viernes, 8 de junio de 2012

Maqueta de Madrid de León Gil de Palacio



La Maqueta de Madrid, conocida como Modelo de Madrid, fue realizada por el Teniente Coronel del Real Cuerpo de Artillería, D. Dionisio León Manuel Gil de Palacio y Tamarría, en el año 1830, siendo de las maquetas históricas más antiguas e importantes de Europa. Encargada por el rey Fernando VII por mediación de su hermano el infante Francisco de Paula y a través del director general de Artillería. La calidad de ejecución y el valor testimonial de este Modelo son excepcionales. Su factura, extremadamente precisa (en la que se representa por primera vez los espacios libres del interior de las manzanas y la altimetría de la Villa y Corte), es una fuente inagotable y primordial para la iconografía urbana y para la geografía histórica de Madrid, antes de la transformación impulsada por el progreso industrial en la segunda mitad del siglo XIX. Sus medidas son de 5,20 x 3,50 metros a escala de 1:816 y se ejecutó durante 23 meses, entre los meses de noviembre de 1828 y 1830, reproduciendo fielmente cada edificio, plaza, calle, fuentes, palacios, iglesias, conventos, jardines, la cerca que Felipe IV levantó en 1625 con sus 17 puertas, así como las diferencias del nivel del suelo de Madrid en aquella época. Muy diferente hubiera sido la visión de la maqueta si se hubiera construido seis años después, momento de la desamortización de Mendizábal. Es curioso destacar que la extensión que podemos ver en la maqueta es la misma que refleja el mapa de Texeira doscientos años antes.

La Maqueta está construida en diez bloques irregulares de madera de chopo, cartulina dibujada y pintada, corcho, serrín, papel pintado, vidrio y plomo. Se encuentra expuesta en el Museo de Historia de Madrid.

Palacio Real y la explanada donde se construiría la plaza de Oriente





Plaza Mayor, Arco de Cuchilleros, calle Toledo con la Colegiata de San Isidro, Carcel de la Villa y Corte, convento de Santa Cruz.









San Francisco el Grande y el desaparecido convento





San Andrés y Capilla del Obispo, San Miguel, Casa de la Villa.





Puerta de Toledo





Observatorio astronómico





Calle de Fuencarral









Calle Ancha de San Bernardo. Se puede ver la iglesia de Montserrat, más abajo el antiguo Noviciado, a la izquierda el Parque de Monteleón con sus jardines y el arco de entrada que sigue existiendo en la plaza del Dos de Mayo, lugar donde se construiría el barrio de Malasaña. A la derecha de Montserrat se pueden ver el Convento de las Comendadoras y más a la derecha el Cuartel de Conde Duque.





Calle de Fuencarral desde la Puerta del Pozo de las Nieves





Palacio Real y la Plaza de la Armería





Palacio Real visto desde lo que sería más tarde el Campo del Moro





Puente de Segovia





Abajo a la izquierda se puede ver la antigua Puerta de Segovia y el horizonte todas las torres con chapiteles del viejo casco









Cuartel de Guardia de las Corps, Cuartel de Conde Duque. A su derecha se puede ver el Palacio de Liria





Plaza de Toros cuando estaba en la calle de Alcalá en lo que después se construiría la iglesia neobizantina de San Manuel y San Benito. A su izquierda la Puerta de Alcalá.





Jardines del Palacio del Buen Retiro





Nuestra Señora de Atocha





Antiguo Hospital General, convertido actualmente en el Museo Reina Sofía

domingo, 3 de junio de 2012

Ermita de la Virgen del Puerto



La Ermita de la Virgen del Puerto está situada en lo que fue el soto del Parque del Palacio, más tarde llamado Paseo Nuevo de la Corte, hoy día Paseo de la Virgen del Puerto. Fue fundada el 8 de marzo de 1725 por parte de don Francisco Antonio de Salcedo, Marqués de Vadillo, Corregidor de Madrid y Consejero de Indias. Cuando el Marqués de Vadillo presidió el Ayuntamiento de Madrid, arregló la zona de los Campos de la Tela y del Moro, mandando allí edificar una ermita dedicada a la patrona de su localidad de origen, Plasencia, municipio de la provincia de Cáceres, por la mucha devoción que le profesaba. Con anterioridad la imagen de la Virgen había estado venerándose en el Colegio Imperial desde 1718. El Marqués fundó allí unas escuelas para enseñar a los niños pobres de la zona, habitada principalmente por lavanderas. El Marqués de Vadillo ya había realizado otras obras importantes durante su mandato, como el Cuartel de Conde-Duque y el Puente de Toledo, siendo el artista que efectuó estos trabajos Pedro de Ribera, autor también de este pequeño templo, al que supo dar una cierta magnificencia a la obra, unificando la ermita y sus alrededores. Su concepción se basó en las ermitas del Buen Retiro. Siguió el modelo de los Austrias en la fachada flanqueada por dos torres coronadas por los madrileños chapiteles. La nota más dinámica es la cúpula ochavada enmarcada por torres.














En su interior dispuso un ordenamiento muy borbónico, no hay que olvidar que el edificio se construyó durante el reinado de Felipe V, con un ordenamiento centralizado, con sección longitudinal dentro de una planta octogonal. A los lados dispuso cuatro medias elipses, la del fondo correspondiente al presbiterio, detrás del cual hay un camarín. La altura hizo que hubiese unos grandes machones que sostienen la cúpula, la cual está constituida por fuertes nervios que se unen en ángulo y enlazan a través de un juego de molduras. El espacio centralizado del edificio es una continuación de lo que se había realizado en Europa durante el Renacimiento. Los modelos usados por Pedro de Ribera son los de Borromini.





El edificio se inauguró el 10 de septiembre de 1718 y al poco tiempo vinieron a descansar aquí los restos del fundador, el cual falleció en 1729. Durante el reinado de Fernando VI se hizo el Camino Alto de la Virgen del Puerto, para salvar el desnivel se construyó una doble escalinata.




Doble escalinata que salva el desnivel de la ermita



Al principio del siglo XX se cambiaron las pizarras de la cúpula por impropias planchas de cinc y en 1936 la ermita fue asaltada, perdiéndose todos los retablos e imágenes que formaban un todo con la estructura arquitectónica. Se la reconstruyó y restauró en 1945 por parte del arquitecto Mendoza, autor de la canalización del Manzanares. Con posterioridad se la volvió a restaurar, eliminando los revocos de las fachadas, dejando al aire libre la sillería y el ladrillo. Aparte se le habían devuelto las tradicionales cubiertas de pizarra. En la actualidad se han reconstruido los retablos, el de la Capilla Mayor en el año 2000 y los de las capillas laterales hace seis años.














En el exterior una sencilla fachada que se encuentra enmarcada por dos torres, que se hallan constituidas por tres cuerpos, siendo el superior el de las campanas, rematadas por sencillos chapiteles. La portada es simple. La puerta es adintelada, enmarcada por una simple moldura. Más interesantes son los óvalos-ventanas de los lados que dan una cierta animación a todo el conjunto. A la vez que los balcones que se ubican en todo el espacio, destinados para que los patronos asistiesen desde ellos a los festejos que se celebraban en septiembre en los alrededores del templo, en honor a la Virgen del Puerto, conocida popularmente como "La Melonera".






portada de la ermita con las puertas adinteladas
























Interior de la ermita







La ermita de la Virgen del Puerto es en su interior un hermoso edificio de estilo barroco, construido en la época borbónica dentro de la estética peculiar madrileña. Tiene una planta de cruz griega, con dos capillas semicirculares a los lados, y tuvo otras dos independientes de planta ovalada junto al presbiterio. El arco triunfal de la capilla mayor y los arcos de las laterales son de medio punto. El edificio está sustentado por pilastras, que sustentan una cornisa sujetada por canecillos o ménsulas. En los machones se abren balcones y en los arranques de la cúpula se sitúan grandes medallones decorados con jarrones y azucenas, símbolos de la pureza virginal de María. Se cubre por medio de bóvedas elípticas en las zonas laterales, mientras que en el centro hay una gran cúpula de planta ochavada, el elemento más destacado de todo el conjunto.















Cúpula













Interior de la cúpula



La Capilla Mayor se encuentra dentro de un espacio semicircular, con un retablo moderno imitando modelos barrocos, con columnas que sustentan el entablamento. En su centro se halla una bonita escultura de la Virgen del Puerto, réplica de Víctor González Gil, de la que se venera en su ermita placentina. Nos muestra a María dando el pecho al Niño, en un bello conjunto.

Capilla Mayor




Escultura de la Virgen del Puerto




En el espacio semicircular del lado de la epístola, en un sencillo altar de imitación barroca, se encuentra una escultura de Nuestra Señora de Sopetrán






Imagen de Nuestra Señora de Sopetrán



En el lado del Evangelio hay otro retablo similar que contiene una escultura copia del Santísimo Cristo de Lepanto, obra de talleres catalanes de mediados del siglo XX, traído a la ermita a mediados del XX, siendo copia del que se venera en su capilla de la Catedral de Barcelona. También hay una talla de San Calixto Papa, la cual fue realizada en 1969, y donada a la ermita por la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio de Huérfanos de la Constancia, localizado en Plasencia, lugar de donde es patrona la Virgen del Puerto.

Retablo del Santísimo Cristo de Lepanto





Imagen de San Calixto Papa, realizada en 1969




En el atrio se encuentra el escudo del Marqués de Vadillo y en el interior el sepulcro donde descansan sus restos
















miércoles, 23 de mayo de 2012

Dolmen de Dalí



El Dolmen de Dalí es un conjunto monumental que se encuentra al final de la Avenida de Felipe II, en la única plaza diseñada por Salvador Dalí. El proyecto nació entre Salvador Dalí y Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid en aquella época, ofreciéndole una plaza en la capital del reino, que valiera también en honor a su mujer. Esta impresionante obra de ingeniería y ciencia fue inaugurada el día 17 de julio de 1986,a las 13 horas y 13 minutos. El entonces Alcalde, Juan Barranco, leyó un telegrama del maestro, en el que Dalí compartió su emoción por esta obra con la memoria de Tierno Galván. El conjunto consta de 3 pilares que son diferentes, que sujetan una gran piedra. Delante una escultura de figura humana sobre un pedestal cúbico con una letra en cala lado formando la palabra GALA y un dibujo en el enlosado donde existían catorce rayos negros saliendo del dolmen y círculos de granito expandiéndose por toda la avenida, formando todo el conjunto un todo armónico y significativo. En el año 2002 el Ayuntamiento acordó un nuevo proyecto de remodelación de la zona que ponía fin a esta obra única en el mundo y que supondría la destrucción del monumento. Gracias a los vecinos del barrio, críticos de arte, conocedores de la obra de Dalí, personalidades del mundo de la cultura y apoyados por diversas instituciones, se constituyó la Plataforma Dolmen de Dalí, que más tarde pasarían a denominarse Grupo Dalí, y que consiguieron parar el proyecto después de muchos meses de lucha. No se pudo salvar sin embargo el maravilloso pavimento en forma radial original que diseñó el artista, pero se pudo conservar el dolme y la escultura, juntas en el mismo sitio.





El Dolmen de Dalí representa a una persona en evolución, dentro del cosmos. No a una persona cualquiera, sino a alguien que ya ha conseguido un alto grado de desarrollo.
Esa es la razón de que, a la estatua, se la denomine Homenaje a Newton. Newton aquí es el ejemplo, el modelo, el símbolo, de una persona de conocimiento reconocida por todos. Podría quizás haber sido Einstein, o Buda, o Ghandi ... Newton no es una mala elección, pues cumple algunos requisitos indispensables: genéricamente aceptado como una genio de la humanidad, buscador y conseguidor de conocimiento, y miembro de una gran cadena de personas que le han precedido y le han seguido en su esfuerzo. Esta cadena evolutiva se muestra en la existencia de un dedo de otra persona que ha pasado antes por allí y es superada.

Posee además otras virtudes estéticas y temáticas, como es que su trabajo está lleno de imágenes relativamente sencillas de representar, a su vez muy universales, y que son captadas con facilidad: la manzana, la gravitación, la luz ...

El grado de desarrollo alcanzado está caracterizado por los vacíos de su cuerpo y por la realización de sus obras. Está eviscerado, libre de las tensiones, instintos y tendencias animales, que han conseguido controlar, sublimar, para que no le haga efecto. Sus logros se evidencias en las esferas interna y externa. La esfera es símbolo inequívoco de perfección.
Los elementos que definen el alto desarrollo personal son, entre otros: ha conseguido hacer la esfera interior y exteriormente (coherencia y arte en alto grado); ha superado la animalidad (está eviscerado, sin vísceras, no está anclado en la visceralidad, sino en la mentalidad); su intención y su mira está en los más altos ideales (la cabeza es un huevo, uno de los más antiguos, hermosos y verdaderos símbolos de la divinidad). Sin embargo, aun vive en la tierra y es imperfecto, como se muestra por su cojera (pie derecho roto) y porque continúa caminando. Y no es el único que camina, un dedo gordo de otra persona dice claramente que otros han pasado por allí antes. Y otros vendrán después.






LA COSMOGONÍA DE DALÍ

Una persona de su talla y condición no podría limitarse a un reflejo emocional, personal, pegado a esta vida, que dejase un regusto sentimental. Eso, por supuesto, debía estar ahí, como si dijéramos el Dalí humano. No hay por qué negarlo ni obviarlo, pero de Salvador Dalí se espera mucho más, y nunca defrauda.
Era necesario dejar constancia de su visión del mundo, del cosmos, del universo, de la vida. Una tarea ardua, impensable para la mayoría; un deber para los genios, ésos que, como decía Eliphas Leví, “difieren de los simples videntes por la facultad que poseen de hacer sentir a los demás hombres lo que ellos ven y hacerse creer por entusiasmo y por simpatía”.

Su cosmogonía está animada por los principios emanativo y evolutivo, tanto en lo físico como en lo mental, emocional y espiritual. El caos primordial, etéreo, representado por la piedra superior del dolmen, baja por los pilares de la manifestación hasta la realidad sustancial del suelo. Desde ahí se expande por el universo físico, en un big bang cósmico –los rayos y círculos-. De esa materia prima se concretan, primero los minerales –el cubo-, y pasando por el reino animal –esa pierna/aleta/anca-, se llega a la humanidad.
Por fin, la persona sigue caminando, evolucionando, a pesar de sus limitaciones –el pie partido-. Su trabajo tiene recompensa –las esferas-, y consigue un estado de consciencia de unión con la divinidad, representada por la cabeza en forma de Huevo, símbolo universal del Absoluto Creativo.








SURREALISMO, SEXO Y MUERTE

La proyección psicoanalítica y la realidad subjetiva que se muestra, son dos características del arte investigador surrealista. Aun quedan otras facetas que remarcan esta condición, relativas a la sexualidad y a la muerte.
Son particularmente las sombras del dolmen a la luz de la mañana las que más destacan el aspecto freudiano. Respecto a la figura humana como ego, el dolmen es el superego, el ego de valores. Representa por tanto la figura del padre. El perfil del dolmen es claramente fálico, pero se hace más evidente observando la sombra que proyecta sobre la estatua, un gran pene que cubre y camufla el negro de la estatua y su pedestal.

A nivel estructural, considerando la planta del monumento, el arco formado por la C/ Antonia Mercé hace las veces de sexo femenino, una vulva que se prolonga en la vagina que es la Avda. de Felipe II, con las que la sombra del dolmen-falo se une a diario, en un acto continuo de amor, del que nace la figura humana resplandeciente al anochecer.
La presencia de la muerte es asimismo relevante. El dolmen es una estructura paleolítica de enterramiento, y su importancia es tal que, para que no haya ninguna duda, Dalí lo eligió como nombre de toda la obra. Es lo que define la posición y la orientación de todo el resto de elementos, por lo tanto puede entenderse que quiso construir una estructura funeraria, su propio mausoleo.
Nada más acorde que situar en ella la tumba de Gala, y disponerse él mismo a morir, avanzando confiado hacia la puesta del sol.
El número 13, el del Arcano de la Muerte del Tarot, es también un tema repetitivo en esta obra: Altura del dolmen 13 m. 13 cm., peso 230,13 Tm ... Pero el 13 no es muerte, sino el cambio de conciencia, el renacimiento continuo que permite evolucionar a través de las formas, la regeneración. Esto se remarca por los símbolos de movimiento: la estatua andante, los círculos y rayos en expansión hacia adelante, el ciclo solar que vuelve a diario y año a año.






TIEMPO Y LUZ; ESPACIO Y SÍMBOLOS

El tiempo fue una de las grandes obsesiones o pasiones del artista, uno de los misterios que buscó comprender. El tiempo está íntimamente ligado al movimiento
Para percibir el tiempo, hemos de notar el movimiento en el espacio. Para notar el movimiento, requerimos la luz, y ciertos puntos de referencia.
En esta obra, el movimiento es una constante. Todo es cambio, parece decirnos, en consonancia con lo expuesto anteriormente de su visión evolutiva, que igualmente precisa transformaciones a lo largo del tiempo.
Las esferas están sostenidas por hilos que deben ser imperceptibles, lo cual significa que están cayendo. La figura humana está caminando. Los círculos y los rayos se expanden. Las circunferencias completas se mueven por una órbita. El pilar trasero del dolmen se inclina hacia delante; el perfil de la piedra superior se afila hacia occidente.
Y el Sol. ¿Qué sería de esta maravilla sin el Sol? Apenas nada. Métanla entre cuatro paredes, y desaparecerá gran parte de su encanto y su misterio.
En efecto, es un gran reloj de sol, de connotaciones astronómicas. En el suelo, los rayos oblicuos más occidentales son los que corresponden a las sombras matutinas del dolmen en el solsticio de verano y en el solsticio de invierno.
Son dignas de observar las sombras conjuntadas estatua-dolmen, hacia occidente y hacia oriente.


TODO SE INICIA EN UN PUNTO

No debemos dejarnos llevar por las apariencias.

El elemento fundamental de la Plaza no es la estatua, ni siquiera el dolmen. La clave del conjunto es el punto emanativo del que surgen todas las cosas, y de qué forma surgen. Desde el centro situado en la intersección de C/ Antonia Mercé con Av. Felipe II, se expanden rayos y círculos, onda y corpúsculo, la doble naturaleza de la luz.

El cosmos en expansión desde un Big-Bang.
Sobre ese baricentro -centro de gravedad- se erige el dolmen, que explica y desarrolla ese punto origen: La Unidad y sus Tres aspectos. Los hace evidentes, comprensibles.
Es sobre el tercer círculo que se erige la estatua, recordando la posición del planeta Tierra. Ahí se levanta la Humanidad, desde el cubo mineral al huevo místico, pasando por los distintos estadios evolutivos. Y avanzando, en una cadena infinita de pasos que se suceden.
Pero la expansión del foco no es simétrica. También tiene movimiento, refuerza en sí mismo el avance Este-Oeste. Las asimetrías, las tangentes, los rayos duplicados, así lo indican. La tesis es sencilla y verdadera: el Sol también evoluciona.
El suelo de la Plaza y sus alrededores están llenos de detalles que han de ser estudiados, porque las dimensiones, los ángulos, las medidas, tienen una importancia inaudita.
No en vano son obra de Salvador Dalí. Así lo atestigua la inscripción, precisamente en la losa central: "Plaza de Salvador Dalí 1986", firmada por su autor.






Fuente: Plaza de Dalí
Fotos: Bélok