La iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas, albergó el convento e Iglesia de las Religiosas Bernardas del Santísimo Sacramento. Una construcción del barroco madrileño del siglo XVII, fundada por Cristobal Gómez de Sandoval, duque de Uceda, hijo del duque de Lerma y poderoso ministro de Felipe III, que en 1616 hizo traer a sus primeras religiosas del monasterio de Santa Ana, de Valladolid hasta Madrid.
La calle actualmente se llama del Sacramento, nombre que le viene del convento, pero en su momento se llamó de Santa María por estar muy cercana a la iglesia del mismo nombre. Diremos que esta iglesia estaba en un estado lamentable de abandono y que desde que el Arzobispado de Madrid la cedió a la I Región Militar para sede del Vicariato Castrense y pasando a ser Catedral Castrense de las Fuerzas Armadas, el templo se restauró con una acertadísimo buen gusto y cuidado, devolviéndole todo el esplendor del barroco, siendo un ejemplo claro de como hay que cuidar el arte que tenemos en la ciudad. Hoy en día, es uno de los templos mejor cuidados y más bellos de la capital, desde luego... todo un ejemplo a imitar.
El proyecto fue de Juan Gómez de Mora en 1615, pero no se empezó la construcción hasta medio siglo después. Los arquitectos fueron Bartolomé Hurtado, Francisco Bautista y Manuel del Olmo. Andrés Esteban la concluyó en 1744, siendo este último el arquitecto encargado de todo el diseño del interior de la iglesia. La iglesia es de planta de cruz latina con nave de tres tramos, cubierta por bóveda de medio cañón con lunetos y una preciosa cúpula encamonada sobre una base ochavada y pechinas. con un tambor sin ventanas y una gran linterna que le da una iluminación asombrosa.
vista de la iglesia desde la calle Mayor
vista de la cúpula desde la plaza de la Paja
En la fachada, construida toda de piedra, predominan todavía los elementos herrerianos de la época. Con tres arcos (dos de medio punto y el del medio rebajado), predomina en su parte central un relieve del siglo XVIII con la apoteosis de San Bernardo y San Benito.
fachada del templo
La iglesia al carecer de torre o campanario, tiene su única campana en una ventana en la parte superior de la fachada.
Adosado a la iglesia estaba hasta hace muy pocos años, el monasterio convento, muy restaurado y modificado pero que conservaba todo su patrimonio artístico en el interior. Fue derribado sin remordimiento alguno para construir un edificio de viviendas.
vista superior de la fachada con la única campana del templo
En la entrada al interior, nos encontramos primero con un atrio donde hay una pintura del siglo XVIII de los hermanos González Velázquez, con una técnica pictórica que intenta engañar a la vista, jugando con la perspectiva y otros efectos ópticos, a lo que se le llama trampantojo. Representa un cielo abierto con angelitos y unas inscripciones que aluden a la Eucaristía.
pintura en el atrio, obra de los hermanos González Velázquez
Interior del templo
El interior es de planta de cruz latina y con una luminosidad increíble, pensando ahora así de pronto, podría asemejarla con las Calatravas o las Góngoras.
La nave es de medio cañón con lunetos, asentada por pilastras adosadas y rematadas por capitales compuestos. Todo el entablamento se encuentra sustentado por una serie de ménsulas pareadas, excepto en la cúpula, que se agrupan de cuatro en cuatro.
interior de la iglesia
Toda la decoración de la iglesia está hecha por los hermanos González Velázquez, artistas de los que hablamos continuamente en ese blog, ya que participaron en infinidad de templos madrileños.
En el coro alto, hoy se encuentran los tubos del órgano y sobre el coro, un lienzo de San Juan Bautista en el desierto. En los techos de la nave, tres pinturas representando a Santa Isabel, Santa Catalina de Suecia y Santa Gertrudis.
frescos en el techo de la nave y encima del coro
Las pechinas representan a San Bernardo, San Benito, Santa Escolástica y Santa Humbertina. En el techo del crucero de la Epístola, pintura de una santa cisterciense. En el interior de la cúpula, motivos decorativos y florales. En el tambor, pinturas de El Salvador, San Juan Bautista, Sansón, un símbolo eucarístico, un paisaje, y cabezas de los Cuatro Evangelistas en la parte inferior.
vista superior del crucero con la cúpula, pechinas y cornisas
pinturas del interior de la preciosa cúpula
El retablo mayor es neoclásico, con dos columnas de orden compuesto que enmarca el hermoso lienzo que representa la Adoración de la Eucaristía por parte de San Benito y San Bernardo, obra de Gregorio Ferro en el siglo XVIII. En la parte superior, una gloria alrededor del Espíritu Santo con dos ángeles en estuco, en aptitud de adoración.
vista del altar mayor y el retablo
retablo neoclásico que enmarca el soberbio lienzo que representa la Adoración de la Eucaristía por parte de San Benito y San Bernardo, obra de Gregorio Ferro en el siglo XVIII
Como es costumbre, nos situamos en los pies de la nave en el lado de la Epístola y comenzamos el recorrido del templo:
Altar dedicado a las Benditas Ánimas del Purgatorio, con un lienzo del finales del XVIII. Su situación aquí, data de una vieja costumbre en la iglesia, según la cual, el primer o último padrenuestro que se rezaba al entrar o al salir de un templo, se hacía para sacar un alma del Purgatorio, por eso los altares de Ánimas se colocaban cerca de las puertas.
Retablo neoclásico con una escultura de Santo Toribio de Mogrobejo, Arzobispo de Lima. Esta escultura es muy interesante ya que es muy rara la representación en España de este santo cántabro, natural de Liébana. Podemos ver como está dando la doctrina cristiana a un indígena.
Retablo barroco del siglo XVIII rematado con dosel, con la escultura de San Francisco Javier bautizando a un indio americano, obra castellana del siglo XVIII. A los lados esculturas de la misma época de San Juan Nepomuceno y San Judas Tadeo.
En el crucero de la Epístola, el retablo de Nuestra Señora del Patrocinio, una escultura de vestir del siglo XVIII. A los lados esculturas de Santa Lutgarda y la Virgen del Carmen, ambas del XVIII de la escuela castellana.
En el machón del crucero, un altar con la escultura de San Bernardo, de la escuela madrileña del siglo XVIII, al igual que el altar que la cobija.
En el ático del mismo hay un soberbio lienzo de la Sagrada Familia, obra de
Lucas Jordán
En el machón del lado del Evangelio, un altar muy similar al anterior, con la escultura de San Benito, talla de la misma época que las anteriores.
En su ático, otro lienzo de
Lucas Jordán que representa la Educación de la Virgen por parte de San Joaquín y Santa Ana.
En los dos machones restantes, se encuentra dos tallas de la Congregación del Santísimo Cristo de la Fe
Cristo de los Alabarderos
María Inmaculada Reina de los Ángeles
Ya en el lado del Evangelio, retablo dedicado a la Piedad, con una soberbia escultura del siglo XVIII, de la escuela de Luis Salvador Carmona. A los lados, dos pequeñas tallas de Santa Teresa y San Francisco de Asís, ambas de la escuela castellana del siglo XVIII. La primera sigue los modelos de Gregorio Fernández y la segunda de Pedro Mena.
vista de la Piedad
Retablo de la Sagrada Familia, obra del siglo XVIII de talleres andaluces.
Retablo neoclásico con la escultura de San Antonio de Padua sobre un trono de nubes, obra de la escuela madrileña del siglo XVIII según los modelos de Salvador Carmona.
Retablo moderno del año 2000, obra de Juan Antonio Martínez, que alberga un magnífico crucifijo del
siglo XVII de los talleres andaluces.
Antigua sacristía convertida en capilla del Santísimo Sacramento, con un crucificado del siglo XVIII y un aguamanil de mármol, de gran calidad y realizado en el siglo XVIII en estilo barroco, con un magnífico trabajo en su decoración.
El antiguo
huerto del convento, se ha convertido en un pequeño jardín donde se ha puesto una fuente de bronce del siglo XVIII realizada en París. Un lugar que nos transporta a tiempos pasados, un lugar de sosiego y reposo, del que habla en otro artículo.
Declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1982.