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viernes, 2 de marzo de 2012

Basílica de Jesús de Medinaceli



Ningún día mejor que hoy, primer viernes de marzo, para presentar este artículo sobre la basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, en la que los fieles llevan más de diez días esperando en la calle para entrar a besar los pies a Jesús de Medinaceli y pedirle tres deseos, de los que se concederá uno, como manda la tradición. Este año el deseo que ganará el ranking será sin duda "trabajo".

La basílica ocupa el solar donde estuvo el convento de los trinitarios descalzos de Nuestra Señora de la Encarnación y fue fundado el 7 de abril de 1606 por Francisco Gómez de Sandoval, Duque de Lerma. Años más tarde se hizo con su patronato el duque de Medinaceli. El edificio fue destruido en la guerra de la independencia y en la época de Fernando VII, se procedió a su reedificación. En 1836, antes de estar acabado, llegó la desamortización de Mendizabal y el edificio quedó abandonado y en 1843 fue devuelto al duque de Medinaceli. El duque a su vez, lo donó a las monjas del Caballero de Gracia. En 1890 se demolió el convento de San Antonio del Prado, del que el patronato también corría a cargo del duque, y el convento de Jesús, pasó a albergar a los Capuchinos de Castilla del demolido convento, que lo regentan desde entonces hasta nuestros días. En 1922, por amenaza de ruina, el convento fue derruido de nuevo y se empezó a levantar un nuevo templo en el mismo lugar en 1927, por el arquitecto Jesús Carrasco-Muñóz. En 1930 la iglesia fue consagrada por el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo Garay. En 1973, el templo, fue elevado a Basílica menor por el Papa Pablo VI. En esta iglesia se venera una de las imágenes más populares y famosas. Por supuesto, la más venerada de Madrid, y posiblemente una de las que más se venera en toda la cristiandad.


Imagen de Jesús de Medinaceli



Imagen de Jesús de Medinaceli
La talla de la imagen no se sabe a ciencia cierta el autor, pero posiblemente sea de la escuela del sevillano Juan de Mesa. Uno de sus discípulos, Luis de la Peña o Francisco de Ocampo, serían los posibles autores.
Fue tallada en el siglo XVII por encargo de la comunidad de los Padres Capuchinos de Sevilla, para llevarla a Mámora, en el norte de África, para culto de los soldados españoles, llamada por ellos la plaza de San Miguel de Ultramar. Pero el 30 de abril de 1681, Mámora cayó en manos del ejército del rey Muley Ismael. Todos los prisioneros, los Capuchinos y la imagen, fueron trasladados a Mequínez, a 60 kilómetros de Fez. Allí, y por orden expresa del rey Muley, la imagen fue arrastrada por las calles, en señal del odio que sentía el rey por la religión cristiana e incluso algunos historiadores aseguran que después fue arrojada la talla a los leones.
En un basurero de estiércol, la imagen fue encontrada por fray Pedro de los Ángeles, que se presentó ante el rey arriesgando su vida. Solicitó un rescate por la imagen, como si se tratara de un ser humano, a lo que el rey accedió, no antes de advertirle que de no conseguir el dinero para el rescate, sería quemado vivo junto a la imagen. Convencieron al rey para que tasara el rescate de la imagen, pagando su peso en monedas de oro. Los frailes solo tenían 30 monedas, que fueron las necesarias para que la balanza se equilibrara. La operación se repitió en numerosas ocasiones y en distintas balanzas, pero siempre se equilibró con las 30 monedas. El rey había dado su palabra, y el rescate se hizo efectivo. La imagen fue llevada a Madrid, donde fue recibida en una procesión a la que asistió la nobleza, todo el pueblo y la Casa Real, y se le hizo una capilla, que fue donada por el duque de Medinaceli, anexa al convento de los Padres Trinitarios Descalzos. En la época de José Bonaparte, la imagen pasó por varias iglesias de Madrid en el afán de salvar la talla, y una vez que volvió a su capilla, unos años después, hubo un nuevo peregrinar de la imagen, en la desamortización de Mendizabal de 1836. Después de estar diez años en la iglesia de San Sebastián, el duque de Medinaceli, una vez más, pudo conseguir que la imagen volviera a los Trinitarios Descalzos, que en en ese momento lo regentaban las monjas del Caballero de Gracia. Pero tendría que llegar la guerra del 36, para que la imagen volviera a salir de su capilla y comenzar a viajar otra vez. La imagen se escondió para que no se destruyera en una caja de madera tapada con sábanas, y una vez descubierta fue trasladada a Valencia, después a Barcelona y luego a Ginebra. Una vez acabada la guerra, la imagen fue devuelta de nuevo a Madrid, en donde por segunda vez en la capital, se esperó a la talla con gran espectación. En esta ocasión llegó en tren a Pozuelo de Alarcón, donde fue recibida con honores militares y llevada momentáneamente al monasterio de la Encarnación. Por fin el 14 de Mayo de 1939, la imagen fue llevada en procesión hasta su nuevo templo, en donde sigue descansando hoy en día.


Vista del camarín que cobija la talla



Cada viernes se recuerda la muerte y pasión de Cristo, y desde el principio se pudo comprobar que los madrileños asistían en mayor número ese día, a venerar la imagen. Pero es el primer viernes de marzo, cuando realmente ha llegado la tradición de asistir en masa hasta su templo. Cerca de medio millón de personas, acuden ese día a besar los pies de Jesús Nazareno en el templo. Muchos días antes, ya se encuentran muchas personas guardando cola para poder entrar de los primeros al templo. Allí pasan los días, las noches, comen, beben y duermen para demostrar su fe por la imagen. La tradición, que realmente no sabemos muy bien porqué, dice también que hay que pedir tres deseos, de los que se concederá solo uno. La imagen devuelve el favor a los madrileños, y sale en procesión el viernes santo por las calles de Madrid, en donde un millón de personas acuden a verle. Es extraño, pero nadie sabe el verdadero motivo de la masiva visita en los primeros viernes de marzo y el porqué de los tres deseos.
Aunque le conocemos con pelo natural, la imagen tiene debajo tallada, una larga cabellera. La imagen es de talla completa, con una magnífica policromía sin que le falte ningún detalle.






Basílica de los Capuchinos
En el lado izquierdo del crucero, se encuentra la Capilla de la Inmaculada, que contiene un retablo de madera policromada, obra de Tomás Parés Pérez. En el centro del retablo, una imagen de la Inmaculada con cabeza, manos y pies de madera, y el resto de tela encartonada. Una imagen de gran belleza, de autor desconocido, que procede del desaparecido convento de San Antonio del Prado. A cada lado, dos tallas que representan a los arcángeles San Miguel y San Rafaél.

La fachada de la iglesia, es neo-barroca, rematada con un frontón y cruz. En el centro de la fachada, una ventana que cobija una vidriera de la Casa Maumejeán, de siete metros de alto por 5 de ancho, que representa escenas del Nazareno. La Basílica es relativamente moderna, por lo que no podemos destacar grandes obras de arte en su interior. Pero comentemos una preciosa imagen de San Antonio de Padua, obra de Benlliure. La imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia, es obra de Mariano Bellver.


Vista de la fachada








San Antonio de Padua, obra de Benlliure




Capilla de la Inmaculada




Nuestra Señora de la Divina Providencia, obra de Mariano Bellver



En su interior, en la parte alta del presbiterio, un grandioso arco triunfal de medio punto, cobija un camarín que guarda la talla. Para poder subir hasta la imagen, existen dos escalinatas de escaleras que suben a ambos lados del presbiterio. La imagen está alojada entre cuatro columnas corintias que soportan un templete greco-romano.
Existe una capilla donde están enterrados en sarcófagos de mármol, los duques de Medinaceli, de los que gracias a su devoción y donación de este templo y capillas anteriores, le fue puesto el nombre a la iglesia y la talla, que se llamarán para siempre "de Medinaceli".


Interior de la iglesia con la imagen en lo alto del presbiterio



miércoles, 29 de febrero de 2012

Iglesia del convento de las Comendadoras



La iglesia de Santiago el Mayor pertenece al convento de religiosas de la Orden Militar de Santiago, que fue fundando por Felipe IV en 1584 en unas casas que había dejado para tal efecto, el Caballero de la Orden de Santiago y Presidente del Consejo de las Órdenes Militares, don Ínigo Zapata de Cárdenas y su mujer doña Isabel de Avellaneda, pero no fue hasta 1650 cuando se trasladaron unas religiosas desde el convento de Santa Cruz de Valladolid al inmueble, y diecisiete años más tarde comenzarían las obras de la iglesia. Ya había muerto Felipe IV y fue por mandato de su viuda, Mariana de Austria, cuando se empezó a construir el edificio en 1667 bajo el proyecto de los arquitectos Manuel y José del Olmo.





La iglesia tiene planta de cruz griega con los extremos en forma de semicírculo, destacando en el centro una hermosa cúpula con tambor sobre pechinas. La fachada tiene un pórtico de entrada que está formada por tres arcos de medio punto, al estilo de la iglesia del convento de la Encarnación, flanqueado por dos torres con chapiteles. En la parte superior, por encima de las ventanas y entre las dos torres, se encuentra una hornacina con una escultura de Santiago Matamoros.














El interior del templo se encuentra actualmente en obras y no vamos a describir su contenido hasta que acabe la restauración que se está ejecutando en la actualidad. Sí diremos que en el altar mayor se encontrará un cuadro que representa a Santiago Matamoros en la batalla de Clavijo, realizado por Lucas Jordán, y que ha sido recientemente restaurado, al igual que muchas de las estancias del convento.










Santiago Apóstol en la batalla de Clavijo, de Lucas Jordán





Aspecto actual del interior del templo mientras se realizan las obras de restauración.




Aspecto actual de la cúpula mientras se realizan las obras de restauración




En 1745 por encargo de otro rey, Fernando VI, se construye la Sacristía de los Caballeros, la capilla de la Fuente, el transparente, el tránsito y locutorio del convento, el patio y otras capillas, realizadas por el arquitecto Francisco de Moradillo. Con esta intervención se resuelve en planta la distribución de las dependencias contiguas a la iglesia, adecuándolas a las necesidades de la liturgia propia de la Orden de Santiago y creando los deambulatorios requeridos por el ceremonial, cuya resolución no estaba contemplada en el proyecto original de los hermanos del Olmo.


Sacristía de los Caballeros



Pero dejemos la sacristía, a la que dedicaremos nuestro próximo artículo en este blog, y sigamos con el convento.






En 1774, por mandato en ésta ocasión del rey Carlos III, se inician las obras de construcción del resto del convento, que hasta ese momento no dejaba de ser un conjunto de casas alrededor de la iglesia. Fue el arquitecto Francisco Sabatini el que da el aspecto actual que conocemos, unificando toda la manzana que ocupa el convento.


vista de todo el conjunto del convento de las Comendadoras




Vista del convento desde la plaza de las Comendadoras




vista del convento desde la calle de Montserrat, esquina con la calle Quiñones




vista del convento desde la calle del Acuerdo




Comparativa de antes de las obras y en la actualidad, donde podemos ver ya la cúpula restaurada








Vista de la cúpula desde la plaza de las Comendadoras antes de las obras y en la actualidad






Volveré a actualizar este artículo cuando acaben las obras de rehabilitación y analizaremos el contenido del interior del templo como es costumbre en este blog.


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La cúpula de las Comendadoras resplandece de nuevo

martes, 14 de febrero de 2012

La cúpula de las Comendadoras resplandece de nuevo



La iglesia de las Comendadoras de Santiago en Madrid acaba de estrenar una flamante cúpula que hace destellar el cielo de Madrid cuando los rayos del sol alcanzan las miles de piezas de zinc que cubren su cubierta. Viendo Madrid ha podido estar allí junto a la arquitecta Emanuela Gambini, encargada del proyecto de la realización de las obras que se están llevando a cabo en muchas de las dependencias del convento. En Marzo estarán finalizadas las obras sumándose así a la preciosa Sacristía de los Caballeros, la capilla de la Fuente de los Caballeros, la Capilla del Tránsito, la del Locutorio, la de las Flores, la de los Hábitos, la de las Niñas y el Patio de Moradillo. Después las obras se centrarán en la iglesia, el primer cuerpo de las torres y el zaguán, tendremos que esperar más tiempo para saber que ocurrirá con la hermosa fachada barroca del templo. La Comunidad de Madrid junto al Patrimonio Histórico Artístico, seguirán hasta marzo con el programa de visitas "Abierto por obras", programa que consiste en poder visitar in situ las obras que se realizan en el interior de la iglesia y las estancias ya rehabilitadas, para que los ciudadanos puedan ver el proceso de rehabilitación de esta joya del Patrimonio Histórico de Madrid, construido entre los siglos XVII y XVIII por los hermanos Manuel y José del Olmo, por encargo de Mariana de Austria. Carlos III encargaría más tarde el resto de la construcción de la manzana completa del convento al arquitecto Francisco Sabatini.
La iglesia con planta de cruz griega, contiene un cuadro realizado para el altar mayor de la iglesia en 1695 por el pintor barroco Lucas Jordán, que representa la aparición del Apóstol Santiago en la batalla de Clavijo, restaurado recientemente, y que será puesto en el altar mayor cuando finalicen las obras que durante 11 años se llevan realizando. Con un presupuesto de 5,3 millones de euros, a los que la obra se está ajustando milimétricamente, la restauración se está ejecutando antes del tiempo acordado. A la pregunta que hice a la arquitecta Enmanuela Gambini, del porqué se han podido cumplir los plazos ajustándose al presupuesto (ya que estamos acostumbrados a que siempre sea lo contrario), Gambini respondió que la respuesta es muy fácil y sencilla: "El secreto de un trabajo bien realizado es no coger varias obras a la vez, ya que hacen que ninguna de ellas se realice correctamente, y una haga que se pare la otra, que a su vez relentiza la siguiente. Hay que dedicarse a una sola obra en cuerpo y alma, el resultado siempre será satisfactorio". Todo un referente a seguir, de alguien que ama el arte y que valora lo que hace, y cuando se tiene entre manos un tesoro artístico del calibre del convento de las Comendadoras, es muy de agradecer el saber que está en buenas manos. Si no se hubiera ejecutado esta restauración, posiblemente se hubiera perdido la iglesia, ya que estaba en peligro de derrumbe.
Viendo Madrid tendrá paciencia y algún día podré ofreceros un artículo de esta maravillosa iglesia donde se nombraban a los Caballeros de la Orden de Santiago, luciendo tal y como lo hizo en manos de los hermanos del Olmo. Emanuela Gambini será la encargada de mostrarnos el templo en todo su esplendor.







La cúpula ha sufrido un gran deterioro a lo largo del tiempo, por lo que la estructura de madera que soporta la cubierta y la linterna, ha transmitido empujes horizontales al tambor y a los elementos de apoyo sobre éste, que han producido a su vez mas deformaciones. También existía una gran grieta vertical en el centro del ábside del altar mayor provocada por problemas estructurales. Ahora se han consolidado todos estos problemas, tratando la madera con todos los medios necesarios para su conservación y se está reconstruyendo la cubierta de la cúpula y de los elementos ornamentales de zinc, siguiendo los modelos originales. Las grietas se están reparando mediante sellado con mortero de cal, respetando con máxima afinidad todos los materiales originales y una vez cosido todos los paramentos exteriores de la iglesia y las torres, se procede al acabado mediante revoco con polvo de mármol, siguiendo las técnicas tradicionales en toda la parte alta hasta la cornisa principal.






vista de la linterna




vista del tambor




interior de la cúpula




fase de restauración del interior de la iglesia
















miércoles, 12 de enero de 2011

Iglesia de la Buena Dicha




La Iglesia de Nuestra Señora de la Buena Dicha, se edificó en el solar del antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Buena Dicha, fundado en 1594 por el padre Fray Sebastián de Villoslada, primer abad del monasterio de San Martín. Este hospital servía para dar cama a doce enfermos pobres de la parroquia de San Martín. Durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808, el hospital atendió a muchos de los heridos y enterró a varias de las víctimas en su cementerio, que se encontraba pegado al hospital. Los cuerpos fueron trasladados al cementerio de la Florida cuando se derribó el Hospital y el cementerio de la Buena Dicha. Entre los nombres que estuvieron enterrados en la Buena Dicha, podemos destacar a Manuela Malasaña y Clara del Rey.

La iglesia actual es obra de Francisco García Nava, que comenzó la obra en 1916 bajo el patronazgo de los Marqueses de Hinojares, los cuales se encuentran sepultados en el presbiterio de este templo. Podemos encontrar en todo el edificio una variedad de estilos. Si nos fijamos en el pórtico de entrada, observaremos una influencia claramente románica, en el interior los arcos ojivales nos ofrece un neo-gótico que inunda todo el templo, que se junta con un estilo árabe en los arcos polilobulados. En la fachada si observamos las dos torres, detectamos un neo-mudéjar en su construcción de ladrillo. En la fachada que da a la calle de los Libreros, el estilo se convierte en neo-nazarí. Pero todo este batido de estilos, vienen a reflejar el auténtico estilo de este templo y que empezamos a notarlo observando la vidriera del gran ventanal de la fachada de la calle Silva, el modernismo.




Así pues, la iglesia de la Buena Dicha, es un claro exponente sobre el modernismo en Madrid, de hecho, García Nava fue el arquitecto que hizo la primera reforma al Palacio de Longoria en 1912, y además construyó el edificio que está justo al lado de la iglesia que nos ocupa y que él mismo diseñó para que no desentonara con el edificio de la Buena Dicha.

La fachada es de sillería y ladrillo y consta de tres cuerpos. En el cuerpo central, el pórtico del atrio está sustentado por cuatro columnas con capiteles del gótico Tudor, que sostienen arcos de herradura con decoración angrelada. Este cuerpo central se remata por un gran ventanal geminado en cinco partes, en cuyo centro hay una gran vidriera con Santa María de la Merced, que da luz al coro, y en su cima se dispone un cuerpo de ladrillos de decoración califal y una escultura de la Virgen de la Merced, sobre pedestal.


pórtico de entrada al templo con cuatro columnas que sujetan arcos de herradura



detalle de uno de los capiteles del gótico Tudor que sostienen los arcos de herradura



cuerpo superior en ladrillo con decoración califal y escultura de la Virgen de la Merced en piedra




Flanquean esta entrada dos torres de influencia mudéjar, teniendo la de la izquierda en su parte inferior una gran ventana longitudinal y en la superior un vano con arco de herradura apuntado con decoración polilobulada. La torre de la derecha, además de tintes mudéjares, tiene influencias renacentistas que se reflejan en una ventana con arco de medio punto y trazas modernistas. La fachada de la calle de los Libreros, está construida en estilos mudéjar y nazarí.

torre izquierda con un vano con arco de herradura apuntado con decoración polilobulada






torre derecha, con tintes renacentistas y modernistas



fachada en la calle de los Libreros, con arcos entrelazados y mirador, estilo nazarí




Interior de la iglesia






El interior es de planta de cruz latina con crucero y capillas a los lados. El edificio se sustenta por pilastras. Las capillas se abren por grandes arcos de herradura rebajados, sostenidos por columnas sobre pedestales con fustes bicromos, decorados en zig-zag y cuyos capiteles llevan ornamentación de abejero. Las enjutas de los arcos están adornadas con decoración de ataurique. Sobre las capillas laterales se disponen tribunas divididas por columnas que generan espacios geminados. Los capiteles compuestos sostienen arcos de herradura apuntados polilobulados, rematados por cresterías.










El crucero se abre por medio de cuatro grandes arcos polilobulados apuntados con decoración geométrica, sobre los cuales hay cuatro grandes gabletes en cuya clave están los símbolos de los Cuatro Evangelistas. La cúpula, ochavada, se sostiene sobre trompas. Su tambor se encuentra formado por nervios que se entrecruzan y que forman en el centro una estrella de ocho puntas de inspiración califal y que genera la linterna de arcos angrelados, entrecruzados que forman estrella de ocho puntas. En los cruces de los nervios campean claves estrelladas. La decoración del crucero se compone de un friso alto de azulejos modernos formando lacerías, cubriéndose esta parte y el presbiterio por bóvedas de lacería.












detalle de las vidrieras de la linterna







La iglesia es de dos tramos, la nave central se cubre por bóvedas adinteladas. El coro a los pies, contiene un ventanal con una vidriera que da luz a todo el templo con el tema iconográfico de la Virgen de la Merced.










Sepulcro de los Marqueses de Hinojares





El retablo mayor a mí no me agrada demasiado, ya que no me gustan los retablos sin policromar, como es este caso. Es obra de Urbano Parcero de la primera mitad del siglo XX, ecléctico y que consta de una calle central y dos laterales. En la primera tiene en su centro el camarín ovalado que cobija la escultura de Nuestra Señora de la Buena Dicha, talla moderna que imita modelos góticos. Esta talla representa una Inmaculada con el niño y es una copia exacta de la original, desaparecida en el 36. En los cuatro ángulos del camarín, figuran cuatro ángeles adorantes. En la parte baja luce el sagrario culminado por un precioso crucifijo de madera, obra moderna, en mi opinión, lo más bonito del retablo. Las calles laterales se decoran con vanos ciegos, de madera, sin representación escultórica alguna. Rematan el conjunto cuatro pináculos.

retablo mayor en madera sin policromar, obra de Urbano Parcero de la primera mitad del siglo XX



talla de Nuestra Señora de la Buena Dicha, talla moderna que imita a la original desaparecida en el 36



precioso Crucifijo de madera. Obra moderna del siglo XX



Capilla de San Antonio, en un retablo de madera sin policromar, moderno también, de inspiración musulmana, imitando atauriques y lacerías. Aloja en su centro escultura del titular, flanqueado por otras de San Nicolás y San Expedito.




Capilla de Nuestra Señora de la Merced, con una preciosa escultura de la titular. La Virgen se cobija bajo dosel de madera con su manto blanco, en un magnífico retablo moderno de inspiración califal.

Nuestra Señora de la Merced en un retablo de inspiración califal




Nuestra Señora de la Merced





Retablo en el lado del Evangelio, de madera, dorado imitando elementos neogóticos. Es obra al igual que el retablo mayor, de Urbano Parcero. Aloja en su centro una escultura de San Pedro Nolasco, con un cautivo a sus pies. A ambos lados, esculturas de Santa María de Cervelló, La Beata Mariana de Jesús, San Ramón Nonato y San Serapio, todos ellos mercedarios. Remata el conjunto una vidriera enmarcada por la madera del retablo y lo flanquean dos escudos.







Capilla de la Virgen del Pilar, con un retablo de tres cuerpos, moderno de estilo gótico con la Virgen del Pilar y flanqueada por esculturas de Santa Teresa de Jesús y Santa Rita.




Esculturas modernas de Santa Bibiana y un Crucificado







Cuadro de San Judas Tadeo, obra de Henriette de Xienigwers de 1961.










Hemos dejado para lo último el tesoro que se encuentra en el interior de la torre de la derecha y que no tiene acceso desde la iglesia. Se trata de una capilla que no contiene la joya del templo, ni siquiera la joya del barrio, yo diría que es una de las joyas de todo Madrid. Una talla de la Virgen de la Misericordia, que contiene un grupo escultórico barroco de principios del siglo XVII, que sigue los modelos italianos del Renacimiento. Esta talla se encuentra semiescondida tras una puerta que contiene una parte de barrotes y tras ellos un cristal, y solo es visible apoyando la cara contra los barrotes y rodeando la cara con las manos para evitar reflejos por estar el cristal sucio y descolorido. Para ver esta imagen no hace falta entrar al templo, ya que la puerta está a pie de calle en la base de la torre derecha, pasando desapercibida y vigilando a todos los que pasan frente a ella.

Virgen de la Misericordia, con un grupo escultórico a sus pies de principios del siglo XVII. Un tesoro escondido, siendo una de las joyas del barroco en Madrid.




Para acabar, vamos a relatar un hecho que aconteció hace unos años y que tiene como protagonista a nuestra Iglesia de la Buena Dicha. Cambiamos de artículo a leyenda:


En la madrugada del 3 de abril de 1998, a las siete y seis de la mañana, empezaron a surgir brillantes luces azules del interior, se oyó un grito desgarrador y acto seguido todos los cristales de la iglesia se reventaron. Después todo quedó en absoluto silencio y desde aquél día no se volvió a realizar culto alguno en la Buena Dicha. Darío González, el cura de la iglesia, colgó los hábitos para siempre y abrió un herbolario en la calle de Atocha. El hecho no tuvo gran trascendencia, unos minutos en Madrid Directo, una mención en el telediario y tres intentos fallidos de entrevistar al Padre Darío. Los feligreses empezaron a oír misa en otras parroquias y poco a poco el suceso de aquél día se fue olvidando, mientras que las ventanas del templo estuvieron tapiadas y sin cristal alguno durante años. Cristóbal Rodríguez, que vive a tres portales de la iglesia y testigo de los hechos, intentó en numerosas ocasiones investigar el suceso, pero todo fue en vano y sólo tenía una obsesión, entrar en la iglesia. Nunca tuvo éxito y lo único que descubrió es que por debajo de la iglesia no hay ningún alcantarillado ni instalaciones de gas, y lo peor de todo, que Darío, el cura, no hablaría jamás de lo acontecido aquél día ni aunque lo maten. Incluso tres años después, Cristobal intentó contactar con gente del ocultismo, pero tampoco tuvo suerte y nadie le hizo caso.
Solamente el Padre Darío sabe lo que allí pasó, pero se llevará el secreto a la tumba, desapareciendo con él la verdadera historia de lo ocurrido en esa temprana mañana de abril.



Por más que he intentado investigar este suceso, no ha habido forma de contrastar este dato. Lo único que sé es que en 2003, la Comunidad de Madrid realizó obras de rehabilitación del edificio y que hoy en día se encuentra abierta y con culto. Si algún día tomo café con el Padre Darío, o supiera algo nuevo, actualizaría este post.


Atrio de entrada