miércoles, 24 de febrero de 2010

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo



La iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo, es el nombre que recibe esta Parroquia, que tuvo su origen, cuando unos religiosos carmelitas calzados procedentes de Toledo solicitaron al rey Felipe II el permiso para poder fundar un convento de su regla en la recientemente creada capital del reino. Se les concedió un solar que había estado ocupado por unas mancebías, donde una bellísima imagen, lujosamente ataviada, servía de reclamo, en uno de sus balcones. Para mayor perfección, la figura era de movimiento y agitaba las manos de la imagen, un hombrecillo menudo y liviano, que se escondía entre las aparatosas vestiduras, incluso se le arrancaron los brazos a la imagen, para así, con los brazos de verdad, poder tocar el violín el propio hombrecillo escondido. Uno de los discípulos del venerable Bernardino de Obregón que andaba pidiendo limosna para su hospital, acertó a pasar por delante del prostíbulo, desde donde las mujeres le mostraron la imagen, aunque no se llegó a comprender por qué motivo se le antojó al donado una representación de la Virgen. Y no le faltaba razón, ya que esa imagen era una talla de la Virgen María que había sido robada en un pueblo de Toledo y traída a Madrid. Lo que más lamentó, no fue no llevar dinero para entrar en aquella casa para salvar y rescatar la efigie de las manos indignas en que se encontraba. Así que como no pudo entrar, denunció el caso a la Inquisición, lo que hizo terminar en el quemadero a las mozas de aquella casa y al hombrecillo que daba movimiento a la preciosa imagen (otros datos apuntan a que fueron apresados). La imagen fue llevada al Ayuntamiento y se le dieron honores de santidad y veneración, con el bello nombre de Nuestra Señora de Madrid, yendo finalmente, a ser colocada en el altar mayor de la capilla del Hospital General (en alguna ocasión, hablaremos de esta talla en este blog). Pero sigamos con la historia de nuestro convento, que acabaría por estar situado justo en los terrenos del edificio donde ocurrió esta historia.

El rey hizo derribar estos edificios. En un principio los religiosos vivieron en unos cobertizos de madera. Se fundó el convento del Carmen Calzado, en 1575, y aunque en un principio estuvo advocado a los Santos Antón y Dámaso, siempre se la conoció como el convento del Carmen.
En la construcción del convento y la iglesia, se contó con la ayuda del rey Felipe, su hermana Doña Juana y de toda la Villa de Madrid.
El convento desapareció dando paso a los cines Madrid, y ocupaba toda una manzana que hoy ocupa la calle del Carmen, la calle Salud y la Plaza del Carmen, hasta que en la desamortización de Mendizabal, de la que irremediablemente hablamos cada dos por tres, se expulsó a los religiosos de su templo, dato que se repetía, ya que en 1808, en la guerra de la independencia, se les había expulsado por primera vez. Pero la iglesia siguió en pié, y se le siguió dando culto gracias a los terciarios carmelitas, hasta que el templo se convirtió en iglesia filial de la Parroquia de San Luis Obispo. Una vez que San Luis desapareció, quedaron unidas las dos parroquias en el mismo templo. Pero estaba a punto de llegar la guerra, momento en que el templo fue asaltado y en donde se destruyeron gran parte de sus altares e imágenes. Mas tarde, al agrandar la calle Salud, el templo fue recortado a sus pies, teniendo que construirse una nueva fachada y momento que se aprovechó para poner una de las pocas obras de arte supervivientes del antigua iglesia de San Luis, la portada barroca.

El templo fue trazado por el arquitecto Miguel de Soria, en 1611. Artista que ya tenía en su haber otros edificios conventuales en la Villa. Tuvo como ayudante al maestro cantero Mateo de Cortaire. En 1640, estaban todas las obras concluidas. Lástima que se perdiera el antiguo retablo construido por Sebastian de Benavente y dorado por Lorenzo Sánchez y Martín de Velasco. Aunque nos quedan algunos retablos de sus manos en el templo, como los de la capilla de la Virgen del Pilar, San Antonio y la Inmaculada.

El edificio en sí, es bello, más bello todavía en el interior, donde ha llegado a nosotros casi intacto. Con una inmensa planta en forma de cruz latina, con los brazos del crucero cortos y cúpula sobre pechinas en el crucero. Es de una sola nave con capillas a los lados. Un edificio claramente barroco del siglo XVII, pero con muchas influencias de modelos romanos


FACHADA


La fachada es bastante sencilla, con dos portadas a la calle, una en la calle del Carmen y otra en la calle Salud. Antiguamente tenía tres, correspondiendo la tercera a la calle del Carmen también, a la altura del presbiterio y que hoy se encuentra convertida en una ventana, sitio en el que hasta época reciente, se encontraban aquí una lonja con unas gradas, como las de San Felipe el Real, con unos comercios debajo, que convertían este rincón de Madrid en un lugar muy característico, algo imperdonable de haber dejado perder.
En la calle de la Salud, a la altura de la nave del Evangelio, se encuentra la única torre del templo, de sillería y ladrillo, cubierta de un revocado típico de las iglesias madrileñas. En la parte inferior de la torre, se encuentra la portada barroca del antiguo templo de San Luis Obispo, obra de Francisco Ruíz, en 1715. Enmarcada entre columnas, la bella portada barroca contiene un dintel, sobre el que se encuentra la escultura de San Luis.


Fachada barroca que procede de la desaparecida iglesia de San Luis Obispo




Por encima, un frontón curvo partido, que enmarca la parte inferior de la hornacina donde se aloja el santo titular, todo ello en piedra caliza hecha por el escultor Pablo González Velázquez. Por encima del santo, otro frontón curvo partido más pequeño, que enmarca un escudo.





puertas de la portada








La portada que da a la calle del Carmen, es más sencilla, del siglo XVII, que consta de dos columnas alojadas en pedestales, con pilastras retranqueadas que enmarcan la puerta, y que tiene un arco de medio punto sobre el dintel. En el tímpano de esta portada, el escudo del Carmelo y por encima, una hornacina con el grupo escultórico de la Imposición de Escapulario por la Virgen del Carmen a San Simón Stock.

Fachada que da a la calle del Carmen, con una portada más sencilla del siglo XVII





INTERIOR DE LA IGLESIA








vista desde el presbiterio



La nave está cubierta por medio de bóvedas de cañón sustentadas por arcos fajones donde se abren lunetos y ventanas, y se sostiene por pilastras de orden toscano.




En el crucero una cúpula sin tambor ni linterna, sobre pechinas con los escudos del Carmelo.


cúpula sobre pechinas con los escudos del Carmelo



Todas las Capillas se abren con un arco de medio punto y que no me olvide comentar que todas las Capillas se cierran con unas hermosas verjas del siglo XVII

La nave central tiene dos púlpitos de mármol, fechados en 1630 y decorados con escudos del Carmelo


púlpitos fechados en 1630 decorados con escudos del Carmelo



En los pies del templo, a la altura del coro, se levantan dos tribunas a los lados. En la del Evangelio, se encuentra el precioso órgano del siglo XVII. Por encima de todas las Capillas, se encuentran los balcones desde los que seguían los actos religiosos los carmelitas




El precioso órgano neoclásico del siglo XVII





RETABLO MAYOR








El retablo mayor, de estilo clasicista, es del siglo XVIII, donde unas grandes columnas neoclásicas enmarcan el grupo central de la Virgen del Carmen, una magnífica escultura de Juan Sánchez Barba, del siglo XVII


retablo neoclásico del siglo XVIII con cuatro columnas corintias, enmarca la escultura de la titular



Escultura de la Virgen del Carmen, obra de Juan Sánchez Barba, del siglo XVII




En el ático del retablo, otra joya del templo, una pintura de la Santísima Trinidad, cuadro pintado por el madrileño Antonio de Pereda

Pintura que representa la Santísima Trinidad,obra del madrileño Antonio de Pereda




en sus laterales, en la parte superior, dos pinturas del siglo XVII que representan a las dos carmelitas, Santa Teresa de Jesús y Santa María Magdalena de Pazzi.
Debajo, dos esculturas del XVIII. La de la izquierda representa a San Juan Nepomuceno y a la derecha la de San Simón Stock. En la parte inferior, rodea la Capilla mayor, una sillería de madera del siglo XVII, obra del tallista Gabriel Vázquez.




sillería de madera del siglo XVII, obra del tallista Gabriel Vázquez





El interior de la iglesia tiene tanto que comentar, que para no olvidarme de detalles, iremos comentando como es costumbre, empezando por los pies, en el lado de la Epístola. Muchas de las imágenes son de factura moderna, ya que fue saqueada y muchas obras de arte destruidas. Pero las que han llegado hasta nosotros, son verdaderas obras de arte.


Altar del Cristo de la Fe





Santo Cristo de la Fe, obra de Víctor González Gil en los años cuarenta, talla ejecutada basándose en fotografías del original del templo de San Luis, que se quemó en 1935 con el resto de la iglesia.




Este Cristo tiene muchísima devoción, y está alojado en un precioso retablo barroco con columnas salomónicas del siglo XVII




Primera Capilla

Santa Casilda, hija del rey moro de Toledo, en un retablo del sigo XVIII




San Antonio (talla moderna) en un retablo del siglo XVII, atribuido a Sebastián de Benavente





En el centro de la capilla, un retablo del siglo XVII también de Sebastián de Benavente, con una imagen de la Inmaculada (talla de mediados del siglo XX), y a los lados, las imágenes de San Federico y Santa Lucía. La imagen de San Federico es de 1929, obra del escultor valenciano Enrique Bellido. En la Iglesia del Carmen se encuentra la sede, desde 1929, de la Congregación de San Federico





En el ático, una pintura de la Virgen con el niño, del siglo XVII



Capilla de la Venerable Orden Tercera de Nuestra Señora del Carmen Calzado




Nuestra Señora del Carmen Calzado, una imagen del siglo XX, de muy buena calidad y belleza









Pintura de San Matías, copia moderna de un cuadro de Rubens




Talla de San José, de finales del siglo XVIII





Inmaculada, imagen del siglo XIX





Brazo del crucero de la Epístola

Retablo del siglo XIX, enmarcado por dos columnas y con la Santísima Trinidad, obra del escultor José Piquer








Pintura que representa al profeta Elíseo, mandando a unos osos que maten a los niños, que se habían burlado de su calvicie. Este soberbio cuadro es obra de Antonio de Pereda, del siglo XVII





Brazo del crucero del Evangelio

Puerta monumental del siglo XIX, que da paso a la sacristía




Sacristía


uno de los cuadros que se encuentran en la sacristía


Saliendo de la sacristía de nuevo...
Retablo barroco del siglo XVII con una escultura moderna del Sagrado Corazón de Jesús. En el ático, una pintura barroca de la Trinidad.






Magnífica pintura que representa a Elías, fundador del Carmelo como Elíseo, matando con la espada de fuego a los falsos profetas de Baal, obra de Antonio de Pereda.
Tanto este cuadro, como el anterior de Pereda, necesitaría una restauración y sobre todo, un buen marco, otro alojamiento más acorde a la valía del cuadro y otra iluminación.





pequeño retablo barroco del XVIII, con un busto de Ecce Homo, una talla de la escuela madrileña del XVII





Capilla de la Virgen de Guadalupe de Extremadura (antigua de los Médicos)

Virgen de Guadalupe de Extremadura (talla moderna), en un retablo neoclásico del XVIII. En el fondo de esta capilla, hay una lápida sepulcral de la familia Alarcón, fundadores de esta en 1638





Capilla de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba (talla moderna). El retablo es del XIX. A lado, una escultura moderna del Cristo de Medinaceli





Retablo de la Virgen de la Caridad del Cobre, talla moderna








Entre Capilla y Capilla, un pequeño retablo barroco con la Virgen del Perpetuo Socorro





Capilla de la Real e Ilustre Congregación del Santísimo Sacramento y Santo Entierro
Esta es la más fastuosa de todas las capillas del templo. El retablo es del siglo XVIII, muy barroco y recargado, con grandes columnas salomónicas y muy cargada ornamentación.





En el centro del altar, la Virgen de la Soledad, obra de Jacinto Higueras








Existen actualmente en el Carmen, dos Cristos yacentes:

En una urna, Cristo yacente, obra moderna de José Planes





Una de las joyas del templo, el Cristo yacente, obra de Juan Sánchez Barba en el siglo XVII. Esta escultura fue mutilada en 1936 y restaurada después.





En la capilla se encuentran varios lienzos del siglo XVII:
La Coronación de espinas, copia del original de Van Dyck, San Pedro contemplando a Cristo atado a la columna, y dos cuadros que representan a San José y San Antonio. Todos ellos son de la escuela madrileña





Capilla de la Virgen del Pilar, con una imagen moderna de la titular, que se aloja en un magnífico retablo barroco con columnas salomónicas, otra de las obras de Sebastián de Benavente, que se encuentran en la iglesia. Al lado de la Virgen, esculturas de San Alberto de Sicilia y la Beata Arcángela, ambas de finales del XVIII.





En un retablo más pequeño, realizado con los restos de otro retablo del XVIII anterior, se cobija una escultura moderna de La Milagrosa. También sirve esta Capilla como baptisterio, por lo que aquí se encuentra la pila bautismal.






Comentar como anécdota, que en esta Capilla se encontraba un hermoso cuadro que representaba a la Virgen del Parto o de la Leche, la cual fue muy venerada por las embarazadas de Madrid, pero el cuadro fue robado y la tradición madrileña de ir a pedir a la Virgen por un alumbramiento feliz, pasó a ser historia.




Otra anécdota sobre la iglesia, fue la publicación de una noticia en un periódico de la época:


El 2 de Agosto de 1936, salía publicado en el ABC republicano, una noticia sobre la Iglesia del Carmen en Madrid. Decía que se habían encontrado 65 cadáveres momificados enterrados debajo del altar mayor y bajo las bóvedas en las capillas, entre los que se encontraban también varias monjas, fetos y niños de corta edad. Los enterramientos databan de 1746, cuando lo habitaban monjas de la Orden carmelitana. Otro descubrimiento fue una urna de madera que contenía los restos de San Eugenio y de Santa Casilda, que se encontraban empotrados en una pared de la sacristía. A la noticia, acompañaba una foto de los milicianos de la C.N.T posando junto a las calaveras de los cadáveres encontrados.


No tengo ni idea si estos datos están contrastados y si son verídicos o no, pero lo que sí parece claro, es que en el convento del Carmen, nunca hubo monjas, ya que siempre fue habitado por hombres, dato que deja sin aval la noticia.





Mi más sincero agradecimiento al párroco de Nuestra Señora del Carmen, por su ayuda y cooperación en la realización de este artículo, y por supuesto a JUAN, que sin su dedicación, tiempo y voluntad, no hubiera sido posible la publicación de este post.

Gracias





Fuentes:

Datos:
- Pedro F. García Gutiérrez y Agustín F. Martínez Carbajo, por su brillante trabajo en "Iglesias de Madrid"
- Pedro de Répide en "Las calles de Madrid"

Fotos: Todas las fotos de Bélok (Viendo Madrid)

domingo, 21 de febrero de 2010

Viendo Madrid una mañana de sábado






















viernes, 19 de febrero de 2010

Basílica de la Virgen Milagrosa



La Basílica de la Virgen Milagrosa, pertenece a la congregación de los Padres Paúles de Madrid. Estos tuvieron en Madrid su primera residencia en la calle Barquillo, hasta la desamortización de Mendizábal en 1836, luego estuvieron en la calle Leganitos hasta 1868 y más tarde, en vista de que se habían quedado pequeñas sus capillas, se decide levantar un templo de grandes proporciones en honor a San Vicente de Paúl. El proyecto sería de Juan Baustista Lázaro, arquitecto leonés, que había trabajado con Aparici y Madrazo en construcciones neogóticas y que más tarde en sus trabajos en Toledo, incorporó al estilo mudéjar.


fachada gótico-mudéjar de la basílica



El edificio está construido de ladrillo, de planta basilical, tiene tres naves sin crucero, siendo la nave central de más altura y divididas en tramos con doce columnas y con girola poligonal, siendo inaugurada en 1904.



interior de la iglesia con la monumental vista de la nave central







vista exterior de la girola poligonal



La fachada es de estilo mudéjar con elementos góticos, o lo que es igual, de gótico-mudéjar, con una portada que consiste en un solo arco ojival con tímpano, el cual tiene un mosaico de 1975 de la Casa Santarrufina de Madrid. Anterior a este mosaico, había una cerámica de Daniel de Zuloaga.




En el segundo cuerpo se encuentra un rosetón, remata la fachada un frontón con cruz. El cuerpo central está flanqueado por dos torres cuadradas hasta el frontón, donde toman forma octogonal y acaban en agujas piramidales.






torres que flanquean el cuerpo de la fachada




En el interior de la iglesia podemos observar en la cabecera, la imagen de la Virgen Milagrosa, que se encontraba hace años en una capilla lateral, mientras que la imagen que ocupaba el retablo, era la de San Vicente de Paúl. En el momento que se nombra el templo como Basílica menor, se construye un nuevo retablo neogótico dorado de tres cuerpos. Pero en 1936 el templo quedó arrasado, quemándose todas las imágenes y el retablo, todo quedó destruido por el fuego y lo que no, saqueado, además de asesinar a 15 religiosos y quedando el edificio como cine provisional durante toda la guerra. La imagen de la Virgen Milagrosa fue estrella de excepción, siendo quemada a las puertas de la Basílica. Terminada la guerra, los Padres Paúles carecían de dinero para reconstruir nada y tuvieron que alquilar la huerta, la mitad del edificio y así poner un Calvario de escayola, una imagen de San José y otra de San Vicente de Paúl. Más tarde, en una hornacina de la cabecera, se pudo colocar la imagen de la Milagrosa, esculpida por el mismo autor que la anterior, Claudio Rius.






imagen de la Milagrosa, obra de Claudio Rius, dentro de la hornacina camarín, construido por los talleres Granda



Fue declarada Basílica menor por Pío XI el 28 de julio de 1923.




vista de la basílica desde la calle García de Paredes



arcos ojivales y vidrieras



vidrieras de la Casa Maumejean, inspiradas en las de la Catedral de León




órgano del templo, obra de Ricardo Rodríguez. Suelen darse conciertos habitualmente



templo con planta basilical, sin crucero y sin cúpula



jueves, 11 de febrero de 2010

Iglesia de San Ildefonso



La iglesia de San Ildefonso, se encuentra en la plaza del mismo nombre, al comienzo de la calle de Colón y a un lado de la calle Corredera Alta de San Pablo, en pleno barrio de Malasaña. Esta iglesia ha sufrido toda clase de penurias desde su construcción. Se construyó en 1629, como templo destinado a San Martín, filial al Convento Benedictino del mismo nombre en la Plaza de las Descalzas. En 1635, ya nos aparece como iglesia de las Capuchinas, aunque sigue perteneciendo a San Martín. Era un gran templo de tres naves, con planta basilical, que ocupaba todo lo que hoy es la plaza aneja. En 1809, llegó José Bonaparte y su afán de tirarlo todo, y derribó el templo para hacer una de sus ansiadas plazas. Por cierto, que algún día haremos un artículo sobre Pepe botella o el rey Plazuelas, porque a pesar de todo, José Bonaparte, fue un buen rey, además de ser muy culto e inteligente, pero Madrid estaba muy dolido con lo ocurrido en 1808, pero eso será en otra ocasión. Sigamos con el templo que nos ocupa.
En 1827, se volvió a levantar el templo, que es el que hoy conocemos, proyecto del arquitecto Antonio Cuervo, pero en 1832, nuestro templo sufrió un incendio que la dejó casi destruida por completo. Restaurada posteriormente, hubo que recortarle los pies, que fue donde sufrió más con el incendio, con lo que hubo que diseñar una nueva fachada. Aquí, desde luego que ahí se lucieron, porque la fachada del templo, no puede ser más normalita y feílla. Durante la guerra, convertida en un almacén de víveres, volvió a sufrir grandes destrozos e incendios, y no quedó apenas nada del proyecto original de Cuervo, pero muchas de las imágenes habían sido guardadas por algunos feligreses en sus casas y gracias a ello, se conservaron hasta nuestros días.
En 1952, se restauró y remodeló totalmente la iglesia, revistiendo las torres de losetas, y quitando el enfoscado de las fachadas.

El exterior consta de un cuerpo central, flanqueada por dos torres achatadas, rematadas con tejadillos con campanarios de balcones enrejados. En la mitad de la fachada, sobresale su único ornamento, un óculo con un octograma, que sirve de vidriera rosetón al templo. En la torre derecha, se encuentra un reloj.

reloj en la torre derecha de la fachada




Con planta de cruz griega, el interior de la iglesia, es bastante más interesante de lo que en un principio nos hace creer el exterior y enseguida nos damos cuenta que el itinerario habrá merecido la pena.




interior de la iglesia









vista del presbiterio y la bóveda del ábside








En el retablo, de estilo neoclásico, se encuentra enmarcado el relieve que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso, atribuido a Gaspar Becerra, del siglo XVII. De lejos queda hasta bonito, pero de cerca, a mí particularmente, no me gusta nada, y la restauración exagerada menos. Dicha restauración corrió a cargo de Mariano Bellver en 1861 y el dorado al maestro Isidro. A los lados en el presbiterio, dos tribunas estilo imperio.

retablo neoclásico con dos gigantescas columnas corintias que enmarcan el relieve atribuido quizás a Gaspar Becerra, que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso, restaurado por Mariano Bellver








En el lado de la Epístola, nos encontramos con dos esculturas de Francisco Vergara el Mozo, una a los pies de la nave y otra al final. La del comienzo es de San Antonio de Padua y la del final, San José, que algunos cronistas no la atribuyen a Vergara y yo tampoco doy crédito a ese dato, sinceramente no me parece en absoluto de Vergara. Acostumbrados a verle con el niño en un brazo, aquí le vemos con el niño más crecidito y de la mano.

San Antonio de Padua, obra de Francisco Vergara "el Mozo"



escultura de San José, obra atribuida por algunos a Vergara "el Mozo"




Cerca de San Antonio de Padua, hay un cristo crucificado, talla del siglo XX, el Cristo de la Providencia. No veo la escultura equilibrada, no sé... le veo las piernas demasiado cortas.

El Cristo de la Providencia, talla del siglo XX




A mitad de la nave, en un retablo neoclásico, un altar cerrado con cristal, dedicado al Santísimo Cristo de la Misericordia, que comparte altar con la imagen de la Virgen de la Soledad. El Cristo, una impresionante y bellísima talla del siglo XVII, es anónimo, mientras que la imagen de la Virgen, es una talla más reciente, del XIX. Solo por ver la talla de este Cristo, la visita, habrá merecido la pena.

retablo neoclásico con el Santísimo Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Soledad





La preciosísima imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia, talla del siglo XVII





La cúpula, como ya dijo Pedro de Répide, parece un cascarón colocado encima, a lo que yo añado que parece también, la tapa de un huevo kinder y creo recordar que alguna vez tuve una ensaladera igual, con ese mismo dibujo en el borde, y está sobre pechinas, pintadas con los cuatro evangelistas.

la sosísima cúpula y pechinas pintadas con los cuatro evangelistas



Una placa en la iglesia, nos recuerda que en este templo se casó Rosalía de Castro con Manuel Murguía en 1858.

San Ildefonso vista desde la plaza del mismo nombre






POR FAVOR, BASTA YA!