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martes, 9 de noviembre de 2010

La Virgen de la Almudena, patrona de Madrid



La imagen de la Virgen de la Almudena, es la patrona de Madrid y se encuentra en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, en un retablo del siglo XV pintado por Juan de Borgoña, que compone un altar gótico, en el que en la parte inferior se encuentra la tumba de la Reina doña María de las Mercedes de Orleans, y en la parte superior se encuentra la talla del siglo XVI de la Virgen. El Altar de la Almudena se encuentra en un lateral del crucero de la catedral, al cual se accede por dos escaleras con barandilla de bronce.





Cuenta la leyenda que la trajo a España el Apóstol Santiago y por ser la única imagen que tenían en Madrid de la Madre de Dios, se veneró desde entonces como la patrona de la ciudad, llamándose "la Virgen de la Villa". Más tarde se levantó una pequeña iglesia en la Vega, cerca de la Cuesta de la Vega y de la fortaleza de almudayna, donde se siguió venerando esa imagen, conociéndose desde entonces como "Santa María de la Vega" y también como "Concepción Admirable". En el año 712, los madrileños escondieron la imagen dentro de un nicho en el muro de la muralla árabe ante la invasión que se aproximaba de los musulmanes. Años más tardes, en el 916, la iglesia de Santa María se convertiría en mezquita por los árabes. En 1083, Alfonso VI conquista Magerit y tras enterarse que los habitantes de la ciudad estaban buscando la imagen desaparecida, jura buscar la imagen de la Virgen escondida a su regreso, si conseguía conquistar Toledo. Mientras, ordena pintar una imagen para que se pudiera venerar en la iglesia de Santa María, la antigua mezquita que convirtió al cristianismo, en ausencia de la patrona, este cuadro que se pintó es el de la Virgen de la Flor de Lis, del siglo XIII y que se encuentra actualmente en la Cripta de la Catedral. Efectivamente, a su regreso de la conquista de Toledo, Alfonso VI estaba dispuesto a cumplir su promesa, pero por más empeño que puso y más recursos que gastó, no fue posible encontrar la imagen. Fue entonces cuando recurrió a la plegaria y convocó una gran procesión que junto al arzobispo de Toledo, él mismo encabezó. Acudió toda la nobleza, el clero, el mismísimo Cid Campeador, el ejército y el pueblo.


talla de la Virgen de la Almudena, del siglo XVI




Es 9 de Noviembre de 1085 y la procesión transcurre por la almudayna, el recinto amurallado de la fortaleza de Madrid, y al pasar por el nicho donde estaba escondida la imagen de la Virgen, cayeron unas piedras, apareciendo entonces la imagen de la Virgen con los dos cirios encendidos con los que fue tapiada hacía tantos siglos. La Virgen fue llevada a la cristianizada iglesia de Santa María y puesta en el Altar Mayor. Pero desde ese momento los madrileños la bautizaron con el nombre del sitio donde se descubrió de nuevo a la Virgen, la almudayna. Alfonso VI añade el título de realeza y desde ese momento hasta nuestros días, la iglesia sería Santa María la Real de la Almudena, donde se venerará a la patrona de Madrid. El mismo nombre que tiene hoy en día la actual.
Pero la imagen que se encontró escondida en el muro de la muralla, no es la que conocemos en la actualidad. La auténtica imagen que había traído el Apóstol Santiago, se quemó en algún momento del reinado de Enrique IV y se repuso con otra imagen en el siglo XVI, que es la que conocemos actualmente.

Hoy en día, se encuentra una imagen en piedra que recuerda el sitio donde apareció la Virgen de la Almudena escondida en la muralla, aunque ahora mismo, por las obras que se acometen para la construcción del Museo de las Colecciones Reales, la imagen está temporalmente entre unas rejas a uno de los lados de la entrada a la Cripta.






Aparte de la réplica exacta que se encuentra en el Altar Mayor de la Cripta, hay otras réplicas con otros tamaños en dos capillas de la Cripta y varias imágenes que se utilizan para ofrendas en la Plaza de la Catedral y para la procesión del día 9 de Noviembre, ya que la auténtica talla de la imagen no se saca en dicha procesión, para mantenerla a salvo. También es conocida como "La Morenita" por el tono oscuro que tiene la imagen por tratarse de madera de pino de Soria, color avellana, oscurecido por el tiempo.

Réplica de la Virgen que preside el altar mayor de la Cripta, obra de 1948



Realmente no sabemos nada de la verdadera historia de la talla, ya que el fervor cristiano, se las ingenia para que siempre las imágenes de las Vírgenes sean encontradas en cuevas, grutas y otros sitios. Pero lo que sabemos con exactitud después de los análisis científicos que ha tenido la imagen, es que data del siglo XVI y que anteriormente existió otra imagen que nunca más volvió a ver nadie y que según algunos, se quemó hace algunos siglos. También hay otras leyendas que implican el descubrimiento de la Virgen en la muralla con el Cid Campeador, que viniendo de Toledo con varios Caballeros, se encontró con un leproso que había caído en una zanja. Al ayudarle a salir de la zanja, el leproso se convirtió en una figura femenina que le comunicó que tomaría Madrid y que ganaría batallas hasta después de muerto. La mujer le dijo por donde tenía que entrar a Madrid para su conquista y luego desapareció. El Cid se dispuso a ir al sitio que le dijo la Virgen en su aparición, y allí fue donde después de caerse un trozo de muro en las viejas murallas, apareció la imagen de la Virgen y desde allí entraron a la ciudad, donde tomaron Magerit por sorpresa. Quién sabe, quizás algún día caigan unas piedras de algún muro y aparezca la verdadera imagen de la Almudena.

Más información en el artículo sobre la Cripta de la Catedral de la Almudena

viernes, 22 de octubre de 2010

Iglesia de Santa Cruz



La iglesia de Santa Cruz era una de las más antiguas de Madrid. Se construyó en el siglo XIII en uno de los arrabales extramuros de la Villa. El templo primitivo estaba en la plaza de Santa Cruz, esquina a la calle de la Bolsa, siendo una ermita en época remota con derecho a parroquia, desde el tiempo de los árabes, por estar el terreno poblado de cristianos que vivían fuera de la población. No se sabe cuanto tiempo estuvo esta ermita haciendo de parroquia, pero sí que a finales del siglo XV, fue edificado el templo que antecede al actual. Destacaba su torre, que junto a la de San Salvador, era la más alta de Madrid, motivo por el que se le denominaba "Atalaya de la Corte". La torre ostentaba en sus muros el oso y el madroño, junto con el dragón, emblemas de Madrid. Se gratificaba a los sacristanes por subir hasta su cima a tocar las campanas y tenía un famoso reloj. La torre sufrió un incendio en 1620, quedando seriamente dañada, no levantándose hasta 1680, pero esta vez sin reloj y sin blasones. Fue obra del arquitecto Francisco del Castillo. La fachada era sencilla, toda de granito, obra de José Jiménez del Oso y en el segundo cuerpo existía un bajorrelieve, con el tema de la Invención de la Santa Cruz, de Pablo González Velázquez.

Grabado de la antigua iglesia de Santa Cruz



Antigua iglesia de Santa Cruz antes de su demolición




A los tres años de haberse terminado la torre, se declaró otro incendio que acabó con todo su patrimonio, trasladándose lo poco que quedaba al vecino convento de Santo Tomás de dominicos, mientras durase su reedificación. Se acabó en el año 1767, y en 1968 hubo que demoler la iglesia, pues amenazaba ruina, momento en que se trasladó la parroquia al convento de Santo Tomás definitivamente. Pero parece que la mala suerte viajó al convento y en 1872, otro voraz incendio, afectó a la iglesia de este convento y en 1876 por Desamortización de Mendizábal, el Estado decide demoler el conjunto dominico. Las obras del nuevo templo que nos ocupa, comenzaron en 1889 en los terrenos del desaparecido convento y se encargó el proyecto al arquitecto diocesano Marqués de Cubas.


Convento de Santo Tomás, en el lugar donde se levantaría el nuevo templo de Santa Cruz




El templo es de estilo neogótico, y a Francisco de Cubas le siguieron los arquitectos Miguel de Olabarría, Ricardo Guereta y Juan Moya. Los materiales empleados para su construcción fueron el ladrillo y la piedra blanca de Colmenar, que forman en su combinación una acertada bicromía.

La fachada presenta un gran arco apuntado con arquivoltas coronado por un gran gablete, que remata una cruz. En su centro luce un relieve con la Apoteosis de la Cruz, obra de Aniceto Marinas. La proyección de este elemento, origina la torre de 85 metros de altura, en cuyo primer cuerpo se abre un gran rosetón y en el segundo destaca un reloj en medio de una decoración de Sebka. El reloj se debe a Losada, el mismo relojero de la Puerta del Sol. La torre de Santa Cruz volvía a lucir un famoso reloj, como pasó en la antigua Atalaya de la Corte.






Relieve de la Apoteosis de la Cruz, obra de Aniceto Marinas








El tercer cuerpo es el de campanas y está rematado por un soberbio matacán, que le da aspecto de fortaleza y que en el proyecto primitivo se cubría por un techo de pizarra en forma de flecha y rematado por una cruz, pero que nunca se llegó a construir. A los lados de este cuerpo central, se disponen dos calles separadas por contrafuertes, en las que se abren ventanales apuntados. Las portadas laterales de la calle Concepción Jerónima y Santo Tomás, presentan vanos con arcos conopiales.





Interior de la iglesia












La planta es de una sola nave con ocho capillas laterales y otra en la cabecera. Los soportes son pilares con baquetones. Se cubre con bóveda de crucería en la nave y capilla mayor y con bóvedas de terceletes en los brazos del crucero. Las bóvedas en las tribunas del crucero son estrelladas sobre tambor, sujetado por trompas. Sobre las capillas corre un segundo cuerpo de vidrieras. Los muros, pilastras y bóvedas están pintados al temple, imitando sillares. Algunas partes, como en los florones y arranques de los nervios de las naves altas, se hallan policromadas en óleo y oro.



















Las vidrieras del templo merecen especial atención por su belleza y diseño. Fueron realizadas por Talleres Maumejean de Madrid, bajo bocetos de Arturo de Mélida. Las que corresponden a la cúpula, quedaron destrozadas en la Guerra Civil de 1936, las restantes, aunque deterioradas por la contienda, han podido recuperarse. Todas constituyen un ciclo iconográfico de los santos relacionados con la parroquia.














En el presbiterio se sitúa el retablo neogótico, obra de Emilio Tudanca en 1962. En sus laterales se destacan las imágenes de los cuatro Evangelistas y de los apóstoles Pedro y Pablo. Lo culmina un calvario. En los costados hay pinturas de Escolá Sabaté de 1962. En la parte inferior figura la Exaltación de la Cruz. Bajo el cimborrio del altar mayor, hay una cruz relicario con el "Lignum Crucis" o madero de la cruz, procedente de las monjas carmelitas del Cerro de los Ángeles, obra de Francisco de la Cruz. La sillería fue colocada en la guerra de 1936 en los balcones para protegerse de la metralla. El ábside fue decorado por Talleres Granda con una enorme cruz, que al hacer el nuevo retablo, ha quedado oculta en gran parte por él.















Retablo neobarroco de 1940 en la Capilla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. En el ático una pintura con el escudo de la Hermandad, sostenido por ángeles. La hornacina central acoge una imagen de Jesús Nazareno, de Víctor González Gil de 1978 y a los lados son la Esperanza de Triana de 1978 y la de San Judas Tadeo, ésta de Talleres Granda de 1989, que recibe una gran devoción entre los madrileños.





Jesús Nazareno, de Víctor González Gil de 1978 y a los lados, la Esperanza de Triana de 1978 y la de San Judas Tadeo, ésta de Talleres Granda de 1989




En el machón de ingreso a esta capilla, sobre un fondo de madera oscura, se venera al Santísimo Cristo de las Penas de autor anónimo.




Capilla de San Antonio de Padua, "El Guindero". Con un retablo neogótico de Emilio Tudanca de 1962, coronado por una Inmaculada de la escuela sevillana. Lo preside el famoso lienzo de San Antonio "El Guindero", del siglo XVII y a sus lados las pinturas del mismo autor del retablo que representan escenas del milagro.

El apodo de "El Guindero" viene del siglo XVII, cuando subía por la Cuesta de la Vega un hortelano con su asno, cargado de guindas. Resbaló el animal y esparció por el suelo la carga, que apurado, intentó recoger el hortelano, no sin antes invocar a San Antonio. Acertó a pasar por aquel lugar un fraile, que le dijo: "no te aflijas, que yo te ayudaré a recogerlas", el rústico ofreció como pago una cesta de las mismas al monje, a lo que éste respondió: "Llevadlas a la iglesia de San Nicolás". Al día siguiente se acercó el hortelano a esta iglesia y allí le dijeron que no había más fraile que el que figuraba en un cuadro de San Antonio. Al acercarse al lienzo, el hortelano comprobó que la imagen era la del fraile que le había ayudado a recoger la fruta. Esta pintura comenzó a tener una profunda devoción por parte de los madrileños y en 1720 se fundó en la iglesia de San Nicolás de los Servitas, la Congregación, figurando en sus filas algunos de nuestros reyes. El cuadro pasó por diferentes iglesias y por último a la de San Luis, salvándose de incendio. Se escondió durante la Guerra Civil de 1936 y a mediados del siglo XX, se instaló definitivamente en Santa Cruz.






Lienzo de San Antonio "El Guindero", obra del siglo XVII




En la Capilla de la Virgen del Pilar, de Agustín Fernández de 1943, se encuentra un retablo neoclásico que imita mármol y lo preside en una hornacina una Virgen del Pilar de 1943, copia de la que se venera en la Basílica Zaragozana. A los lados, imágenes de Santiago Apóstol y Santa Lucía, de 1945.






Retablo gótico de madera sobredorada, con una pintura de la Virgen de Gracia, la patrona de Archidona (Málaga), obra de Antonio Burgos en 1959.





La última capilla del lado de la epístola, antes del crucero, se encuentra bajo el amparo de la Virgen de la O, que preside desde un retablo gótico. La titular es abogada de los sin hogar. Esta imagen procede de San Luis, salvándose del incendio.
A sus lados esculturas de San Sebastián, patrono de Huelva, y la Virgen del Rocío, patrona de Almonte, ambas realizadas en 1958. Debajo del retablo de Nuestra Señora de la O, hay una urna que encierra imagen de Nuestra Señora del Tránsito, considera anterior al siglo XV. De pequeñas dimensiones, representa la muerte de la Virgen. Perteneció a la Orden de los Templarios y traída a Madrid desde el convento de la Orden junto a Talavera de la Reina, fue deposita en la ermita de Santa Bárbara, cuidando de ella la beata Mariana de Jesús entre 1618 a 1628. Desde Diciembre de 1939 se encuentra en esta iglesia de Santa Cruz.





En la misma capilla, retablo gótico en madera sobredorada, que aloja un cuadro de la Virgen de la Cinta, patrona de Huelva, de J. Martín Estévez.





Altar con imagen de vestir de Nuestra Señora de las Nieves, patrona de Almagro (Ciudad Real).




Capilla del Santísimo, iluminada por una gran vidriera, que representa Los Desposorios de la Virgen y San José, cuyo boceto realizó Arturo Melida. El sagrario es de plata y de estilo neogótico, firmado por el platero Moratilla. A la izquierda y en caja de nogal con marquetería, un soberbio altorrelieve de la Virgen con el niño, considerado como del siglo XVI. También aquí se veneran las imágenes de los Sagrados Corazones de Jesús y de María de Fernández Andés, fechadas en 1940.




En el crucero del lado del Evangelio, se erigen tres altares modernos, que ostentan las tallas de Santa Marta, de Víctor de los Ríos de 1957, Milagrosa, de Santiago Lara de 1942 y del Santo Ángel de la Guarda, del siglo XIX, patrono de los Maceros del Ayuntamiento.






Vamos a destacar la talla del Santo Ángel de la Guarda, que fue salvado del incendio de la noche del 10 de diciembre de 1580, cuando se celebraba la victoria sobre Portugal, se dispusieron tantas luminarias en la Puerta de Guadalajara, que ardió esta. En esta puerta se encontraban las imágenes de Santa María y del Santo Ángel de la Guarda, que fueron salvadas y trasladadas a la iglesia de San Salvador. Posteriormente se hizo cargo de la imagen del Santo Ángel, el Ayuntamiento, que la entregó a los Maceros para que cuidasen de su culto, fundando los referidos una cofradía titulada del "Santo Ángel de la Guarda". Desde entonces, imagen y cofradía sufrieron un éxodo por diferentes iglesias de la Villa, hasta su definitivo acomodo en Santa Cruz en 1940, celebrándose su fiesta el 1 de marzo. La imagen original imagino que desaparecería como siempre, en el 36, aunque no os lo puedo asegurar.






Capilla de la Sagrada Familia, con un retablo de estilo barroco, con columnas salomónicas, de Francisco Palma Burgos, de 1943. El grupo de la Sagrada Familia es obra de Ricardo Pons, del mismo año.





Retablo barroco con esculturas de San Isidro y Santa María de la Cabeza. En el centro, pintura con la aparición de la Virgen de la Almudena a San Isidro. El conjunto es de Emilio Tudanca de 1963.






Dentro de una urna se venera una talla del Cristo yacente, llamado de la Vida Eterna, de Jacinto Higueras de 1941. El Cristo sustituye al primitivo de Pedro de Mena, desaparecido o quemado en?... efectivamente, en el 36.





En esta misma capilla se venera la imagen de Nuestra Señora de la Paz, realizada por Talleres Gallegos en 1960.





Retablo neogótico en madera bajo la advocación de la Virgen de los Dolores, de Casa Garín de 1942, en el que destaca la talla del Cristo de la Agonía y debajo la de Nuestra Señora de los Siete Dolores. Ambas son de 1945. La antigua imagen desapareció igualmente en 1936, teniendo un gran fervor popular, figurando entre sus congregantes varias personas reales.




Nuestra Señora de los Siete Dolores, imagen de vestir de 1945




Capilla de la Virgen del Carmen, con un retablo negótico de Agustín Fernández de 1942. La escultura que se encuentra en el retablo no es la titular primitiva y acoge bajo su protección a la Primitiva Congregación de la Purísima Concepción y rezo diario del Santísimo Escapulario de Nuestra Señora del Carmen. Esta cofradía fue fundada en 1745 en la iglesia de Montserrat, en la calle de San Bernardo. Por la expulsión de los monjes en el siglo pasado, fue trasladada a Santa Cruz.
Esta imagen, a los pocos días de acabar la Guerra Civil, un comisario comunicó al párroco la existencia de una imagen del Carmen y solicitó de él su reconocimiento como propiedad de la iglesia. El párroco después de verla dijo que no pertenecía a Santa Cruz, pero el comisario le rogó que se la llevase hasta que apareciese su propietario. Así lo hizo y nadie hasta la fecha la ha reclamado.
A sus lados, esculturas modernas de Santa Teresa y San Juan de la Cruz.





La Virgen de los Desamparados, patrona del reino de Valencia. Tanto el retablo como la imagen son de la Casa Garín, posteriores a 1940, ya que el retablo y la imagen primitiva se perdieron en la Guerra Civil. A los lados, esculturas de San Vicente Mártir y San Vicente Ferrer, ambas del siglo XX.





Copia de la Anunciación de Murillo del Museo del Prado, de principios del siglo XIX






Lienzo de la Aparición de la Virgen con santos valencianos: Vicente Ferrer, Luis Beltrán, Francisco de Borja y el obispo Valero, de la escuela valenciana del XVIII








miércoles, 20 de octubre de 2010

La Capilla del Obispo



Construida entre el paso del gótico al renacimiento, estamos ante uno de los edificios góticos que ha llegado a nuestros días en Madrid. Como ya comentamos en el artículo dedicado al barrio de San Andrés, la Capilla del Obispo se levantó donde estaba el cementerio de la parroquia de San Andrés, como ampliación de la capilla edificada por Alfonso VIII para albergar el cuerpo de San Isidro. Fundada por Francisco de Vargas, y en memoria de que San Isidro sirvió para su antepasado Iván de Vargas, fue donde se trasladó el cuerpo del santo en 1518 o en 1535 (aquí nadie se pone de acuerdo) después de que el Papa Leon X, concediera su custodia a la familia de los Vargas. Pero en lo que sí se coincide es que en 1544, volvieron las discrepancias entre los clérigos de la Iglesia y los de la Capilla, y tuvo que volver a interceder el Papa, que en esta ocasión era Paulo III, cediendo de nuevo la custodia y el traslado del arca con los restos del santo, de nuevo a la parroquia e inclusive, se tapió la puerta de comunicación entre la Capilla y la iglesia parroquial para siempre. Vamos... que quedaron pero que muy enfadados....
Fue entonces cuando el segundo hijo de Francisco de Vargas, el obispo de Plasencia, Don Gutierre de Carvajal y Vargas, renovó y acondicionó de nuevo la Capilla, llamada durante ese periodo "Capilla del cuerpo de San Isidro" y pasó a ser la Capilla de Santa María y de San Juan de Letrán, aunque hasta nosotros ha llegado como "La Capilla del Obispo" y la destinó a panteón familiar para los Vargas. Allí se dispuso el enterramiento de sus padres, Don Francisco de Vargas y de su esposa Inés de Carbajal, al mismo tiempo que dotó a la capilla de un magnífico retablo y otras obras de arte.
La capilla está llena de obras de gran magnitud. Como hemos dicho antes, la capilla se construyó entre la transición del gótico tardío al renacimiento. La nave y el ábside están cubiertas por bóvedas góticas de crucería, la fachada que da a la Plaza de la Paja es la única parte exterior que tiene estilo renacentista, con un arco de medio punto al final de dos tramos enfrentados de escalera que salvan el desnivel de la Plaza hasta la entrada. Una vez que cruzamos la puerta primitiva del templo. se cruza un pequeño patio muy pobre arquitectónicamente hablando.

Entramos en la capilla y nos encontramos con otra joya magistral: El retablo del altar mayor que preside el ábside, obra de Francisco Giralde, colaborador de Alonso Berruguete.







A ambos lados del retablo se encuentran los sepulcros de los padres. También contiene la capilla un coro alto cubierto con artesonado.


Retablo en el altar mayor, obra de Francisco Giralde


En la parte derecha de la capilla, donde se encontraba la puerta que comunicaba con la iglesia de San Andrés, se encuentra el grandioso sepulcro que el mismo obispo se hizo construir para él, una verdadera obra maestra en alabastro. Se trata de un gran arco central, con encuadramiento de columnas y ático. En el hueco central se sitúa el bulto orante del obispo con tres clérigos y al fondo, un magnífico relieve con la Oración del huerto. A los lados, figuras femeninas de acusado manierismo y representaciones de Cristo después de la flagelación y Las Lágrimas de San Pedro y, en el ático, ángeles portadores de símbolos eclesiales y el Ecce Homo en el centro. De gran belleza son los niños cantores del basamento.











Detalle del sepulcro de Gutierre de Carvajal y Vargas





Detrás de la Sacristía se encontraba la bajada a las bóvedas donde estaban, los enterramientos de la dinastía de los Vargas, Carbajales y marqueses de San Vicente. Gutierre de Carvajal y Vargas, Obispo de Plasencia y verdadero artífice de este panteón familiar, recibió sepultura en marzo de 1576.
La capilla se volvió a restaurar a finales del siglo XIX, pero desde 1924 no se ha vuelto a celebrar culto en ella, hasta la actualidad, 85 años después, la capilla ha estado cerrada a cal y canto para el público. Ya escribía Antonio Velasco Zazo en aquella época una frase que hasta hace dos meses, podíamos aplicar: "aquel recinto está cerrado como un sepulcro".





La Capilla del Obispo está constituida por una única nave de gran altura, sustentada en el exterior por unos potentes contrafuertes. El interior de gran anchura en la nave, constituida por tres tramos: presbiterio sobre un graderío, nave y zona de tribuna, dispuesta a manera de coro. Todo el edificio se cubre por unas esbeltas bóvedas de crecería. Las ventanas son de pequeño tamaño, pero dan una buena iluminación al edificio.






La puerta exterior es de gran belleza. Fue realizada en el siglo XVI por algún escultor del círculo de Francisco de Giralte, artista palentino que trabajó ampliamente en este edificio. En las puertas, cobijadas por un arco de medio punto, hay relieves tallados en madera. Toda una obra de arte renacentista.





Una vez atravesado el patio, nos encontramos ante las magníficas puertas talladas que dan acceso a la capilla. Estas puertas son lo mejor que se puede contemplar en Castilla en cuanto a talla en madera renacentista, atribuidas durante mucho tiempo a Francisco de Villalpando, hoy día se sabe que seguramente sean de Cristobal de Robles, que también hizo la talla de los cajones de la Sacristía. Están hechas en madera de nogal y diferentes relieves que representan la expulsión de Adán y Eva del paraíso y de la Anunciación, escudos de Gutierre de Carvajal, bustos en medallones y otros motivos bíblicos. Toda una obra maestra de la escultura renacentista en España.








Éxtasis de San Francisco, obra de Eugenio Cajés, pintor madrileño del siglo XVII




Virgen de los Desamparados, lienzo anónimo español del siglo XVIII



Plaza de la Paja. Al fondo la entrada a la Capilla del Obispo




Ábside con contrafuertes del exterior de la Capilla

Vista de la Capilla gótica detrás del barroco de la Capilla de San Isidro



La Capilla del Obispo ha abierto sus puertas después de 44 años cerrada, el 24 de junio de este año, por lo que al fin podemos admirar de nuevo uno de los poquitos elementos góticos que tenemos en la capital.

Conjunto de San Andrés visto desde la Costanilla de San Andrés:

tejado de la Capilla del Obispo, torre de la parroquia de San Andrés y cúpula de la Capilla de San Isidro