sábado, 21 de agosto de 2010

Obelisco a los héroes del dos de mayo



Estamos ante uno de los monumentos más olvidados y desconocidos de Madrid. Es curioso que este mismo monumento levantado en cualquier otra ciudad europea, sería centro de atención por parte de los turistas y vecinos, pero en la nuestra, además de desconocido, por si fuera poco, lo tenemos escondido dentro de un pequeño jardín entre unos frondosos árboles que no le dejan lucirse, (el mismo problema que tiene el Museo del Prado, que manía en esta ciudad de poner árboles delante de monumentos y donde tiene que haberlos, los quitan) una reja lo circunda, con lo cual, la única forma de verlo es rodeando la verja, para llegar al punto de partida, que ni siquiera desde la verja es posible contemplarlo en todo su esplendor.
En este mismo lugar, que hoy es la Plaza de la Lealtad, el general encargado de las tropas francesas, Joachim Murat, mandó fusilar a 48 madrileños. Fueron días muy difíciles para nuestra ciudad. Durante el 2 y el 3 de mayo, las tropas francesas se cebaron con el pueblo que se había levantado contra el ejército francés.
El monumento consta de una base, donde alberga una urna de piedra, donde reposan las cenizas de los madrileños fusilados, entre los que se encuentran Daoíz y Velarde, héroes de aquel levantamiento, por haber defendido el Cuartel de Monteleón, del que hablaremos cuando lleguemos al artículo de Malasaña.





Sobre el cuerpo de la base y a continuación de un medallón con las efigies de los mencionados Daoíz y Velarde, se encuentra otro cuerpo con esculturas que modeló el escultor Esteban de Ágreda y que representan la Constancia (Francisco Elías), el Valor (José Tomás), la Virtud (Sabino Medina) y el Patriotismo (Francisco Pérez).




y encima de todo ello, nos encontramos con el obelisco del cual no os puedo dar su altura, ya que según he leído en varios sitios, unos dicen que mide 29 metros, algunos que 34 y otros que 46, así que mientras no me coja un metro y vaya un día a medirlo, lo único que os puedo decir, es que está construido de granito común azulado de las canteras de Alpedrete, granito de color teja de Hoyo del Manzanares y piedra blanca de las canteras de Colmenar y que fue un proyecto con concurso público y suscripción popular, donde incluso trabajaron madrileños de calle anónimos, y que ganó el arquitecto Isidro González Velázquez, el cual presentó dos proyectos fuera de plazo, y que el primero se trataba de una pirámide y el segundo, este que ganó, con un obelisco.





En 1821 se colocó la primera piedra, pero por la vuelta de absolutismo a Madrid, se paró hasta que en 1836 se reemplende, inaugurado como no podía ser de otra forma, el 2 de mayo de 1840. En 1985, tras su restauración, el Rey Juan Carlos I reinauguró de nuevo el monumento y pasó a llamarse "Monumento a los caídos por España", colocándose una llama de gas que no se apaga nunca (salvo a principio de la década de los 90, cuando un corte de suministro al Ministerio de Defensa que estaba con déficit presupuestario, dejó sin combustible el monumento) y que así se equiparaba a otros monumentos en el mundo, donde se refleja la tumba al soldado desconocido. Comentaros también, que junto a este monumento, se encuentra el madroño más grande de la ciudad, del que hablaremos en otro artículo cuando nos refiramos a los madroños de Madrid.

viernes, 20 de agosto de 2010

Iglesia de San Ginés






La iglesia de San Ginés de Arlés, en sus origines debió de ser una ermita o mezquita. Fue construida en el arenal, una especie de arroyo donde desembocaban todos los riachuelos y arenas que se iban deslizando calles abajo. Imaginemos por un momento la calle actual de Arenal. A un lado desembocan todas las calles que bajan desde la calle Mayor y por el otro lado, desembocan las que bajan desde Santo Domingo. Así nos podemos dar cuenta como el arenal era el sitio donde rodaban las aguas y las arenas por una especie de "V", en donde el vértice era nuestra calle, un barrizal que llenaba de humedad todo lo que le rodeaba. Esta zona era fuera de la muralla, los arrabales.
Fuera de la muralla habían dos edificios religiosos que databan de la época, aunque la falta de documentación, no permite saber con exactitud si existió un San Ginés mozárabe o no. Muchos historiadores apuntan a que ya era mezquita, pero nadie ha podido demostrarlo por falta de datos históricos. Lo que si está muy claro, es que hablamos de un templo que ya existía en el siglo XII y en el que el patrón San Isidro ya visitaba en sus recorridos por los templos madrileños. Dicen que visitaba la capilla de la Virgen de la Cabeza, pero eso no es cierto, ya que la Virgen de la Cabeza se instaló en San Gines muchos años después.
La Iglesia de San Ginés tiene tanta historia y tantas obras de arte, que podríamos llenar un blog entero, así que veamos como me las apaño para resumir lo mejor posible.

Como hemos comentado, era la segunda levantada extramuros, es decir, fuera de la segunda muralla árabe que cerraba la ciudad. La primera iglesia arrabalera era San Martín, que estaba justo enfrente de San Gines y con la que existió durante siglos, una eterna rivalidad. Esta iglesia ha tenido a lo largo de su historia, incendios, derrumbes, reformas, vamos... que ha ido paralelamente con la historia de Magerit, salvándose en muchas ocasiones de sus desgracias y hasta de la piqueta. Ya por 1513, existen pruebas documentales de la construcción de una nueva torre. Torre que no sabemos donde se ubicaba, pero que seguro en sitio distinto de la actual, ya que en dichos escritos se comenta, que se iba derribando la vieja torre, a la vez de que se levantaba la nueva. Eso quiere decir que por un tiempo, perduraban las dos. Esa nueva torre se hundió también más tarde con parte del edificio y en 1642 tras el hundimiento de parte del templo, se levantó la iglesia nueva con una nueva torre toda de ladrillo, que es la que ha llegado hasta nosotros del viejo templo, ya que el resto se levantó casi de nuevo, después del incendio que destruyó la iglesia una vez más en 1824.
Muchas cosas que contar en el pasar del tiempo en San Ginés y nos sería imposible escribir en un artículo de blog, necesitaríamos un libro entero. La iglesia se saqueó, despojándola de su tesoro artístico, se derrumbó parte del templo por culpa de la humedad del arrabal, se reformó en numerosas ocasiones y para colmo tuvo tres incendios, el último de 1824. De los arquitectos, obras de arte, retablos y capillas que se derrumbaron o ardieron, casi que mejor no hablaremos por la extensión que tendría este post. Así que nos limitaremos a exponer el templo que vemos actualmente y del que no se sabe sus constructores.
La fachada principal en la calle Bordadores (antigua calle de San Ginés), es de estilo neoclásico, con una portada neoplateresca, un escudo, rematada por un frontón con una ventana redonda. Al lado, una esbelta torre, alta, bellísima, con balcones enrejados y volados, chapitel de pizarra rematado con bola, veleta y cruz. Este chapitel se ha visto en ocasiones iluminarse con destellos incandescentes y parecía arder, pero es que la gran veleta que corona la torre y las aristas del chapitel, convierten la torre de San Ginés es un enorme pararrayos.


Vista de su portada neoclásica desde la calle Bordadores













Por la calle del Arenal, la entrada que se utiliza para entrar al templo. Consta de una lonja con patio, lugar donde se encontraba el antiguo cementerio de San Ginés, con tres arcos en la entrada. Encima de los arcos, un segundo piso que se construyó en su última reforma de 1956 por Jose Luis Marín, cuando se le añadió una hornacina donde se encuentra la escultura de San Ginés, a sus lados ventanas enrejadas, pero más pequeñas que la de la planta inferior, y rematada por un frontón con ventana redonda, dos bolas y cruz de piedra.


Lonja o atrio con los tres arcos de entrada neoplaterescos, en la calle Arenal




Segundo piso añadido en 1956 por Maín con un piso con hornacina con la escultura de San Ginés y rematado por un frontón con ventana redonda, dos bolas y cruz de piedra. Este añadido superior, tapa la vista de la cúpula del crucero de la iglesia




A ambos lados del patio, sobresalen dos construcciones hacia la calle, una es la sacristía y otra la Capilla del Santísimo Cristo de la que hablaremos un poco más adelante.
En la iglesia hay enterrados multitud de personas, aunque en su momento se fueron quitando las lápidas y losas para dotar al templo de un suelo uniforme. También existe una cripta repleta de tumbas y sin olvidarnos del cementerio que existía en lo que hoy es el patio de entrada al atrio. Debajo de las escaleras de entrada, en el atrio, existe un pozo de 9 metros de profundidad, que era el antiguo crematorio de la Inquisición (todavía la parroquia conserva carbón de este horno) y también se enterraban a los ahorcados de la Plaza del Arrabal (hoy Plaza Mayor). Luego nos extrañará oír que en un momento dado, en los arrabales se declaraba la peste.
Hay muchísimas leyendas de la iglesia de San Ginés, pero como podemos leerlas en muchos blogs, nos limitaremos a seguir describiendo el edificio y algunas de sus obras de arte que han perdurado hasta nosotros.

Vista de la torre y la cúpula de la Capilla del Santísimo Cristo




Otra vista de la torre, esta vez desde la calle Bordadores




Instantánea nocturna de la torre y la cúpula de la capilla de Santísimo Cristo




Vista desde la calle Bordadores



La preciosa torre mudéjar de ladrillo




El templo es de planta de cruz latina, con tres naves y capillas, todas cerradas con magníficas rejas que son una verdadera obra de arte. En el lado de la Epístola, entre las capillas que se encuentran, está la de la Virgen de los Remedios, capilla que se hizo muy famosa por un caimán disecado que se encontraba en el altar bajo la Virgen. Cuenta la leyenda que Alonso de Montalbán, Comisionado de los Reyes Católicos, en su viaje a América tuvieron un ataque de cocodrilos mientras iban en el barco y decidieron refugiarse en la isla de Portobello, donde ya en tierra, un gigantesco caimán les persiguió. Un enorme árbol se abrió en dos, cayendo una parte matando al caimán, y apareciendo la imagen de la Virgen en dicho árbol, en agradecimiento a su salvación, condujeron la imagen y el caimán a la iglesia. Hay otro par de leyendas sobre el tema (como siempre pasa en estas cosas), pero lo cierto es que desde 1522 estuvo el cocodrilo en la capilla de los Remedios. Aunque creo que el cocodrilo ardió en el incendio de 1824 y luego se puso una copia de cartón. Hace ya varios años que desapareció y cuentan que está en restauración, pero a mí me han contado de muy buena tinta, que se tiró a un contenedor y que unos muchachos estuvieron arrastrando el cocodrilo durante varios días por los alrededores de San Ginés, hasta que acabó despedazado. El tiempo nos dirá que versión es cierta...
Ni la talla de la Virgen de los Remedios, ni la de la Cabeza, son las originales, que también ardieron. Ambas imágenes son de reciente fabricación. Pero muchas imágenes se salvaron y han llegado hasta nosotros. Un San José, obra de Juan Adán, Nuestra Señora de Valvanera de Valeriano Salvatierra (otros dicen que también ardió).


Interior de la iglesia. Nave central con el altar mayor al fondo




Vista del presbiterio con las tribunas enfrentadas, imitando a las de las Descalzas Reales




En el altar mayor, el retablo que sujeta el gran lienzo del Martirio de San Ginés de Arlés. Aquí haremos una pequeña parada: Cuando la iglesia ardió, se llevó por delante el lienzo original pintado por Francisco Ricci y el que hoy contemplamos, fue pintado por José San Martín, tomando como modelo el boceto original de Ricci, que también se encuentra en el templo. Bien, hasta aquí la versión que conocemos normalmente. Pero estudios recientes han demostrado, que el lienzo que preside el altar mayor de San Ginés, es el original de Ricci. Tras el incendio, el cuadro fue dado como quemado y destruido, pero años más tarde, se pudo comprobar que el cuadro una vez limpiado, no estaba tan dañado como se creyó y fue restaurado y puesto de nuevo en el altar. Por las facturas que se guardan del trabajo encargado a San Martín, se sabe que la copia del cuadro se hizo, pero realmente fue ese el que desapareció y no se sabe su destino, mientras que en el altar mayor de San Ginés, se encuentra actualmente el original de Ricci, de hecho, se puede notar que la parte inferior izquierda, la que sufrió daños en el incendio, es de inferior calidad que el resto del cuadro. Yo, sinceramente, mirando el boceto original de Ricci y el lienzo del altar, me cuesta creer esta versión, que sin duda, parece la cierta.

Lienzo en el retablo del altar mayor. "El Martirio de San Ginés de Arlés", obra de Francisco Ricci



Cúpula y pechinas en el crucero



Otros cuadros cargados de valor que podemos comentar, son "La Anunciación" de Lucas Jordán, "Cristo de la Humildad" de Alonso Cano, "La Inmaculada Concepción" de Antolínez, "Cristo camino del calvario" de Cabezalero y la joya del templo "Cristo arrojando a los mercaderes del templo" del Greco. Hay muchos otros cuadros anónimos del siglo XVII y XVIII con gran valor artístico.
En el lado del Evangelio, a los pies de la nave, se encuentra la Capilla del Santísimo Cristo, una capilla independiente con gran veneración y la cual sirvió de parroquia mientras duraron las obras de restauración después del último gran incendio de 1824. La capilla queda ligada al templo por los pies y en el ángulo norte. Tiene fachada a Arenal y a Bordadores y tiene forma de cruz latina con cúpula sobre pechinas y tambor, rematada con linterna. Una cúpula preciosa, con pinturas sobre el tema de la Ascensión. El altar está repleto de mármoles y jaspes rojos con incrustaciones de bronce dorado a fuego en los capiteles. Preside el altar el Santísimo Cristo de la Agonía, obra de Alfonso Giraldo Bergaz. Cuatro ángeles, obra de Pompeio Leoni, que doró el platero Juan Ortíz. El retablo de Bartolomé Zombigo.

La bellísima Capilla del Santísimo Cristo



Cristo de la agonía, obra de Giraldo Bergaz



Detalle en el altar de la Capilla, con los ángeles de la escuela de Pompeio Leoni y dorados por Juan Ortíz




Cúpula de la Capilla del Santísimo Cristo de la Agonía



Hay muchísimas más obras con mucho valor en el templo, pero estaríamos hasta mañana enumerando obras. Os dejo algunas de ellas en algunas fotos.

El Cristo de la Humildad, obra de Alonso Cano




La Anunciación, obra de Lucas Jordán




Querubín, obra de Pedro Hermoso y el lienzo de la Inmaculada Concepción, obra de José Antolínez




El maravilloso boceto de Francisco Ricci, "El Martirio de San Ginés de Arlés". Mirando bien este cuadro, es difícil creer que el lienzo del altar mayor sea del mismo autor, pero así és.




Otros cuadros y esculturas de los siglos XVII y XVIII






Inmaculada Concepción, obra de Talleres sevillanos del siglo XVII, de un seguidor de Murillo.
El retablo es incombustible que imita mármol jaspeado















Cristo de los afligidos, anónimo. Algunos lo atribuyen a Nicolás Fum0



Cristo caído con la cruz a cuestas, obra de Nicola Fumo, obra de 1698



Talla barroca de madera policromada de San Isidro Labrador, anónima



Cristo resucitado, anónima (otros lo atribuyen a Sánchez Barba)



San Judas Tadeo que junto a otro San Judas de la iglesia de Santa Cruz, son muy venerados., obra de Antonio José Martínez. Es copia de una talla barroca idéntica que hay en el msmo templo.



Retablo en la Epístola con la talla de San José, obra de Juan Adán



La Virgen de la Cabeza, obra del siglo XX, ya que la original del siglo XII, se quemó en el incendio de 1824



Atrio o loggia de la entrada a la iglesia en el patio de la calle Arenal




Vista nocturna


Hay muchísimo más que podríamos hablar sobre la iglesia de San Ginés, pero ya veis que nos hemos extendido demasiado y no es cuestión de aburrir al personal. Creo que con los datos ofrecidos, es suficiente para aprender algo de la historia del templo y de las obras de arte más importantes. Hay muchas más, desde luego, porque San Ginés es un museo en toda regla por el contenido artístico que contiene. Se casó Lope de Vega, se bautizó a Quevedo y se hicieron funerales por Luis de Victoria. En 1868 pasó la prueba de fuego, cuando a punto de ser demolida para construir unos jardines, se salvó de la piqueta. Tal vez en algún artículo más adelante, podamos comentar algunas leyendas y anécdotas de su historia. Mientras, aquí os dejo con la joya de la corona...


La joya del templo: La expulsión de los mercaderes del templo, obra del Greco

domingo, 15 de agosto de 2010

Iglesia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real



La iglesia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, es otro edificio religioso donde se venera un cuadro en vez de una imagen o talla. Una Virgen que en realidad es la Virgen de la Soledad, pero que descubriremos porqué ha llegado hasta nosotros como Virgen de la Paloma. Un edificio neomudéjar con elementos góticos, y con influencias árabes en su interior, que se encuentra en la calle que le dio nombre y que paso a detallaros.

En esta calle se encontraban unos corrales que pertenecían a las monjas de San Juan de la Penitencia, de Alcalá de Henares, y en ellos se crió la famosa paloma que volaba sobre la imagen de la Virgen de las Maravillas, cuando la llevaron al convento de la calle de la Palma y que derribaron para hacer la Plaza del Dos de Mayo. Esa paloma que nunca volvió, dio nombre a dichos corrales, que pasaron a llamarse los Corrales de la paloma, y que por tradición, también se lo dieron a la calle que se trazó sobre ellos. Bien, pues en dichos corrales, se hallaba una pintura de la Virgen de la Soledad, que estaba puesta en unos bastidores viejos, entre la leña destinada para encender el horno. El lienzo se lo entregó el trabajador del horno a unos niños para que jugasen con él, momento en que Isabel Tintero, vecina del lugar, les compró el lienzo a los muchachos por tres cuartos. Isabel lo limpió y lo puso en un retablillo en el portal de su casa, donde comenzó a recibir la veneración de los vecinos. Pronto se hizo famoso el cuadro que estaba en el portal de Isabel Tintero, al que se le atribuyeron varios milagros, de tal forma, que pronto se expandió el culto, llegando a la realeza. La misma Maria Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, se hizo devota de la misma, más tarde, sería Isabel II la que venerara también el cuadro.





Muy pronto el portal quedó pequeño para toda la gente que acudía a venerar el lienzo, por lo que Isabel Tintero, acomodó una habitación de su casa para tal faena, pero aún así cada vez acudía más gente y se pensó en levantar una capilla. Fue un discípulo de Ventura Rodríguez, Francisco Sánchez, el que hizo el proyecto, quedando levantada en 1795. La Capilla de Nuestra Señora de la Virgen de la Soledad, se construyó con el apoyo de la Casa Real y a partir de ese momento, fue popularmente conocida como "de la paloma", por su ubicación.
En la invasión francesa, fue la propia Isabel Tintero, la que esconde el cuadro y las joyas de nuevo. Isabel muere en 1813 sin cumplirse su último deseo: ser enterrada en la Capilla de la Virgen de la Paloma, junto al cuadro que salvó y que con tanto amor guardó y conservó. Mientras, el culto fue creciendo y creciendo, que volvió a quedarse pequeña para dar cabida a tanta gente, mientras que en 1891, la parroquia de San Pedro el Real, pasa a esta otra, y aunque pasó a llamarse así, nunca hubo problema en distinguirlas, ya que la de San Pedro el Real antigua, se la conocía como San Pedro el Viejo, y la nueva como la Virgen de la Paloma. Y de nuevo se vuelve a iniciar un proyecto para la construcción de otro edificio que cumpliera las nuevas espectativas.
En 1896, según el proyecto de Lorenzo Álvarez Capra, se levanta el nuevo edificio, inaugurándose el 23 de Marzo de 1912, con la asistencia del rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia de Battenberg.
El cuadro de la Virgen de la Soledad, pronto fue conocido popularmente, por la calle donde se encontraba, y pasó a llamarse la Virgen de la paloma
Es curioso, que al igual que la Virgen de las Maravillas, esta Virgen, dio nombre al barrio entero, perdurando con el tiempo dicho nombre. Sin ser la patrona de Madrid, lugar que ocupa la Almudena, la Paloma ha llegado a ser tan venerada por los madrileños, que se ha convertido en otro de los símbolos de nuestra ciudad.

cuadro de la Virgen de la Paloma en el retablo de la iglesia del mismo nombre




El edificio es de estilo neomudéjar con elementos góticos y con influencias árabes en el interior.
La fachada del edificio consta de un cuerpo central con pórtico, flanqueado por dos torres gemelas. El material para su construcción es el ladrillo rojo y la piedra. Por encima del pórtico, tres vanos con arco de medio punto coronados por cuadrifolios, que contienen vidrieras, y por encima de estos, un óculo, remata el cuerpo central una cruz sobre un afrontonado acabado.

fachada de la iglesia, con el pórtico de entrada y las dos torres



una de las torres: con arco polilobulado en el segundo cuerpo y arco de medio punto en el tercero




El interior de esta iglesia es muy peculiar y un tanto raro. Esto obedece a que el interior del templo se adaptó a las nuevas ideas del Concilio Vaticano II, de modo que los bancos de los feligreses se dispongan en torno a la mesa de la Eucaristía. Esto hace que viendo el interior de la iglesia, pensemos que en vez de misa, haya debates o tal vez, un combate de boxeo. También hay un baptisterio octogonal, diseñado según el modelo de las iglesias paleocristianas para el rito del bautismo por inmersión. Lo que no tengo ni idea es si se usa y en caso de usarse, como se hace...
Tal vez el cura se quita los zapatos y mete los pies en el agua?, tal vez haya que sentarse en la escalera?, la verdad es que no tengo ni idea...





interior de la iglesia



















baptisterio bautismal




El retablo cobija el cuadro de la Virgen de la Paloma, que es bajada cada año, el 15 de Agosto, tras una misa solemne, por los bomberos de Madrid para sacarla a procesión, (por ser la patrona de ellos) y los mismos bomberos, que son guardia de honor en la procesión, volverán el cuadro a su lugar una vez acabada.

retablo con el cuadro de la Virgen de la Paloma, patrona de los bomberos de Madrid













vistal del coro con las vidrieras que están en los arcos ojivales de la fachada








Arco árabe en la nave








detalle de las figuras escultóricas en el retablo