domingo, 27 de junio de 2010

Plaza de España



La plaza de España se proyectó en diciembre de 1911, pero vamos a trasladarnos unos cuantos siglos antes, cuando el terreno que ocupa nuestra plaza, era un campo de cultivo al que atravesaba un arroyo, que más tarde se llamaría de Leganitos y en cuya pradera se perdían las parejas para amarse en las oscuras noches de verano.


El solar de la plaza de España en el siglo XVII, según el plano de Teixeira, ya está incluido en la cerca levantada por Felipe II. Podemos ver el antiguo puente de Leganitos.




El terreno se encuentra entre las dos colinas más altas de Madrid, la del Alcázar y la del Príncipe Pío, que contribuyen a darle un cierto aspecto de gran mirador, que aún hoy conserva. Por eso quizás este sitio era perfecto estratégicamente, ya que cuando se comenzaron los inicios de las obras de sustentación del monumento a Cervantes, se encontraron algunos restos arqueológicos romanos.

Leganitos, viene del árabe y significa huerta, y efectivamente huertas hubo allí. El arroyo nacía de la antigua fuente de los Caños que, en el siglo XVII, se llamará de Leganitos, situada a la altura de la calle del mismo nombre, en nuestra plaza. Inmediato a su nacimiento atravesaba un puente con el mismo nombre y discurrían entre huertas, las de Leganitos y las Minillas. En 1769, desapareció el puente y se tiraron las tapias que limitaban el entorno, convirtiéndose toda la zona en la plazuela de Leganitos.

Carlos III compró los terrenos al duque de Osuna y a Isabel María Pío de Saboya, herederos de la casi totalidad de los terrenos que desde el siglo XVII pertenecieron a grandes familias, para construir el convento de Gilitos, para los frailes de San Gil que estaban en Madrid.
El proyecto fue de Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez, que había sustituido a su tío en el cargo de arquitecto mayor de la Corte. El convento estaría advocado a San Pedro de Alcántara, pero los frailes no llegarían nunca a habitar el edificio y José Bonaparte ordenó que se destinara el convento a cuartel, dedicado primeramente a guardia de las Corps. Demolidas las cuadras de las Reales Caballerizas durante la dominación, se dispuso en 1819 que se alojaran éstas en la parte del cuartel de San Gil. Realizado el acondicionamiento, su destino como cuartel de Caballería durará hasta la mitad del siglo, habilitándose a su vez, una parte del edificio como alojamiento para particulares, dependientes de la Real Cabelleriza, que hasta el 1835 disfrutaron de habitaciones gratuitamente.

En el siglo XIX, la imponente presencia del cuartel de San Gil, tal y como puede apreciarse en la maqueta de León Gil de Palacio




La antigua fuente de Leganitos fue renovada, en hierro fundido, con caños para aguadores y doble pilón para abrevadero.

Fuente de Leganitos y detrás parte del cuartel de San Gil, en una fotografía poco antes de demolerlos


Por fin, en 1860, se había aprobado el Ensanche de Castro. Con este motivo, se aprobó, en el mismo año, la alineación de nuestro sector, y dos años más tarde un proyecto que, si bien se arrinconará de momento..., tendrá un éxito en el futuro: la conexión de la plaza de San Marcial con la calle de Preciados, por medio de una gran vía. He aquí el nacimiento de nuestra Gran Vía madrileña.

Dejaremos para otros artículos todos los acontecimientos políticos y militares que sucedieron en el cuartel de San Gil y nos dedicaremos a lo que nos trae en este artículo, la futura plaza de España.

En 1896 se promulga la Ley del Suelo, cuyo primer artículo permitía al Ministerio de la Guerra la demolición del cuartel de San Gil y la venta de su solar, que pensaban dividirlo en manzanas. Sin embargo, la falta de locales adecuados para albergar a las tropas impidió que se llevara a cabo la Ley, aprobada por Real Decreto en 1903. Por fin, se comienza a derribar en 1908.

Pero veamos que más había aparecido en estos años por nuestra futura plaza: Enfrente del cuartel, existía un café-teatro, llamado de San Marcial, cuya popularidad mayor fue debida a una canción de la zarzuela La Diva, en el que aparecía el nombre de aquel establecimiento.
La Royal Compagnie Asturienne de Minnes, de nacionalidad belga, construía en los terrenos de la manzana 552 un edificio de gusto ecléctico. Esta entidad fue creada en 1853 a expensas de la anterior Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón que, desde 1833, explotaba los yacimientos de hulla próximos a Avilés. El magnífico edificio ha llegado hasta nosotros en perfecto estado y sigue estando en pie y formando parte del actual perfil de la plaza. Hablaremos sobre este edificio en un próximo artículo.





Contiguo a este edificio, estuvo entre 1893 y 1898, el que había sido teatro Maravillas, en Fuencarral, y más tarde Tívoli en Felipe IV. Durante su postrera y breve permanencia en la plaza de San Marcial, apenas si funcionó como teatro, y parecía más bien almacenado allí al ser de madera. Coincidiendo con el derribo del cuartel de San Gil, un empresario teatral, Manuel Salvi, apostando por la mejora y embellecimiento de la zona, levantó en el lugar del teatro de madera, un local de espectáculos que recibió consecutivamente los nombres de Salón, Teatro Regio y Teatro A.B.C. Primero estuvo dedicado al teatro, después al vodevil del gusto belle époque, luego fue sala de proyecciones cinematográficas y al final pasó a ser una cochera.
Una vez concluido el derribo del cuartel un año después, varios concejales pedían que el espacio resultante no se destinara a manzanas de casas, sino que fuera ampliación de la plaza de San Marcial. Entre tanto, el arquitecto municipal Jesús Carrasco presentaba un anteproyecto que consistía en un núcleo político, al concentrar en ella edificios oficiales y de servicios, un gran hotel y una gran estación del metropolitano del Norte. También partirían, de un lado la avenida Reina Victoria y en otro lado la Gran Vía, aprobada ya entonces. En medio de la plaza iría el monumento a Cervantes, un templete para Banda Municipal, un gran auditorio, un palacio del Ayuntamiento para servicios municipales del distrito y un gran salón de fiesta y exposiciones que pudiera servir también para reuniones públicas de todas clases y tendencias. Este proyecto se llamaba "Proyecto de la Plaza de España" y fue aprobado en diciembre de 1911, incluyendo además el nuevo Ministerio de Marina.






Pero la plaza permaneció sin ordenar por varios años todavía, hasta que el Estado se decidió a ceder su propiedad al Ayuntamiento. Mientras tanto, aquel descampado se utilizó algún que otro año, para situar en él la verbena de Santiago, que anteriormente se celebraba en la plaza de Oriente y fue escenario de enfrentamientos entre los guardias municipales y de Orden Público contra los vendedores ambulantes que querían situar sus tenderetes.

Se construyó en estos años de espera, la modernista y original casa esquina a Ferraz, cuyo solar había sido propiedad de los marqueses de Albaida. Este terreno era justamente el que estaba pensado para el Gran Hotel que nunca llegó a levantar. Enfrente, al otro lado de Bailén, se construyó la iglesia de Santa Teresa y San José.


Preciosa fotografía de la plaza de España antes de inaugurarse el monumento a Cervantes. Podemos observar el Cuartel de la Montaña, las Reales Caballerizas donde más tarde estarán los jardines de Sabatini.
Aquí todavía ni existían los rascacielos, ni siquiera la Gran Vía.




vistas de la plaza de España




La plaza de España jugaría un papel importante como escenario de los enfrentamientos entre los dos bandos, disparándose los cañonazos desde la plaza de España y el cuartel de la Montaña. Acabada la guerra, nuestra plaza tuvo nuevas reordenaciones a lo largo de los años, entre derribos y reformas de calles y edificios.





En marzo de 1948 comienza la construcción del edificio que marcaría el futuro perfil de la plaza de España, el edificio España. Unos años más tarde, en 1954, se proyecta la Torre de Madrid. Se fueron construyendo otros edificios y en 1969 se realizan las reformas de las fuentes y jardines y se plantaron olivos sobre caminos de piedra blanca que creaban un efecto espantoso. También se construyó un gran aparcamiento subterráneo y dos scaléctric que salvaron los fuertes desniveles en su lado oeste.

vista de la plaza a finales de los 60, después de la reforma de los jardines y las fuentes




En futuros artículos, nos dedicaremos a los edificios que se encuentran en la plaza. La Real Compañía Asturiana de Minas, la casa Gallardo, la Torre de Madrid, el Edificio España, etc.

La Plaza de España juega hoy un papel importante en el horizonte de Madrid, pero hay algo que se me escapa y no se que puede ser. A pesar de ser muy cosmopolitan a la altura de Gran Vía, con sus poderosos rascacielos, fuentes y monumentos, ir y venir de gentes, una vez que paseas de noche del monumento a Cervantes hacia Bailén, es como si de repente estuvieras en un barrio de tercera. El paraje es sombrío, solitario y hasta parece peligroso al paseante. No se como explicarlo, pero nunca me gustó esa parte de la plaza. Sin embargo de día, es un sitio magnífico para admirar las vistas del palacio real (si los árboles no te lo impiden), un lugar al que no puede faltar ningún turista que se precie y hacerse unas fotos al lado del Quijote. Pero sigo pensando que a esa parte de la plaza le falta algo, o quizás yo, como el hidalgo, veo monstruos donde no los hay?.














sábado, 26 de junio de 2010

Calle de la Madera: Alta y baja



La calle de la Madera, se divide en dos tramos con distinta denominación: Madera Baja, que es el trozo de calle entre la plaza de la Luna (Santa María Soledad Torres Acosta), y la calle del Pez, y de la Madera Alta, que transcurre entre la calle del Pez y la calle del Espíritu Santo. Esta calle ya estaba perfectamente urbanizada en el plano de Texeira en el siglo XVII y en ella se han sucedido infinidad de hechos que hacen de una calle estrecha y pequeña, una gran calle cargada de historia.

Ya desde antes de ser urbanizada, allá por 1580, existían grandes depósitos de madera que provenían de distintos lugares, nacionales y extranjeras (de Indias) para las construcciones de los edificios de Madrid. Estos depósitos o almacenes de madera, perduraron durante mucho tiempo, y fueron proliferando otros corrales donde se almacenaba toda la madera traída de Valsain para la misma función.

En esta calle existió la casa de Jerónimo de Villanueva, por donde pasaban toda clase de hombres importantes de la Villa, incluido el Conde Duque de Olivares y hasta el mismísimo rey Felipe IV, momentos en que se vivieron los famosos episodios del convento de San Plácido, el cual unía un pasadizo con esta casa. Pero toda esa leyenda podéis leerla en este otro artículo: Las monjas poseídas por el diablo.

fachada del convento de San Plácido en la esquina de la calle Madera y calle del Pez




En el solar que dejara esta casa, se construyó el teatro Calderón de la Barca, lugar donde ocurrieron los hechos de aquel famoso día de diciembre de 1870, al ser estrenado una obra sátira de José Navarro Gonzalvo, titulado Macarronini I, obra que ridiculizaba al rey Amadeo I. Dos días después del estreno, en plena representación, irrumpieron en la sala y en el escenario los componentes de la Partida monárquica de "La Porra", que estaba capitaneada por Felipe Ducazcal y se armó la gresca padre.
Este teatro duró muy poco y en 1887 se convirtió en una capilla evangélica, para pasar en breve a ser la redacción e imprenta del diario republicano progresista El País. En 1921, una vez que se dejó de publicar este diario, estuvo otro diario, La Libertad, de liberalismo muy de izquierda, y de nuevo una vez desaparecido este, ocupó el inmueble el diario Informaciones. Después el edificio estuvo abandonado durante años y tras ser noticia por un famoso episodio de okupas, se construyó el Instituto para la diversificación y ahorro de la energía (IDAE).





En la esquina con la calle del Pez, se alzó el palacio de la condesa de Bornos, conocido también como palacio del marqués de Escalona y Bornos. Este palacio que anteriormente era del marqués de Bélgida, fue totalmente reconstruido en 1860 por Wenceslao Graviña. Decir como anécdota, que Los Bornos fueron dueños durante muchos años, de la inmensa y célebre pradera de San Isidro.

palacio de Bornos


fachada y escudo del antiguo palacio de Bornos hoy convertido en viviendas en la calle del Pez




Por la calle Madera, bajaba Camilo José Cela al encuentro de Tosía Vargas, su novia, que venía por la misma calle en sentido contrario, vio con sus propios ojos el escritor como un obús cayó encima de ella destrozándola. El cuenta en sus memorias que se guardó un ojo de recuerdo y que lo tenía en formol.





En esta calle también tuvo su sede durante algún tiempo el Círculo de Bellas Artes, el Hospital de mujeres incurables, la propaganda del movimiento comunista de España y el Círculo Carlista, que frecuentaban Valle Inclán y Vazquez de Mella.

colorido de las casas en la Madera Baja




También vivieron algunos personajes en ella, como es el caso del edificio del antiguo número 26 de la calle, propiedad de Francisco de Quevedo y el antiguo 18, casa donde vivió Luigi Boccherini, el compositor italiano afincado en Madrid.


Casa donde vivió Luidi Boccherini










viernes, 25 de junio de 2010

La Capilla del Obispo abre de nuevo sus puertas




La Capilla del Obispo en la Plaza de la Paja de Madrid, abre de nuevo sus puertas tras más de cuarenta años cerradas a cal y canto al culto.

Aquí podéis leer el artículo sobre la Capilla en Viendo Madrid:

La Capilla del Obispo



La noticia de hoy:


Madrid, 24 jun (EFE).- La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, acompañada por el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, y el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, inauguró hoy la recién rehabilitada Capilla del Obispo.

Los madrileños podrán visitar en breve el templo, situado en la la plaza de la Paja (distrito de Centro), ya que va a abrirse al culto después de 44 años.

El Gobierno regional ha terminado la rehabilitación integral de esta joya arquitectónica, que es uno de los pocos ejemplos del gótico madrileño que se conservan.

La capilla fue declarada Monumento Histórico Artístico, perteneciente al Tesoro Artístico Nacional, en 1931.

En la actualidad goza de la máxima protección legal, siendo declarada Bien de Interés Cultural en 2002.

En la inauguración, Aguirre destacó que "estas obras de rehabilitación son un ejemplo más del compromiso de la Comunidad de Madrid por proteger el patrimonio histórico y artístico de la región".

La Capilla del Obispo fue fundada en el siglo XVI por Francisco de Vargas y Medina, privado de los Reyes Católicos, como capilla funeraria para albergar los restos de san Isidro (actualmente en la Capilla de San Andrés).

En la década de 1970 se constató su estado de ruina y tras varias intervenciones puntuales, en 2005 la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno regional emprendió una rehabilitación integral para devolver a los madrileños esta joya integrada en el Conjunto Monumental de San Andrés.

En este proyecto se han invertido 3.252.404 euros, de los cuales la Fundación Caja Madrid ha aportado 2.117.590, el 65 por ciento del total.

Aguirre explicó que "durante las obras de restauración se han realizado importantes hallazgos, como el de un cementerio situado bajo la antigua parroquia de San Andrés, que han obligado a modificar el plan original de actuación".

Para que los visitantes puedan contemplar este vestigio del Madrid medieval, se ha instalado una ventana arqueológica sobre los restos del subsuelo de la capilla, que forma parte del complejo monumental de San Andrés, que se encuentra situado entre la plaza de Los Carros, la plaza de La Paja y la Costanilla de San Andrés.

El complejo también incluye la iglesia de San Andrés, la capilla de San Isidro, el Atrio y la Sala Capitular con dependencias anexas.

Tras la intervención de la Comunidad, el elemento de unión que conecta todas las piezas que conforman el conjunto monumental es el claustro o atrio.

Además, se ha abierto una puerta para comunicar la Capilla del Obispo con la mitad sur del monumento (iglesia parroquial de San Andrés y capilla de San Isidro).

El actual conjunto monumental de San Andrés, en el que se encuentra ubicada la Capilla del Obispo, tiene su origen en una modesta iglesia parroquial de la que fue feligrés san Isidro Labrador.

Probablemente se trata de una antigua mezquita adaptada al culto cristiano tras la conquista de Madrid a finales del siglo XI. EFE

miércoles, 23 de junio de 2010

Palacio del Cordón



El palacio del Cordón, es un edificio barroco del siglo XVII que es conocido por los dos cordones de piedra que existen a ambos lados de las orejeras de la portada principal, sobre la que está basada toda la simetría del edificio. Vanos, balcones y rejerías están diseñadas a partir del balcón principal que se haya encima de la portada que sirve de eje a la distribución.







En este viejo caserón vivieron personajes de la talla de Manuel Becerra o el alcalde de Madrid, Alberto Aguilera.

El palacio se encuentra en la plaza del Cordón y mucha gente confunde esta casa con las que existieron en el mismo lugar donde se encuentra nuestro palacio, que se llamaban Casas del Cordón y fueron las que dieron nombre a la plaza. Estas casas del Cordón fueron la residencia de los condes de Puñonrostro y se encontraban justo enfrente del palacio que nos ocupa, y que todavía hoy, lo recuerda una placa en la fachada del edificio que se levanta en su antiguo solar, separadas de la parroquia de San Justo por el callejón de puñonrostro, las cuales se unían por un pasadizo que discurría por debajo del pasadizo y de la Casa de Cisneros por la estrecha calle del Cordón. Recorría la fachada principal que daba a la plaza, un grueso cordón de piedra, tributo de la orden franciscana y sirvieron de cárcel a Antonio Pérez, el secretario traidor de Felipe II.

En el siguiente siglo se construiría esta caserona, añadiendo los cordones a su portada, tal vez por imitar un poco a sus edificios vecinos, los que verdaderamente eran la Casa del Cordón y que fueron derribados a mediados del XIX, no llegando ninguno de ellos hasta nosotros.