
El convento de San Ildefonso de las Trinitarias descalzas, conocido también como el convento donde está enterrado Cervantes, se encuentra entre las calles de Huertas y Lope de Vega (antigua calle de Cantarranas). Fue fundado por doña Francisca Gaitán Romero en 1612, que hizo traer unas religiosas trinitarias desde el convento de Santa Úrsula en Toledo. Se instalaron en unas casas de su propiedad en la calle de Cantarranas y tal mal acabaron llevándose que la fundadora pronto se desvinculó del convento para siempre, cayendo la protección bajo la marquesa de la Laguna, doña María de Villena y Melo.
En 1639 se decide reformar y construir de nuevo la iglesia y el claustro, motivo por el que a partir de este momento, no sabremos el sitio exacto donde se encuentra enterrado Cervantes, por haberse perdido la capilla y la lápida o cualquier resto que nos pudiera indicar su paradero.
Fachada de la iglesia en la calle Lope de Vega

El actual edificio que conocemos data de 1673 y es obra del arquitecto Marcos López, proyecto que siguió en 1693 José de Arroyo durante los últimos cinco años de su construcción hasta 1698. La iglesia es pequeña y muy modesta, con planta de cruz latina con tres retablos barrocos en la cabecera y cúpula sobre pechinas,
La fachada está claramente influenciada por la del Monasterio de la Encarnación, pero en este caso en vez de ser toda de granito, es de ladrillo y bastante más austera, con un pórtico de tres puertas en arco de medio punto. Por encima, un relieve que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso, rodeado con tres escudos en piedra de los marqueses de la Laguna, dos ventanas ovaladas y una tercera adintelada y todo ello rematado por un frontón. El edificio se declaró Monumento Nacional en 1921.

Relieve en la fachada que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso

Sor Marcela de San Félix, hija de Lope de Vega, profesó en este convento al igual que Isabel, una hija de Cervantes. El día que murió Lope de Vega, el cortejo fúnebre se desvió en su camino a la iglesia de San Sebastian donde fue enterrado, para pasar por la puerta de las Trinitarias, desde donde su hija, detrás de las rejas de una de las puertas, dio su último adiós a su padre. Es curioso que la calle donde vivió Lope de Vega, se llame calle Cervantes, y la calle donde está enterrado Cervantes, se llame Lope de Vega, es como que esa eterna rivalidad que hubo entre los dos escritores, siguiera aún después de muertos.
Como acabamos de comentar, en este convento está enterrado Miguel de Cervantes, pero sin saber el sitio exacto de sus restos. Fue enterrado humildemente y como tantas y tantas tumbas en las iglesias de Madrid, la de nuestro escritor desapareció para siempre también. Sabemos que fue enterrado en el convento, pero la verdad es que no tenemos ni idea si fue en la iglesia, en el claustro o en el interior del convento, de todas formas al reformarse y construirse la iglesia de nuevo, la antigua capilla que contenía el convento, fue derruida, y a saber ahora donde se encontrarán sus huesos... pero por tratarse de quien se trata, creo que ya se debería haber investigado para encontrar al escritor, el ayuntamiento junto a las Trinitarias o de quien dependa, ya tenían que haber intentado encontrar el lugar exacto. Don Miguel de Cervantes, merecería tener un sepulcro en condiciones, aunque el destino ha querido que se encuentre en algún lugar desconocido para el resto de los mortales. No obstante, una placa en la fachada del convento, recuerda que allí fue enterrado.
Placa conmemorativa del entierro de Cervantes en la fachada del convento

De este convento han salido muchas obras de arte que se encuentran actualmente en la Casa-Museo de Lope de Vega.

Interior de la iglesia


Retablo en el altar mayor

cúpula de media naranja sobre pechinas con linterna


Oleo a Santa Cecilia (anónimo)

Visión de San Agustín, obra atribuida a Juan de Espinosa de los Monteros

A ambos lados del Cristo, dos esculturas. La Magdalena (Anónima) y San Pedro de Alcántara, obra atribuida a Pedro de Mena

Vista de una parte del convento, desde la calle Lope de Vega

Finca adjunta al convento. Un edificio que mantiene el sabor de la época.
