de ladrillo visto con un arco de medio punto y otro circular con dos capiteles tallados. Uno de los paredones, conserva la puerta de la ermita, con tres arquivoltas planas de medio punto sobre columnas y jambas, mientras que el ábside, conserva dos ventanales con un vano arquivoltado cada una, y dos columnas entre las dos ventanas con capiteles adornados con motivos escultóricos adosados en la parte trasera del muro absidal.














Curiosa vista que entre los muros románicos y cipreses, emerja la Torre de Valencia



Hemos de comentar que su ubicación no es correcta, ya que los templos románicos tienen la cabecera hacia el este, mientras que esta la tiene hacia el sur.