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martes, 14 de abril de 2015

Monumento a Quevedo



El monumento a Francisco de Quevedo, fue erigido a petición del alcalde Alberto Aguilera, por el escultor Agustín Querol e inaugurado, aún sin terminar, el 5 de enero de 1902, en la plaza de Santa Bárbara, actual Alonso Martínez y con la presencia del rey, de Alberto Aguilera y las principales autoridades y personajes de Madrid.

La glorieta de Quevedo ha sido una de tantas plazas madrileñas por las que fueron desfilando larga serie de monumentos, un tanto errabundos, que han tardado años en hallar su ubicación definitiva.
Así, en 1902, el mismo año que se inaugura el monumento en la plaza de Santa Bárbara, se inaugura e instala en esta glorieta de Quevedo, la estatua de Lope de Vega (de la que hablaremos muy pronto en otro artículo), y años después, fue sustituida por los Héroes del Dos de mayo, de Aniceto Marinas. Más tarde, se instaló en este lugar, el monumento que nos ocupa y en el que sigue actualmente.




El monumento consta de dos partes: estatua y pedestal, la primera en mármol blanco y el segundo en piedra caliza, también blanca.
La estatua representa a Francisco de Quevedo en pie, gallarda y airosa figura, que porta las hojas de un libro en la mano izquierda y apoya la derecha en el puño de la espada, predominando en ella la versión romántica de espadachín y caballeroso aventurero, tan propio de principios de siglo.





El pedestal, aún más subjetivo y romántico, plasma, en libre composición y vagas formas que parecen perderse, desdibujadas, en el fondo del bloque, figuras alegóricas a los temas tratados por el escritor. Así, en el frente, tenemos a la Sátira enlazada con la Poesía; y en la cara posterior a la Historia y a la Prosa. Por último, en la parta baja del pedestal, vemos nueva serie de relieves alusivos a sus obras, acompañados por la inscripción de sus correspondientes títulos: Poderoso caballero, Don Dinero; Vida de Santo Toás de Villanueva; Historia de Marco Bruto, y Vida del gran tacaño.





Fuente: Fernando de Olaguer-Feliu y Alonso


jueves, 3 de febrero de 2011

Mercado de Olavide



El mercado de Olavide se encontraba en la plaza del mismo nombre, que por cierto, nombre de la plaza que se intentó cambiar en dos ocasiones, una en 1850 cuando se le impone el nombre de plaza de la Princesa y más tarde por plaza Industrial, aunque en 1874 se volvió al nombre original de plaza de Olavide.
En 1875 se colocaron en la plaza, siguiendo la línea de la calle Trafalgar, dos crujías de hierro, con la cubierta de zinc, que se trasladaron desde el mercado de la Cebada, donde habían servido para la venta al por mayor de fruta. Estas cobijaron los puestos ambulantes que se instalaban en la plaza diariamente, formando un famoso mercado al aire libre, y así estuvo hasta 1931, año en que se empezó a construir el edificio.


En 1931 el Ayuntamiento encargó al arquitecto municipal Francisco Javier Ferrero Llusía el edificio octogonal para cumplir la función de mercado.
El edificio era de forma poligonal, constituido por una serie de prismas octogonales que se iban escalonando, hasta concluir en un gran patio central, último prisma que aseguraba la ventilación cruzada. El edificio estaba construido en hierro y hormigón y su aspecto era ligero. El arquitecto no había querido, según sus propias palabras, levantar soberbios elementos arquitectónicos sobre los puestos de lechugas, sino hacer un estudio racional sobre las necesidades de higiene y comodidad que este tipo de edificios requería. El mercado se inauguraba en 1934.
Para ello jugó sus cartas de manera que la estética emanase de su propia esencia. No era un edificio que asombrara por su espectacularidad, sin embargo, Madrid no podía permitirse el lujo de perder uno de los más importantes ejemplos de la concepción arquitectónica de esos años.
La voladura del mercado de Olavide levantó fuertes controversias. Se intentó salvarlo, invocando su valor histórico de testimonio de una época y la innecesariedad de su destrucción, aunque desapareciera su fin utilitario. Se proyectaron nuevos complejos urbanísticos, respetando el edificio, pero todo fue inútil, el Ayuntamiento, con Miguel Ángel García Lomas como alcalde, ordenó su destrucción, desoyendo las indignadas voces y el sentir del barrio.
El Colegio de Arquitectos mantuvo una loable lucha dialéctica con el Ayuntamiento, incluso en marzo de 1972, la Revista de Arquitectura publicó un artículo en el que intentaba dar soluciones al problema candente de la destrucción o no destrucción del mercado. Era un proyecto firmado por los arquitectos Araujo, Balbín, Espejel y Navarra, donde se pretendía salvar el edificio que el Ayuntamiento pretendía, y, desposeído de su finalidad propia, proporcionarle otro cometido, haciéndole acoger salas de exposiciones, terrazas de bares o puestos de flores. No prosperó, como ya sabemos. El 2 de noviembre de 1974, el mercado de Olavide saltó por los aires.





En su lugar quedó de nuevo libre el inmenso espacio que ocupa hoy la plaza de Olavide y de la que hablaremos en otro momento en este blog.
Mi abuelo trabajaba en una pequeña peluquería en la calle de Santa Engracia muy cerquita de la glorieta del Pintor Sorolla. Muchas días al atardecer nos acercábamos hasta allí a buscarle a la salida del trabajo y luego entrar en algún bar de las calles adyacentes a Olavide a tomar unas cañitas. Mientras los mayores se tomaban el aperitivo, los que éramos pequeños jugábamos cerca del mercado. Unos años después, toda mi panda estábamos pendientes aquél 2 de noviembre a la voladura con dinamita del edificio que tantos años había sido lugar que visitaron todos los habitantes del barrio. Un tremendo estruendo que nunca olvidaré se oyó durante un momento, que se repetía mientras el eco iba chocando contra los edificios cercanos. Allí volaron además del mercado, cristales, cerámicas de alguna fachada y cornisas. Para mí, en aquella época había sido todo un éxito. Ahora para ir de un lado a otro, no tenía que bordear el mercado, iba en línea recta atravesando la plaza, aunque al principio era tan sosa, solitaria y fría, que a veces me daba miedo cruzar.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Palacio de Adanero



El palacio de los condes de Adanero es un opulento palacio levantado a primeros de siglo en las cercanías de lo que fue la puerta de Santa Bárbara en lo que hoy es la glorieta de Alonso Martínez. Su fachada se encuentra en la calle de Santa Engracia y ocupó el terreno de la antigua Fábrica de Tapices que fundó Felipe V en 1720 sobre un caserón que se conocía como la Casa del Abreviador que había sido un almacén de pólvora.

Fue después del derribo de la Fábrica de Tapices cuando se construyó este palacete nobiliario de primeros del siglo XX entre 1911 y 1913 por el arquitecto Mariano Carderera sobre un proyecto de Joaquín Saldaña.




La colección de pinturas de los Adanero, fue una de las colecciones privadas más importantes, resultante de la herencia recibida por Gonzalo de Ulloa y Calderón, conde de Adanero, que dejó todo tras su muerte por la caída de un caballo, a su viuda Doña Josefa y sus cuatro hijos, incluyendo unas preciosas y excepcionales lámparas de cristal de La Granja y de Bohemia.

Este palacio fue durante la Guerra Civil, almacén de objetos valiosos requisados. En este edificio dicen que instaló su despacho, Dolores Ibárruri.




Tras un arrendamiento que firmó la condesa viuda de Adanero con el Sindicato Nacional del Metal en 1940, la condesa vendió el palacio al Instituto Nacional de Administración Pública, que en 1959 derribó su pabellón trasero, las caballerizas y las cocheras, levantando un nuevo edificio anexo destinado a la Administración. Actualmente el palacio es la sede del Ministerio de Política Territorial.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel




La iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel, se encuentra en la glorieta de Joaquín Sorolla, pero es conocida por los madrileños con el nombre de la boca de metro que se encuentra en dicha glorieta, "Iglesia", nombre que da el templo del que hoy nos ocupamos.
El templo fue promovido por una asociación religiosa de vecinos que se fundó en 1839, que se llamaba Santa Teresa y Santa Isabel. Esta asociación querían contar con una parroquia en la nueva barriada de Chamberí, todo un arrabal en las afueras de Madrid en esos momentos.
Obra de José María Aguilar, se coloca la primera piedra en 1842 y se acaba en 1856 gracias a los donativos de feligreses, con el patronazgo del gobierno, ayudas del Arzobispado de Toledo, y hasta la propia reina Isabel II, cuestaciones en la puerta del sol y hasta fondos de obras de teatro y una corrida de toros. Incluso en su construcción siguieron colaborando los vecinos. Muchas industrias del nuevo barrio donaron los ladrillos, Ramón Bonaplata, vecino del barrio, donó los hierros y los bronces y hasta muchos de los obreros que trabajaron en sus obras, eran vecinos del barrio.
Una anécdota que siempre que se lee sobre la historia de esta iglesia, se cuenta; es que el cura Merino, que intentó asesinar a la reina Isabel II, cuando lo iban a ajusticiar, pasó la comitiva camino del cadalso por la iglesia, y Merino dijo "esta iglesia se hundirá después de que me maten a mí". Pues bien... así pasó, aunque lo que se cayó fue una de las torres. No pensemos que el cura Merino tendría poderes, lo que pasaba es que la torre estaba rajada, probablemente por algún defecto cometido por los albañiles en la construcción y desde fuera, no sería muy difícil ver que acabaría por caerse.

En 1936 el templo fue quemado y destruido (repetir esta frase ya es habitual en nuestros artículos, algún día investigaré cual es el número real de iglesias que se quemaron en la guerra), por lo que todas las riquezas que pudo tener, desaparecieron para siempre.
Su reconstrucción en los años 50, corrió a cargo de José María Garma Zubizarreta






El templo es de estilo neoclásico y la fachada es sosa con ganas, un cuerpo flanqueado por dos torres gemelas. En el cuerpo central, una puerta con una sencilla decoración de cenefa y por encima un óculo. Más arriba una hornacina que cobija la estatua de Santa Teresa y por encima de esta, un frontón triangular. En el cuerpo inferior de ambas torres, una puerta adintelada y en el cuerpo central, un óculo cada torre, la izquierda contiene un reloj.

"Iglesia", nombre que da el edificio a toda la zona, gracias a la boca de metro llamada así



En el cuerpo superior, ventanas de medio punto dan paso al espacio que aloja las campanas. Remata las torres el típico chapitel madrileño de pizarra.




Es de planta de cruz latina con crucero, cúpula ovalada y tres naves. Las naves laterales con bóvedas decoradas por medio de yeserías con ornamentación floral. El paso a la nave central, se realiza por arcos de medio punto. La nave central con bóveda de cañón, sustentada por arcos fajones, con lunetos en los laterales con ventanas.



Interior del templo








vista del crucero



La cúpula sobre el crucero está sobre pechinas, con los relieves de los cuatro evangelistas.





Tiene linterna y ventanas, que iluminan bien el recinto interior.



Hablemos ahora del interior de la iglesia. Un interior que nada tiene que ver con el previo vistazo del exterior. Dentro de la iglesia, encontraremos un neobarroco exuberante a cada paso que demos, empezando por la joya del templo, el retablo mayor.





El retablo es barroco de finales del siglo XVII, procedente de la iglesia de San Pelayo en Villaumbrales de Campos, en la provincia de Palencia. El retablo contiene columnas salomónicas doradas, cobijando en el centro, una escultura moderna de la Virgen del Carmen, patrona de Chamberí.

retablo barroco procedente de la iglesia de San Pelayo, en la localidad palentina de Villaumbrales de Campos




A la derecha y a la izquierda de la Virgen, se encuentran las esculturas de las dos titulares del templo, Santa Teresa y Santa Isabel. En el ático, un calvario de la misma época del retablo.




el retablo cobija en el centro la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de Chamberí




Comencemos el recorrido por las naves laterales viendo los retablos y altares:

nave lateral en el lado de la Epístola







Cristo crucificado, talla del siglo XX





San Ramón Nonato en un altar neobarroco con pilastras compuestas. A los lados le flanquean las esculturas de los santos obispos Blas y Nicolás. Por delante de las pilastras hay esculturas de los Cuatro Evangelistas. En el ático, un relieve con la Anunciación.





Retablo de San José, con una talla moderna. A los lados las esculturas de San Joaquín y Santa Ana. Debajo, los relieves de la Sagrada Familia y otro de San josé.





En el brazo del crucero, en el lado de la Epístola, una bella escultura de la Virgen. A sus lados, las esculturas de Santa Teresa y Santa Luisa de Marillac.





Retablo neobarroco dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Sujeta todo el conjunto dos columnas salomónicas





Retablo de la Inmaculada Concepción, con muchísima ornamentación neobarroca con muchos relieves. La imagen es una preciosa talla contemporánea. A los lados, las esculturas de San Antonio de Padua y Santa Lucía. En el ático un relieve de la Asunción de la Virgen. Completa el retablo unos relieves de la Visitación y los Desposorios de María. En la base del conjunto están San Pablo y San Juan Bautista.





Altar de San Miguel Arcángel. A sus lados, las esculturas de San Isidro y de Santa María de la Cabeza. Debajo de cada uno de estas esculturas, unos relieves con la escena de la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago. El ático contiene un relieve con la Trinidad.





Retablo de la Virgen del Pilar, inspirado en el mismo de la basílica de Zaragoza





Retablo de la Virgen de Fátima, también neobarroco con grandes columnas. En el centro se ubica la imagen de la titular y a los lados las esculturas de Santa Rita y San Miguel de los Santos. En el ático un relieve de la Aparición de la Virgen de Fátima a los tres pastorcillos.





Virgen de los Dolores, una preciosa talla moderna










lunes, 20 de septiembre de 2010

Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro



El Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un edificio de estilo neo-gótico, que se encuentra en lo que fueron los campos del Tío Mereje, esta iglesia y convento de los Padres Redentoristas, se construyó entre 1892 y 1898. Los planos son del redentorista belga, Gustave Knockaert y el proyecto de Juan Bautista Lázaro, pero tuvo que abandonarse el proyecto por falta de fondos. Un año más tarde, se retomarían las obras por el arquitecto Manuel Sallaberry.
En esta ocasión, veremos que la imagen que se venera en la iglesia, es un cuadro, al igual que sucede en la iglesia de la Paloma, o en las Carboneras. Pero dejemos estas otras iglesias para próximos artículos y centrémonos en el Santuario que hoy nos ocupa.

La fachada, como el interior del templo, es neo-gótico y en su primer cuerpo tiene tres arcos adintelados de entrada, rematadas con frontones triangulares y arcos apuntados descansando sobre columnas.

Portada de entrada al templo



En el tímpano, el relieve de la Virgen del Perpetuo Socorro, obra de Carrascosa y sobre esta, la estatua del fundador de los Misioneros Redentoristas, el obispo San Alfonso María de Ligorio.




Destaca un gran rosetón enmarcado por un arco ojival, que enmarca una vidriera con escenas de la Virgen




La fachada está enmarcada por dos torres y todo está construido con piedra roja y blanca. El edificio tiene forma de cruz latina con tres naves, rematada en sus extremos por dos rosetones, enmarcados en piedra blanca y ladrillo. El resto del edificio contiene grandes ventanales neogóticos que se distribuyen a lo largo de sus fachadas.




vista desde la calle Manuel Silvela, donde se encuentra la iglesia



otra vista desde la calle Luchana



En el interior del templo, hay poco que destacar, ya que está muy falta de imágenes y altares, pero hablemos de lo más interesante:




interior de la iglesia




Nada más entrar, en el lado del Evangelio, nos encontraremos con la talla del Santo Cristo del Perdón, obra del granadino Torres Rada. Realizado en madera policromada, fue un regalo de la familia Yanguas Mesía. Tengo que decir que la primera vez que vi esta talla, en el letrero que hay a los pies del Cristo, leí Cristo del Pardo, en vez del Perdón, por lo que todos estos años, siempre pensé que el Cristo del Pardo se veneraba en esta iglesia. Menos mal que en esta ocasión, se me ocurrió leerlo de nuevo.

dos imágenes del Santo Cristo del Perdón







En la Capilla a la derecha del presbiterio, una escultura de San Alfonso, de los Talleres Senent. A su lado, las esculturas de San Gerardo María Mayela y San Clemente María Hofbauer, obras de los Talleres de Arte Granda.





El retablo mide 17 metro de altura y está hecho en cedro rojo. El basamento del retablo y el de la mesa del altar, están elaborados con mármoles con incrustaciones de bronce, todo obra de Miguel Rosado y fue un regalo del Vizconde de Torre-Altamira, hijo de marqués de Casa Jiménez, quien también regaló el púlpito y las campanas. El retablo lo preside el Icono de la Virgen del Perpetuo Socorro.






preside el retablo, el Icono de la Virgen del Perpetuo Socorro, obra de Encarnación González




lápida con los datos del retablo



La Virgen del Perpetuo Socorro, es un Icono bizantino procedente de Creta y venerada en Roma en la iglesia de San Alfonso, fundador de los redentoristas. El Icono no se sabe bien de cuando data, posiblemente sea entre los siglos X y XI, aunque algunos le sitúan a principios del siglo XV.
En el Santuario que tratamos, hay una reproducción de la artista granadina, Encarnación González. El Icono está pintado sobre una lámina de hierro galvanizado de 126 x 24 cm. y el trono de ángeles que rodea el Icono en madera policromada, es obra de los Talleres Granda.





en un pequeño altar debajo del coro, otro Icono más moderno




De todos es sabido mi afición por la música clásica, así que lo siguiente en comentar, es sin duda, lo que más destaco de este templo. Así que vayamos ahora con algo que contiene el Santuario que a mí me tiene loco...


El órgano



El órgano fue construido en París en 1902 por la Casa Merklin y fue instalado en Madrid al año siguiente como donación del barón Montevillena, en el santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La pieza responde a la estética romántica francesa de finales del siglo XIX.
Se trata de uno de los órganos más interesantes de España, por su tamaño, sonoridad y la elegancia de su mueble. La calidad de construcción de su tubería confiere a este instrumento una categoría a la altura de los mejores órganos románticos de Europa. Entre sus cualidades destaca el haber sido concebido como un órgano destinado a concierto, al disponer de tres teclados manuales y un teclado de pedales.




Contribuye a su importancia el hecho de que conserve toda su tubería original. Su sonoridad se ve realzada, tanto en el plano puramente musical como en el plano estético por estar emplazado en el interior de un edificio neogótico. Desde su instalación, el órgano ha tenido, en sus más de cien años de vida, una gran actividad musical como instrumento litúrgico y de divulgación cultural, utilizándose para autos sacramentales y montajes escénicos.

La caja del órgano es un mueble de estilo neogótico tallado en madera de roble macizo. Musicalmente es un instrumento de grandes recursos técnicos. Entre sus características destaca la sonoridad de los juegos, unidos a la redondez de la trompetería francesa.





El órgano obtuvo el premio "Grand-Prix" en la Exposición Universal de París de 1900.




Algunos de los conciertos que se han dado con este órgano son: El Requiem de Mozart, El Mesías de Handel, La Pasión según San Juan de Bach, las siete últimas palabras de Cristo en la cruz de Haydn o la Misa en sol mayor de Schubert. Estos conciertos han hecho posible la recuperación del Santuario, como centro de música sacra, aprovechando las condiciones acústicas del templo.





Fuente de los datos del órgano: Gabinete de prensa. Vicepresidencia, Consejería de cultura y deporte de la Comunidad de Madrid


La Capilla adosada es obra de José María Ledesma y Alfredo Ramón Laca, y data de 1960, donde se aprovechó un patio interior. El estilo es neo-románico muy moderno, o como diría yo en estos casos, "mu dejao y estilo remordimiento". Las vidrieras, al igual que las del templo, son de la Casa Maumejean.
vidrieras de la Capilla anexa, son de la Casa Maumejean


rosetón en el crucero







vidrieras de la nave







Por cierto, en esta Capilla, es donde habitualmente dan las misas, porque siempre que he ido a fotografiar el edificio, la iglesia está en penumbra y las misas en la Capilla.


Capilla anexa que se construyó en un patio interior que separaba la iglesia de la residencia. En el centro del presbiterio, una vidriera que representa la coronación de María por la Santísima Trinidad, inspirada en el cuadro de Velázquez en el Museo del Prado